Aún recuerdo aquel 1996 y la compra de lo que sería mi primera videoconsola. Tras un largo periodo de tiempo de llantos y de lamentos hacia a mi padre, la compra de la consola que había descubierto gracias a  uno de mis primos finalmente llegó. Sega Saturn aterrizó en el salón de mi casa para disfrute de todos.

Recuerdo que en la compra se incluía el Tomb Raider original, juego que me tuvo aislado del mundo durante un largo periodo de tiempo, y con el que me llevé varios comentarios por parte de mi madre relacionados con la ceguera. Pero no fue hasta el descubrimiento de Sonic cuando mi corazón realmente se enamoró del medio. Ese erizo azul lo tenía todo, era rápido, divertido, tenía un aire chulesco y el apartado visual era simplemente maravilloso. Sega había creado una mascota para su consola que reflejaba la marca allá a donde iba. Si veías al erizo, veías a Sega.

Este sentimiento de tener una mascota ligada a un producto también lo tuve con la primera PlayStation. En 1998 asistí a una feria donde vi por primera vez Crash Bandicoot corriendo en una consola de Sony. Con su avance en profundidad usando las tres dimensiones y ese toque macarra, fue inmediatamente a mi lista de regalos para navidad.

Durante el periodo de vida de la primera PlayStation, Crash tuvo un papel similar al de Sonic con Sega. Todo el mundo sabía que si hablabas de Crash, hablabas de PlayStation, aunque en este caso fue más una mascota extraoficial por parte de los jugadores, pero lo importante es que reflejaba la marca. El problema llegó cuando Naughty Dog dejó la franquicia tras cuatro entregas, tres principales y un Spin-off de conducción arcade que hacía frente al mismísimo Mario Kart de Nintendo.

Tras la desvinculación del estudio, los derechos de Crash Bandicoot pasaron totalmente a manos de Universal, publicando más tarde nuevas entregas mediante diferentes compañías, dejando la exclusividad con Sony y convirtiendo la saga en videojuegos multiplataforma. Vaya, nos quedamos sin la imagen de Crash. Aquí está el punto de inflexión y el paso de las diferentes mascotas o iconos por la marca PlayStation, pero ¿realmente tienen tanto peso o reconocimiento como el que tuvo Crash?

Hace unos meses un compañero de redacción (DAFF-MEN) creó un artículo donde hablaba de las diferentes mascotas o iconos que habían pasado por Sony y, sinceramente, por muy buenos que me parezcan estos videojuegos, no puedo parar de preguntarme si realmente alguno de sus personajes, que me parecen muy carismáticos, tiene la etiqueta de mascota.

Si miramos otras compañías, ya sea Nintendo o Sega, creo que la imagen de lo que se merece una mascota está mucho más pulida y sobre todo, cuidada. Y si, todos sabemos que la saga de Sonic, por ejemplo, no pasa por su mejor momento, pero oye, si publican un nuevo juego sabrías decirme quien es el dueño de ese erizo sin dificultad. Sabes a quien quejarte o a quien felicitar por ese producto, porque independientemente de si el juego es bueno o malo, la mascota sigue funcionando como tal.

Sony ha traído estos últimos años sagas muy buenas y memorables tanto a sus plataformas de sobremesa como al sector portátil, pero sinceramente, noto que les falta algo... Durante el periodo de PS3 un gran reclamo hacia la consola (incluso en 2016 funcionó como tal con PS4) fue la saga Uncharted. Pasaba lo que explicaba antes al principio, si veías a Nathan Drake, veías PlayStation. Lo malo de este caso es que es un tanto difícil asociar como mascota a un tío que empuña un arma y con una etiqueta de PEGI16 en la frente. Hace unos meses se habló la posibilidad de que Aloy, protagonista del reciente Horizon Zero Dawn, sería un nuevo icono de PlayStation pero realmente no me haría especial ilusión que cuando piense en la marca lo primero que me venga a la mente sea violencia, aunque no sea real.

Desde mi punto de vista, Sony debe restablecerse en este ámbito de volver a crear esa magia en el consumidor, esa ilusión de ver ese icono representativo de la plataforma que inspiraba diversión, porque parece que a no ser que seas desarrollador indie (con otro tipo de ideas no marcadas por el mercado), hoy se apuesta en el sector exclusivamente por juegos oscuros, con escalas de grises, sangre, armas y destrucción. Y ojo, no digo que sean malos juegos, pero creo que se necesita volver a traer un poco de luz a través del color, volver a traer otro punto de vista más amigable o al menos para todos los públicos.  No hay más que ver el regreso de la trilogía de Crash  por parte de Vicarius Visions. La respuesta en las redes sociales por el regreso de Crash en la nueva N'Sane Trilogy es abrumadoramente positivo. Estamos hablando de un remake, ni siquiera es una nueva entrega con carácter del original, y la gente tiene incluso acaloradas discusiones por la exclusividad o la salida del título en todas las plataformas.

Tal vez sea que me estoy haciendo viejo y que el factor nostalgia me trae muy buenos recuerdos. Tal vez ya no se necesite la imagen de la mascota como tal. Quizás el factor icono o el éxito de una franquicia ya hacen su trabajo de sustituir a esa imagen de mascota que se necesitaba hace años para destacar en el mercado. Será que el mercado evoluciona rápido y yo no voy a su ritmo, atrapado en los recuerdos con los que comencé este artículo.