Os confieso que soy un gran seguidor de la saga Assassin’s Creed, un juego que me conquistó desde su primera entrega - a pesar de lo limitada que era a nivel jugable, menuda maravilla aquello de poder escalar cualquier cosa y recorrer Jerusalen - y que las siguientes dos entregas terminaron de engancharme a una saga que ya no he abandonado a pesar de sus altibajos (ejem… Connor). Y confieso que como fan, escuchar que en 2016 no habría entrega de Assassin’s Creed para darle descanso a la saga y preparar mejor el siguiente juego me produjo mucha más alegría que tristeza. Lo necesitaba.

Y si ese año “sabático” le ha servido a Ubisoft para darle un buen remozado al juego, para cambiar por fin el sistema de combate por algo menos arcaico, dar un paso adelante en el aspecto gráfico y poder lanzar un juego más grande, más ambicioso y mejor acabado, eso que ganamos todos, aunque también le haya dado tiempo a lanzar una película que… bueno, con algo de terapia creo que la tengo casi olvidada.

Pero vayamos al lío. El estudio francés asistió a la Gamescom con todo su potente catálogo de lanzamientos y por supuesto Assassin’s Creed Origins estaba entre ellos, tanto en la zona de prensa donde pudimos probarlo con tranquilidad, como en la zona de público, que registró colas de esperas interminables. Todos querían descubrir el nuevo Assassin, todos querían viajar a Egipto, escalar una pirámide y descubrir los secretos que guarda en su interior. ¿Vosotros también? Entonces seguir leyendo.

Bayek, rompedor de cadenas

Durante una hora pudimos recorrer libremente el extenso mapeado, un mapa que en casi su totalidad estaba oculto (por descubrir) pero que se adivina enorme, uno de los más grandes de la saga según sus creadores. En ese sentido el juego no estaba limitado en absoluto, podíamos llamar a nuestro caballo y recorrer el mapa hasta donde nos diera el tiempo, o dedicarnos a cumplir las diferentes misiones que poblaban un área descubierta del mapa y salpicada por un buen número de iconos, algo habitual en la saga. Por suerte pudimos ser muy hábiles con las misiones y tuvimos tiempo para la exploración.

Lo primero que llama la atención de Origins es el profundo cambio que tienen sus controles. Olvidaros de la forma habitual de correr y de los combates con un único botón, ahora existen más posibilidades de enfrentarse cuerpo a cuerpo con enemigos, golpes débiles y fuertes, con distinta cadencia según el arma - para las pesadas hay que pensarse mucho golpear duro por el tiempo que estaremos expuestos hasta recuperar la posición - con especial atención al uso del escudo para protegernos de flechas, lanzas y mandobles. El combate sin duda es el cambio jugable más significativo, tanto que en varias ocasiones quisimos olvidarnos del sigilo y liarnos a golpes - siempre y cuando no haya demasiados enemigos, claro - y lo cierto es que, sin ser perfecto, sí se acerca a una experiencia de combate múltiple satisfactoria como las que podamos obtener en juegos como La Tierra Media: Sombras de Mordor o cualquiera de los Batman Arkham.

Los enemigos atacarán a la vez aunque con cierto orden (no esperéis tampoco que vayan todos a lo loco, dos, tal vez tres al mismo tiempo) y tendremos que ser hábiles con el escudo, las esquivas y el uso de todo el armamento para poder salir vivos, ya que de nuevo enfrentarse a demasiados enemigos no es una buena idea y la agresividad e inteligencia de estos está muy mejorada respecto a entregas anteriores (tampoco era algo difícil de conseguir). El combate es muy ágil y nos veremos rápido ejecutando combos, deteniendo con el escudo un espadazo mortal y derribando a un enemigo que viene de lejos tirándole una lanza. Muy satisfactorio.

Cada enemigo tendrá un nivel asociado, lógicamente aquellos con un nivel muy inferior serán fáciles de derribar, pero los de nivel superior habrá que pensárselo mucho para atacarles. El juego premia constantemente al jugador al completar misiones o descubrir secretos con objetos y experiencia con la que ir mejorando a nuestro héroe, con un árbol de habilidades y una cantidad de objetos superior a lo habitual, y que además cobrará más importancia, ya que como decimos Bayek no tendrá tanta superioridad en la lucha como en títulos anteriores ni podemos encadenar muertes apretando un solo botón de forma mecánica.

