Este análisis ha sido realizado con una copia facilitada por Plaion. Juego disponible en NINTENDO SWITCH, PC, PLAYSTATION 4, PLAYSTATION 5 (versión analizada), XBOX ONE y XBOX SERIES S/X.

Introducción

Hace un añito andaba yo rebuscando en la web, a ver qué suculentas novedades nos deparaba el mes de abril.

Entre los candidatos a ser analizado se coló Road 96, un juego del que debo confesar no tenía información, pero cuya estética y concepción me cautivaron nada más verlo.

Mi intuición no me falló y ya de cara a su análisis pude disfrutar de un título muy recomendable, con un ambiente intimista, un estilo gráfico genuino, un argumento interesante, una música genial y unas dinámicas que combinaban muy hábilmente elementos conversacionales, de exploración y minijuegos.

Por tanto no es de extrañar que un año después me haya apresurado a pedir Road 96: Mile 0 para desgranarlo. Veamos qué tal ha salido esta precuela del original.

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Zoe, aquella pelirroja

Quienes disfrutarais de Road 96 recordaréis la sensación de encarnar a todos esos jóvenes que marchaban hacia la frontera de Petria en busca de libertad. Y si no jugasteis os lo resumo: el país era un asco gobernado por un tirano.

La aventura nos ponía in media res, es decir ya con la mochila a la espalda y recorriendo el arduo trayecto hacia el norte, pero ¿cómo habían vivido hasta entonces aquellos chavales? ¿Cuáles eran sus circunstancias concretas antes de emprender la huida?

Road 96: Mile 0 nos plantea esta cuestión en el papel de Zoe: la pelirroja del primer juego que encontrábamos en el campamento de caravanas.

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Zoe es nada menos que la hija del Ministro del Petróleo y, como habréis adivinado, vive la mar de bien en White Sands: lo que vendría a ser una burbuja de bienestar y comodidades dentro de Petria.

Kaito, el amigo

Road 96: Mile 0 también nos presenta a Kaito, amigo de Zoe quien vive igualmente en White Sands, pero en la barriada de los obreros.

Aunque ya puede darse con un canto en los dientes, pues hay zonas del país mucho peores, lo cierto es que la diferencia entre los estilos de vida de ambos y el trato que reciben es palmaria.

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Kaito habita en un sótano con sus padres y a menudo tiene que acudir en su ayuda para desarrollar diversos trabajos. No es raro que se ausente de improviso cuando está reunido con Zoe.

La guarida

Road 96: Mile 0 parte de la guarida de ambos amigos, en medio de unas obras donde parecen estar construyendo una serie de edificios.

Allí Zoe y Kaito tienen su ambientillo, sus cosas, sus vistas y sus charlas. Escuchan música, pintan las paredes, se relajan y dejan volar su imaginación.

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La aventura empieza a cobrar forma cuando un buen día Zoe pilla a Kaito hablando con un hombre sospechoso: ¿qué le está ocultando? ¿No tendrá nada que ver con la Brigada Oscura?

En el Road 96 original se nos hablaba de esta organización y de un acto terrorista atribuido a la misma que tuvo lugar en 1986. Por tanto no es de extrañar que a Zoe le salten todas las alarmas, ya que ella se ha tragado de pe a pa la versión oficial.

El desarrollo

Puestas las piezas sobre la mesa, Road 96: Mile 0 tiene lugar a lo largo de diez episodios donde los amigos empiezan a friccionar por esta dicotomía entre la visión revolucionaria de Kaito y el punto de vista conservador de Zoe.

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Cierto es que, dependiendo de una serie de decisiones en forma de diálogos, podemos matizar hasta cierto punto la postura de ambos personajes. Digo matizar porque sin embargo sus tendencias está ahí indudablemente.

Aunque Road 96: Mile 0 nos recuerda a menudo que nuestras elecciones tendrán consecuencias, no logra ser tan imprevisible como su antecesor, donde realmente nos tragábamos que la aventura podía cambiar totalmente. Y ya se sabe que en esta clase de juegos se trata sobre todo de creérselo.

A vueltas con lo mismo

Salvando las distancias, Road 96: Mile 0 está aquejado del mismo mal que Life is Strange: True Colors y es que no sabe por dónde tirar para llenar espacio.

A lo largo de este viaje, que es más interior que físico, visitaremos apenas cuatro localizaciones. También veremos guiños a los personajes de la primera parte, muchas veces metidos con calzador.

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Como curiosidad, aparte de los minijuegos que vuelven para la ocasión, cada capítulo termina con una pintoresca escena donde Zoe, en patines, y Kaito, en monopatín, recorren unos trayectos oníricos mientras recogen gemas. Se trata realmente de un juego aparte con sus propias reglas.

¿Esto es una ventaja? En absoluto. Para mí demuestra que los desarrolladores no sabían muy bien cómo meter chicha al asunto.

De este modo, no es exagerado decir que durante nueve de los diez capítulos Road 96: Mile 0 va picando de aquí y de allá, sin saber muy bien cómo hilvanar la historia.

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Será justo al final, en el capítulo más largo de todos, cuando el trabajo de DigixArt recuerde al original, con la misma intensidad, las mismas decisiones controvertidas y la misma sensación intimista... Lástima que todo esto llegue tan tarde.

En una sola partida yo he completado el 100% de ambos personajes, cuando en Road 96 había siete y ni en broma lo veías todo de primeras. De hecho, pese a ser independiente y llegar un año después, creo que es más correcto acercarse a este título como si de un DLC se tratara.

Apartado técnico

Sobre el aspecto visual nada que reprochar al juego, con exactamente el mismo estilo y calidad que su predecesor. Esto es entornos bonitos, personajes tipo cartoon, bellas vistas, escenarios ricos en detalles, etc.

Contrastan las secuencias en patinete, que son bastante psicodélicas e intentan resumir los visto en cada capítulo desde una perspectiva distinta, más frenética y colorista. Aquí podría decirse que los gráficos no pegan tanto y se les ven más las costuras.

Con respecto al sonido ninguna sorpresa: música muy buena invariablemente. Voces en inglés con textos en castellano.

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Conclusión

Como Road 96: Mile 0, tengo la sensación de que este análisis está un poco inflado de contenido para ocupar más líneas de las que realmente necesita. Y es que básicamente nos encontramos con un juego mucho más simple que la primera parte.

Road 96: Mile 0 no sabe en qué dirección ir durante el 90% de su desarrollo, poniéndonos en situaciones y en entornos aislados cuyo hilo conductor no tiene la suficiente fuerza ni carga dramática.

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Hay una serie de coleccionables en forma de pegatinas, cintas de música y botes de spray, pero no bastan para que repetir este periplo tenga un particular interés.

Al final la cosa despega y de hecho dan ganas de empalmar con el juego original, pero eso no habla precisamente bien de esta precuela. Al contrario: nos recuerda lo que podría haber sido.

En definitiva Road 96: Mile 0 se puede obviar, salvo que seáis fans acérrimos del primero o bien os pirren las aventuras de este tipo.