Todas las personas que leéis esta página centrada en los videojuegos tenéis interés o relación con ellos de una forma o de otra, quizás haya quienes le dedican más tiempo de su vida o quienes simplemente le echan un rato de camino al trabajo o al colegio, o en casa, cuando disponen de tiempo libre, lo que está claro es que videojuegos y emociones, tienen una estrecha relación.

Pero a todos y a todas en mayor o menor medida nos influyen, los videojuegos te pueden hacer reír, pasar miedo, hacer llorar o sentir cosquilleos, además de ponerte la piel de gallina en más de una ocasión, y quien sabe, quizás lo vives tanto que te levantas de la silla en momentos cumbre, como quien ve un partido de fútbol de su equipo favorito o quien ha conseguido un logro personal que buscaba desde hace tiempo.

Y cuando hablo de emociones no solo me quedo en las más básicas, existe un abanico tan amplio que es difícil de catalogar a cada una en una sección determinada, no me pondré técnico en ningún sentido, aquí hemos venido a sentir y a explicar cómo este entretenimiento virtual nos ayuda en el día a día y nos hace experimentar sensaciones positivas y/o negativas.

Los inicios de un jugador/a

¿Cuál fue tu primer videojuego? Esta pregunta sale a la luz en muchas ocasiones puesto que las personas que dedicamos más tiempo a ello parece que debemos transmitir más sentido y significado para los demás cuando contestamos a esta pregunta, y muchas veces puede ser un “no lo sé, pero sí sé cuántos me han marcado”.

Una vez dicho esto te vienen a la memoria los primeros mandos que tuviste en tus manos o esos teclados grisáceos en donde cada pulsación de una tecla se oía hasta en la casa del vecino. Desde que tengo uso de razón he visto videojuegos y he tomado el control en muchos de ellos, lo cual hace pensar que es otro medio con el que has crecido, otro medio que te ha enseñado y qué cuesta explicar cuánto ha calado en muchas ocasiones.

Te invito a que compartas este artículo para tratar de explicar a otras personas que no entienden el medio o no quieren entenderlo, para que conozcan lo que puedes sentir con todo ello, para que se acerquen al significado que tú le das.

Toda historia tiene un comienzo, y quizás, lo bonito de esto es que cada disco de juego o cada descarga digital te hace comenzar de nuevo, te hace revivir otra historia. Lo sé, hay algunos que están cogiendo polvo en la estantería o en tu biblioteca de juegos porque lo pusiste y viste que no era para ti, pero puede que para otra persona lo sea.

En la variedad de los gustos radica la riqueza de este medio, podemos aprender de otras personas que están al otro lado de la pantalla.

El nudo en la garganta

¿Cuántas veces has dejado un videojuego y al tiempo has vuelto a darle una oportunidad? Mira de nuevo a la estantería y piensa si alguno merece una nueva partida, y como, en otras ocasiones, alguno que ya finalizaste puede que te haga vivir la historia de otra manera. No se vive igual un Final Fantasy o un Metal Gear Solid con 8 años, que con 30 años, la trama te sabe diferente, las sensaciones son parecidas, pero tú has crecido, y quizás veas el planteamiento de otra forma diferente.

Y es que el estado de madurez de la persona no solo influye en la forma de experimentar un videojuego, si no también, en cómo el jugador o jugadora se plantea la historia, ¿En verdad el malo es tan malo? ¿Las decisiones que tomé fueron las correctas? Tanto en Deus Ex, como en Mass Effect nos forzaban a decidir cuestiones que en otro contexto de nuestra vida no debíamos decidir.

¿Quién soy yo para juzgar a una persona que ha traicionado a su banda para salvar el pellejo? ¿Qué debo hacer con él? Aunque escasas, las opciones son concisas en aquellos títulos en los que debes tomar un camino u otro, y además no solo te afecta a ti, puede influir en las personas que te acompañan y/o en el transcurso de la historia.

Es maravilloso ver que no solo en estos videojuegos llenos de decisiones y nivel de karma cada historia hace que cada jugador o jugadora lo viva de una forma diferente, la vivencia del ser humano radica en los ojos que observan las tramas que ocurren delante nuestro, el carisma o bravuconería que muestran ciertos personajes que podemos amar o detestar, o en los sonidos de dolor cuando un personaje fallece… y es que el tema de la muerte en los videojuegos es otra cuestión aparte a tratar más adelante.

Me fascina la forma en que Ghost of Tsushima maneja la calma y la quietud de una vida contemplativa cuando hacemos una parada para componer un haiku, o nos pegamos un buen baño, al igual que con esas pausas que realizamos nosotros para pararnos y deleitarnos con el paisaje, para luego dar paso a la cacería y a las batallas más encarnizadas, nos quieren transmitir un sentimiento, una dualidad que impregna la experiencia de juego de una forma magnífica.

Hablamos de nudo en la garganta cuando una historia nos ha emocionado de verdad, una conversación o situación se ha quedado congelada en nuestra memoria porque toca un tema que te interesa o que te da de lleno porque has vivido algo parecido, y si no es así, al menos te deja un sabor de boca dulce o amargo dependiendo de cómo se haya resuelto ese diálogo, esa acción o ese momento. La magia de lo que ocurre no solo está en los unos y ceros, además influye en nuestro ser interior, en nuestra forma de ver su realidad.