Pero el combate no es la única novedad. La presencia de animales ha cobrado importancia, aunque en la demo apenas pudimos ver caballos, gatos e hipopótamos, también podremos montar a camellos, luchar contra cocodrilos en el agua o enfrentarnos a poderosos felinos. Probamos a bucear, a navegar y por supuesto usamos a nuestra fiel águila para estudiar la situación y localizar nuestros objetivos, otro de los notables añadidos que recuerda mucho al dron de Ghost Recon: Wildlands. Particularmente el águila no me ha terminado de convencer si sustituye a la fórmula anterior, en la que el protagonista se situaba en un punto elevado y el juego le iba señalando las distintas posibilidades de infiltración, algo que vimos por ejemplo en Assassin’s Creed: Syndicate. Es cierto que el águila ofrece libertad para descubrir por nuestra cuenta las posibilidades, pero no dar la opción de guiar al jugador creo que hará que pierda alternativas interesantes.

Respecto a las misiones tuvimos que enfrentarnos a varias, en la primera tenemos que investigar en envenenamiento de un animal sagrado para los egipcios, una misión que mezcla el sigilo, la investigación y el combate. Más adelante se repetía un formato de misión que ya habíamos visto antes, un niño ladrón, le perseguimos y al cogerle nos cuenta que tienen secuestrado a un miembro de su familia y que un hombre malo le obliga a actuar así. La temática de la esclavitud y del fuerte aprovechándose del débil es normal en esa época, pero espero que Ubisoft sea capaz de ofrecer cierta variedad y no todo gire en la figura de Bayek como liberador de esclavos (sin dragones incorporados).

También pudimos encontrar otra misión en la que un hombre nos pedía ayuda porque habían secuestrado a su mujer y su hija y habían aparecido pertenencias suyas en un incendio de un barco. Ahí tocaba usar la investigación, examinar los puntos de interés y hablar con los testigos para descubrir el paradero (o destino) de la familia.

Pero sin duda lo que más disfruté fue cuando cogí mi caballo y cabalgué por las arenas del desierto rumbo a las pirámides, cuando pude escalarlas, descubrir su abertura, colarme, encontrar el pasadizo secreto y superar sus desafíos para encontrar el tesoro. Era una pirámide pequeña y los puzles nada complejos (arrastrar cajas y hacer contrapesos principalmente) pero la satisfacción del descubrimiento fue total. También tuve tiempo de subir a un par de atalayas y darme cuenta que Bayek es muy ágil con la escalada y que Ubisoft solucionará el problema de los edificios altos con imaginación.

Egipto luce como nunca

La versión que probamos en la Gamescom corría en una Xbox One X, con resolución 4K y unos gráficos brillantes, definidos y muy vistosos. Desconozco cómo correrá el juego en PS4 y PS4 Pro, pero espero que el estudio francés (y todos sus estudios repartidos por todo el mundo en ese gran equipo multicultural que tienen) haga un buen trabajo con todas las versiones.

Se nota el trabajo y la mejora gráfica, se nota una mejor calidad en las texturas y la resolución, algunas animaciones mejoradas, algo más de calidad en ciertos rostros y una mayor distancia de dibujado. Es cierto que hay juegos que gráficamente siguen por encima, Horizon Zero Dawn o Rise of the Tomb Raider por ejemplo los veo muy superiores, pero no le quiero restar mérito al trabajo de Ubisoft con el juego, y estos dos años de desarrollo se notan.

Como punto negativo durante varios puntos de la partida noté ciertas caídas de framerate, y es algo que me sorprendió, pues entendía que al correr en Xbox One X la cosa iría totalmente fluida, pero al tratarse de un juego en desarrollo no podemos hacer saltar las alarmas todavía. La iluminación es una delicia, hemos pasado de un Londres oscuro y grisáceo a la intensa luz del desierto, donde el sol parece que quema de lo brillante que se ve todo, donde el oro reluce en las ropas de los gobernantes y los colores se remarcan en un paraje predominado por el amarillo de la arena.

Conclusiones

He disfrutado mucho en mi primera toma de contacto con Assassin’s Creed Origins. Un sistema de combate mejorado, un mapa enorme, un protagonista ágil y poderoso y varias novedades jugables que parecen acertadas en su mayoría.

También ayuda que sea fan de la saga y que me encante la ambientación de Egipto (una de las más demandadas por la comunidad). Espero tumbas más elaboradas, misiones más grandilocuentes y variadas y un guión que nos haga querer tanto a Bayek como en su día quisimos a Ezio Auditore. ¿Será posible?

Para saberlo tocará esperar hasta el 27 de octubre de 2017, pero las sensaciones no pueden ser más positivas. El juego llegará a PC, Xbox One y PlayStation 4 con mejoras en Xbox One X y PS4 Pro.