Uno de los primeros juegos que aparecieron para la PlayStation 4 fue The Order: 1886. Se anunció como un portento gráfico, listón que sobrepasó con creces, pero sin embargo fue puntuado muy bajo por la crítica debido a una duración limitada, unas mecánicas que no aportaban novedades y una trama previsible con un final precipitado. Por entonces aún me resistía a comprar la PS4 (algo que conseguiría inexorablemente el lanzamiento de Bloodborne), pero siempre me picó la curiosidad este juego, puesto que la ambientación me parecía en sí misma muy original.

Años más tarde, desde Ready at Dawn dijeron que estarían encantados de crear una secuela para The Order: 1886, ya que la historia daba para ello. Volvió mi gusanillo por el juego, que tenía en mi lista de pendientes, pero por alguna extraña razón se resistía a bajar de precio. “Qué raro” -pensaba-, “si se supone que fue un fracaso”.

Por fin, hace poco, antes del verano, encontré una buena oferta y decidí comprar el juego en la lengua de Shakespeare, de lo cual posteriormente me he alegrado muchísimo tras ver algunos vídeos de Youtube en castellano y comprobar con espanto como el protagonista, Galahad, un tío curtido que rondará los 50 años, tiene voz de jovenzuelo. Lo de los juegos a un precio rebajado es una forma genial de dar una oportunidad a esos títulos que merecen la pena, pero tal vez ofrecen poco para lo que cuestan de salida.

El caso es que no ha sido hasta hace unos pocos días que me he puesto con el juego y lo he terminado de cabo a rabo, trofeo de platino incluido (que en este caso es relativamente sencillo). Y la verdad, he pensado que tenía que escribir un artículo para Sonyers, uno de opinión sobre las puntuaciones que reciben algunos videojuegos.

The Order: 1886 no es que fuera puntuado algo bajo, es que en Metacritic puede verse cómo en su día obtuvo abundantes 4, un par de 3 e incluso un 2 sobre 10. Cada uno tiene su propio criterio, faltaría más, pero... ¿me lo están diciendo en serio? El juego puede no ser una obra maestra, ni siquiera sobresaliente, pero si estás leyendo esto, querido lector, y crees que es un truño, creemé que no es el caso ni mucho menos, y que su media de 63 en Metacritic, para quien escribe estas líneas, no le hace justicia.

Es cierto que el juego, una vez terminado, no ofrece absolutamente nada más, y es verdad que ya hemos visto sus mecánicas muchas veces antes, pero tanto la calidad audiovisual como la historia están a gran altura, y esto me hace pensar en la responsabilidad de quienes puntuamos juegos. Me atrevería a decir, incluso, que The Order: 1886 tiene el mejor motion blur que he visto, superando incluso al de Uncharted 4 (aparecido años después), por lo que da la sensación de ir a unos convincentes 60 fps que en realidad no alcanza.

Creo que muchos de los que analizamos, que no todos, somos ya jugadores veteranos, que recordamos un glorioso pasado de vicios con nostalgia... puede que demasiada. He visto a jugadores jóvenes clamar al cielo cuando lo que a ellos les parecía una porquería, a varios reviewers les resultaba la octava maravilla, todo porque el juego de turno volvía a los píxeles de los 80, o porque les recordaba a esa época. Títulos a los que cascan 9 sin pensárselo dos veces, mientras luego ponen 4 a otros como el que nos ocupa, con un trabajazo y una calidad detrás impresionantes. Y ojo, que yo no me considero ni mucho menos un graphic whore o fanático de los gráficos, pero sí se apreciar la sencilla y pura belleza. Y además, ¡me he quedado con ganas de saber cómo sigue la historia!

Esto me ha hecho pensar, enseguida, en aquel Rise: Son of Rome para Xbox One, cuyo tráiler era verdaderamente impresionante, aunque luego también fue vapuleado por la crítica. ¿Habrá corrido la misma suerte que The Order: 1886? ¿Será un juego mejor de lo que muchos piensan? Vete a saber.

El caso es que todos los aficionados debemos ser cautos a la hora de valorar un videojuego por las notas que le ponen. Un análisis consiste realmente en compartir unos criterios que inevitablemente entran, al menos en parte, en el terreno de lo subjetivo. Yo me he tenido que rendir ante juegos aparentemente mediocres y, al contrario, he llegado a dejar aparcadas supuestas maravillas. Mejor no me pongo a hablar de los títulos anuales, de esos que explotan un filón y de pronto parecen intocables. ¿Pero veis? Esto no deja de ser una opinión personal.

Las puntuaciones importan especialmente poco en el caso de los videojuegos con un fuerte componente fan service. Si te gustan los Caballeros del Zodiaco, Bola de Dragón, el Puño de la Estrella del Norte, etc., ¿qué más dan las notas? Con tal de ver a nuestros héroes preferidos ya nos damos por satisfechos, aunque luego el juego no sea realmente gran cosa. A mí me sucedió esto con el último Splatterhouse de PlayStation 3, con una puntuación media de 6, que cometí el error de ignorar precisamente por la nota hasta que un buen amigo me dijo que me iba a gustar. ¡Y vaya si lo hizo! Bendito sea mi amigo, aún recuerdo cómo me fascinó el original en los arcades, y éste no me decepcionó en absoluto. De hecho me encantó el aire slasher que quisieron darle, incluso con ese puntillo erótico.

Luego es muy típico saber de antemano que un juego del que no se ha hablado mucho va a ser relegado a la previsible nota neutra de en torno al 7, cuando otras veces los propios reviewers se ven influidos por el entorno y no se atreven a puntuar así videojuegos que, por sus circunstancias o antecedentes, todo el mundo espera como agua de mayo. Yo voy a mojarme y nombrar uno de éstos: Metal Gear Solid V. Así es amigos, es una opinión personal por supuesto, pero este juego no le llega ni a la suela del zapato a otros grandes de la saga como la primera o la tercera parte, y definitivamente está por debajo de las otras. Sin embargo, ¿cómo iban a criticar el que se sabía sería el último Metal Gear Solid del padre de la saga, Kojima-san? Y así fueron las cosas, hasta el punto de que un servidor pensaba, por las notas de la crítica, que este título debía ser una auténtica maravilla para después darse cuenta de que, en primer lugar, es a todas luces un juego incompleto y acabado deprisa y corriendo, y en segundo lugar un Metal Gear Solid sólo por el nombre, con una historia extremadamente banal, aunque hay que reconocer las virtudes de sus mecánicas jugables. Un solo capítulo me recordó la esencia de la saga, y quienes hayáis jugado al juego sabréis a cuál me refiero.

En definitiva, nunca puede llover a gusto de todos, eso está claro. Pero pensemos que si algunos medios no puntúan, sin duda es por esto que digo. Sin embargo, debo confesar que yo sí soy partidario de las notas. Nos encantan, es algo muy característico de este mundillo. Simplemente creo que no hay que olvidar todo el texto que viene antes (o después). Estoy seguro de que casi todos nos hemos llevado chascos o alegrías por fiarnos sólo de las notas, y quiero pensar que un buen texto puede aclarar mucho más si el juego de turno se adapta a nuestros gustos particulares.