Viviendo desenlaces

Toda historia tiene un inicio, un nudo y un desenlace, vas conociendo personajes más o menos carismáticos, más o menos inteligentes, más alegres o más taciturnos, algunos con intenciones ocultas que muestran en escenas aparte, o que no te hueles hasta cierto punto de la historia, varios de ellos no solo te acompañan durante la partida, fuera de ella también te hacen pensar y te han enseñado lecciones, buenas o malas, duras o anecdóticas, pero un buen personaje es aquel que transciende fuera de la pantalla.

En The Last of Us, Joel tiene que tomar algunas decisiones de las que no eres participe, puesto que no se pueden elegir, pero ahí estas, acompañándole en muchos momentos impasible pero activo para que se resuelva todo de la mejor manera posible, quizás no compartes su mirada, pero te hace pensar en todo lo que podría haber sido diferente, o en todo lo que podrías haber podido aportar.

Algo parecido ocurre con Arthur Morgan en Red Dead Redemption 2, aunque se nos otorga la capacidad de tomar algunas decisiones, en ocasiones somos meros espectadores de lo que está ocurriendo, transformando la escena en otra cosa, en una especie de película donde el mando no tiene sentido y queremos actuar, pero no se puede, desafiando nuestra tolerancia a la frustración.

Te llenas de la libertad de alguno de estos personajes, ¿Quién no ha querido balancearse por la ciudad de Nueva York como Spider-Man? ¿Aunque en Journey no pueda hablar, por qué me relaja ir acompañado? Que levante la mano quien no ha alucinado en el primer Halo al mirar a su alrededor. No es sino a través de medios como el cine, el arte o la literatura que podemos hacer volar nuestra imaginación o sentir libertad, con la diferencia que en los videojuegos tienes el control, se te permite una dirección, una meta quizás, tú eliges como llegar, tú manejas las acciones.

En Dark Souls aprendimos que caer es parte del camino, que levantarse es otro tramo del proceso y que, si no te alzas, si no levantas los ánimos, tu personaje no lo hará, no tiene la capacidad de reflexión que tú tienes, aquí se aplica perfectamente la frase de Alfred en Batman Begins “¿Por qué nos caemos señor Wayne?, para aprender a levantarnos”, y así nos han demostrado en tantos otros títulos que, si te caes, álzate y aprende, aprende en qué has fallado, pide ayuda si lo necesitas, pero si llegas a la conclusión por tu cuenta, sumas más aprendizaje, más valor a tus acciones y marchas con algo nuevo aprendido.

En ocasiones la mejor vía es pararse en seco y pensar, mejorar tu autocontrol y comprender tu entorno, tus recursos y tu habilidad, esto último es el componente de la ecuación que puedes mejorar.

Cuando hablo de desenlaces, lo aplico cuando marcha un personaje a mitad de historia, cuando pierdo algo dentro del videojuego o cuando termina, al finalizar un título en ocasiones sientes tal vacío que cuesta pensar si habrá algo mejor, hemos pasado horas con estos seres virtuales a los que les han ocurrido cosas, han vivido situaciones, has podido hasta llorar con ellos, y ¿Ahora qué?

Pues ahora guárdalos dentro de ti, sigue adelante y piensa en cómo esto que parece un simple “hobby” te ha ayudado a enfrentarte a miedos, a asumir responsabilidades y a cómo pueden traducirse en una herramienta de pedagogía tan potente que enseñar no es solamente observar, sino participar en tu propio aprendizaje.

Siento, luego existen

¿Con cuántos personajes has crecido? Hace poco comentábamos en otro artículo como hemos visto tanto la evolución de Nathan Drake como la de Kratos en sus respectivas entregas, como hemos sentido la chulería de nuestro busca tesoros favorito o hemos sentido la pura venganza de Kratos y en su última entrega ya tiene un hijo… Como se pueden reinterpretar los inicios de Lara Croft y detectar en un título tan concentrado como Horizon Zero Dawn vemos la evolución de Aloy como persona y personaje.

Las cosas se funden y somos quienes discernimos entre la ficción y realidad, pero voto por decir “Siento, luego existen” no en un sentido físico, sino en uno metafórico que nos ha hecho encontrar una nueva forma de entender una realidad que nos plantean. Los videojuegos nos hacen viajar, nos hacen enfrentar desafíos como los Locust en Gears of War, y te aseguro que Marcus Fénix no es el mismo en la primera entrega que en las siguientes, y es algo que se ve.

También los videojuegos suponen retos mentales, no hay más que empezar The Witness o acompañamos al célebre Profesor Layton mientras nos estrujamos el cerebro, y quien no ha querido abrazar alguna vez a Mario cuando hemos terminado alguna pantalla después de quince intentos, a todo esto me refiero, si tu mente esta activa, y tus emociones también, para ti, existen.

Podría divagar algunas líneas más sobre lo que suponen los videojuegos para personas que lo conocen, y para quien no los conocen también, pues siempre hay apertura para que venga más gente nueva, la puerta está abierta, solo debes decidir si coger el pomo o no. Con la nueva generación de consolas se abre una puerta nueva, con las nuevas tarjetas gráficas y procesadores podemos reformar la casa de nuestra torre del PC, por ello, ¿Estas preparado o preparada para seguir sintiendo?

No dudéis en comentar por aquí o por nuestras redes sociales cuáles son los títulos que más os han hecho sentir y experimentar emociones, y no descarto un nuevo artículo de esta índole para seguir profundizando en las emociones en los videojuegos, seguiremos informando. ¡A disfrutar, juegues donde juegues!