watch_dogs_2-3421092Cuando Ubisoft present al mundo Watch Dogs en aquella feria del E3 de 2012 consiguió dejar a todo el mundo con la boca abierta, mostrando un apartado gráfico que parecía estar una generación por delante, puede que incluso un par. La propia compañía más tarde reconocería que se equivocó, el evidente downgrade y las altísimas expectativas precipitaron la caída de un juego que prometía convertirse en otro éxito al nivel de Assassin’s Creed y que tuvo un descalabro tan grande que ya dudábamos de la posibilidad de secuela.

Pero finalmente la compañía francesa ha querido darle una segunda oportunidad a la IP, ha tomado buena nota de todos los errores y malas decisiones, se ha mudado a una nueva ciudad (de Chicago a la colorida San Francisco) y ha considerado que la diversión está por delante de todo lo demás, apostando esta vez por darle libertad al jugador para que pueda hackear casi cualquier cosa y las posibilidades de completar las misiones sean casi infinitas.

Nuevo protagonista, nueva ciudad

El borrón y cuenta nueva nos ofrece un nuevo protagonista y una nueva ciudad. San Francisco estará representada con la fidelidad a la que Ubisoft nos tiene acostumbrados, un mapa extenso – el doble que Chicago, la ciudad del primer Watch Dogs - en el que podremos visitar lugares icónicos de la ciudad como el famoso puente del Golden Gate, la torre Coit, la prisión de Alcatraz o la bahía, pero también salir de ella y visitar sus alrededores como Oakland o Silicon Valley. Se ha mejorado la distancia de dibujado y la ciudad presenta una mayor variedad de entornos y una paleta de colores más variada.

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También dejamos a Aiden – un personaje poco carismático – por Marcus Holloway, un amante del hip-hop con mucho flow y un aire hípster tan de moda. Todavía no sabemos lo bastante de él para saber si va a convertirse en protagonista carismático de los que son recordados, pero al menos parece tener bastante más personalidad que el pobre Aiden.

La historia seguirá girando alrededor de las corporaciones sin alma, una política opresora y un sistema operativo, el viejo conocido CtOS 2.0. Formaremos parte de la organización DedSec y con el tiempo y nuestras actuaciones iremos ganando notoriedad y haciendo que DedSec también sea más popular y más apoyos consiga.

Más gadgets para mayor libertad

El hecho de que baste con apuntar a un personaje y pulsar un botón para hackear su teléfono móvil y con otra pulsación crear una distracción o llamar a la policía habla muy bien de las intenciones de Ubisoft Montreal en lograr que el juego sea más dinámico y ofrezca más oportunidades.

El juego ya no se limita en poder hackear a solo unos pocos personajes, cualquiera puede ser víctima de nuestro software, y si a eso le sumamos el poder hacer lo mismo a todo aquel que se encuentre a varios metros a nuestro alrededor, activar un elevador o hacer que un coche arranque solo y termine en el fondo del mar mientras todos miran asustados y nosotros aprovechamos para colarnos sin ser vistos.

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El estudio de Montreal ha tomado la buena decisión de hacer que todos los elementos susceptibles de ser hackeados aparezcan resaltados. Además se han repartido los botones del mando para realizar acciones muy distintas que, si bien en un principio puede resultar engorrosa, con un poco de práctica hace que la acción se dinamice enormemente.

Marcus no estará solo, en un juego que apuesta tanto por la tecnología era evidente que los drones tenían que aparecer y este es su momento. Gracias a ellos podremos acceder a sitios inaccesibles a pesar de nuestras habilidades con el parkour o zonas fuertemente custodiadas. La visión de las cámaras nos permitirá controlarlas, marcar a los enemigos y así poder definir una táctica para colarnos. ¿Sigilo, manipulación, fuerza bruta? Podremos elegir la que queramos en cada momento.

En la demo pudimos ver un dron de vuelo que servía para saber quién estaba utilizando un relé de datos para vender una información robada al mejor postor. Una vez dentro del edificio y en una situación de múltiples enemigos nuestro aliado era un coche de RC. Además de marcar los drones podrán manipular el entorno para “limpiar” en parte la zona de obstáculos con armamento letal, pero como decimos podremos actuar como un John Mclein de turno y liarnos a tiros sin contemplaciones.

Mejor piratear en compañía

Watch Dogs 2 ofrece un interesante cooperativo muy bien integrado en el juego. Encontraremos jugadores cuyo contorno aparece marcado en morado, podremos hacernos amigos y completar misiones juntos.

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Los retos con varios jugadores son más sencillos y en muchas ocasiones gratificantes, y el abandonar el matchmaking para poder jugar con cualquier persona y en cualquier momento que queramos (o que necesitemos ayuda) parece un gran acierto.

A confirmar sensaciones

No falta mucho para el mes de noviembre, fecha en la que Watch Dogs 2 llegará a las tiendas, pero por suerte el título ya presenta un buen acabado a pesar de estar en fase alpha. Conociendo a Ubisoft y su forma de trabajar, confiamos que en estos meses se subsanarán los pequeños bugs que presenta ahora, y ojalá puedan trabajar en esa torpe conducción de la que aún no se ha librado tras la primera entrega, aunque es cierto que algo ha mejorado, y cruzamos los dedos para que tampoco tengamos problemas de framerate, otro telón de Aquiles para la compañía. Buena pinta por el momento.

Pero lo que nos dará una buena medida de lo que será esta secuela es si consigue no caer en la repetición de su antecesor. Las nuevas posibilidades de hackeo parecen apuntar en este sentido, pero es algo que tendremos que ver una vez el juego completo esté en nuestras manos.

Pero para eso habrá que esperar hasta el 15 de noviembre, un mes en el que el título de Ubisoft se encontrará una feroz competencia con nombres importantes como Dishonored 2, Gran Turismo Sport o Call of Duty: Infinite Warfare. Watch Dogs 2 llegará a PlayStation 4, Xbox One y PC.