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Cuando los chicos de Hello Games llamaron a la puerta de Sony y hablaron de su idea, No Man’s Sky, un juego de exploración y aventura en un universo casi infinito, millones y millones de planetas distintos generados de forma procedural en los que podríamos aterrizar, descubrir sus criaturas, extraer sus minerales y un sinfín de cosas más, imagino que los directivos verían el potencial de la idea desde el punto de vista del marketing. Les estaban ofreciendo una idea que casi se vendía sola, tan atractiva que era un pecado dejarla pasar. Y no lo hicieron.

Y así, No Man’s Sky se presentó como estrella de los juegos indies en el E3 de 2014, exclusivo de PlayStation 4 en consolas, un juego que, tal y como se esperaba, llamó mucho la atención entre el público y la prensa, incluso medios generalistas dedicaron espacio en sus informativos para hablar de él. Cuatrocientos trillones de planetas. La noticia, claro, también se vendía sola.

Así pues Sony aumentó la apuesta y otorgó al juego del pequeño estudio de Hello Games la vitola de estrella, un gran poder que conllevaba, como siempre, una gran responsabilidad. Millones de dólares invertidos en publicidad, medios de todo el mundo hablando maravillas de un juego que además visualmente entraba por los ojos, cargado de mundos coloridos. Era tal su brillo, que muchos nos cegamos y no supimos ver más allá.

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El juego tuvo varios retrasos, y eso me dio motivos de esperanza pensando que la propia Sony había “metido mano” y había ayudado al estudio a enriquecer la propuesta jugable de No Man’s Sky, y es que el título parecía demasiado simple en sus mecánicas. “Tiene que haber mucho más que todavía no nos han contado”, me repetía.

Y llegó el lanzamiento, después del bombardeo de promociones de otras webs, el juego del verano, ¡el juego del año! Muchas alabanzas y pocas críticas a los 60 euros que costaba, un precio poco habitual para un indie. Y llegaron las notas de la prensa. Discretas, pero no malas del todo, mucho notable, algún sobresaliente. Al carajo la experiencia jugable, eso no pesa en la nota según criterio de muchos.

Y los primeros días la gente que se había comprado el juego con gran ilusión compartía sus descubrimientos por redes sociales, podías ir donde quisieras, el universo era casi infinito, ¡he descubierto un nuevo planeta! Le llamaré como mi nombre en Twitter y alguien aterrizará en él algún día. ¡Anda! ¡Un planeta llamado Namek! Voy a visitarlo a ver qué tiene…

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Y pasada esa sorpresa inicial, nada, el vacío. La pobre oferta jugable hacía que la gente se cansase muy rápido de explorar planetas casi idénticos salvo el color y poco más. La interacción con otros jugadores era casi nula – tanto fue así que las opciones online se terminaron tapando con una poco disimulada pegatina -, uno no encontraba motivación para seguir comerciando, para mejorar su nave. La caída del 90% de usuarios en la primera semana en Steam decía mucho de lo que significaba el juego. Carne de estantería y polvo, y de segunda mano.

Desde que salió el juego no han dejado de publicarse noticias negativas. Un desastre de versión en PC pésimamente optimizada que ha hecho que gran cantidad de usuarios hayan solicitado la devolución del dinero. Los esfuerzos de Hello Game por lanzar parches e ir añadiendo mejoras han sido encomiables, pero un parche nunca puede arreglar un problema de base. El daño ya está hecho.

¿De quién es la culpa? Para mí Sony se ha hecho un flaco favor con dos decisiones que no han favorecido su imagen, por un lado apoyar (o quién sabe si imponer) el precio de 60 euros a un juego que debería haber costado 15-20 euros como máximo, por otro lado darle tantísima publicidad elevando el hype a cotas altísimas cuando lo que ofrecía el juego era mucho más simple. Tal vez si la mitad de dinero dedicado a marketing hubiese sido empleado en programadores de apoyo para un estudio de apenas 15 personas, el resultado hubiese sido otro.

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Y también culpa la tienen esos grandes medios que se han dedicado a repetir machaconamente las virtudes del juego obviando sus limitaciones. A nadie a estas alturas le debería sorprender algo así cuando una compañía grande – en este caso Sony – pone tanto dinero en publicidad en estas grandes webs, pero creo que se debería mirar un poco más por el interés del usuario y menos por sus bolsillos y su posición. En el mundo del videojuego hay Ferraris con el chasis de un Fiat y también Fiat con el chasis de un Ferrari, estos segundos son, obviamente, mucho más fáciles de vender, y creo que es labor de la prensa, de los que nos hacemos llamar “expertos”, detectar qué es un Fiat y qué un Ferrari y hacérselo saber al lector, para que sepa lo que va a comprar.

Para eso están los análisis, cierto, pero debería haber cierto espíritu crítico antes de que el juego salga a la venta y mucha gente ya haya pasado por caja. Uno no puede sentenciar a un título hasta que no esté acabado al 100%, pero sí puede intuir lo que terminará ofreciendo el juego y, al menos, advertir al usuario de lo que le puede llegar.

¿El usuario no tiene culpa? Pues también, porque a la hora de comprarse un juego uno debería olvidarse de los anuncios y los flashes y valorar lo que le va a ofrecer realmente, no dejarse deslumbrar por el envoltorio. Hello Games nunca dijo que en cada planeta encontraríamos cuevas con laberintos y puzles elaborados, ni que contaría con un sistema de combate con coberturas y gran variedad de armas, con unos enemigos inteligentes que nos pusieran las cosas difíciles. Si alguien pensó que tendría todo eso, esa persona es la máxima responsable de su decepción.

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Siempre he visto No Man’s Sky como un juego sencillo, una experiencia contemplativa, relajada, una propuesta original con muy poco recorrido, algo que probar durante unos días para luego devolverlo, un medio camino entre el juego y la demo técnica. Mis expectativas eran esas y el resultado final no me ha decepcionado.

Aquellos que esperaban otra cosa han sido una víctima más del hype, de la maquinaria de los señores de traje y corbata que encontraron potencial en una buena idea y la pusieron en un altar. Esos mismos señores que no están pensando ahora en los miles de usuarios furiosos en los foros, reclamando devoluciones en Steam o en la PS Store, sino en donde aparcar su Ferrari (motor y chasis, el pack completo), y posiblemente pensando en cuál será su siguiente anzuelo.

En el océano del hype siempre, siempre, hay alguien que pica.

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