Se ha cumplido ya mas de un año desde el intento de compra por parte de Microsoft de Activision|Blizzard. La operación rondaría la megalodónica cifra de 68.700 millones de dólares. No obstante, ya somos conocedores de cómo están aconteciendo los hechos por desgracia para la empresa estadounidense. A lo que se le ha sumado el sorpresivo beneficiado de la guerra Sony-Microsoft

La congelación de la compra por parte del FTC, la comisión de la UE y recientemente Reino Unido ha provocado que Microsoft tenga que aflojar los tornillos y hacer ciertas concesiones. Entre estas encontramos unas que beneficiarán con creces a Nintendo, el gran beneficiado de la guerra Sony-Microsoft.

¿Por qué Nintendo?

Mientras que a Sony todo le parece oscuro, a Nintendo se le puede haber abierto una potente alternativa que la permita expandirse. ¿A que nos referimos? Al compromiso que ha acordado Microsoft con su competencia ofreciendo un contrato de diez años de Call of Duty para todos en caso de que finalmente se efectúe la compra.

Como podréis comprender, esto a Sony no le ha sentado nada bien, ni tampoco a sus inversores, que han visto devaluada sus acciones desde 124,79€/acción a mediados de enero a un mínimo de 64€/acción. No obstante, con los entusiasmos mas moderados de la posible compra ha vuelto a la cifra de 83,74€/acción, lo que supone -33% de valor.

Sin embargo, para la creadora de Super Mario parece un trato de oro que no desaprovecharán. Se le abrirán la puertas a la compañía para introducir a la cotizadísima franquicia Call of Duty, y quién sabe si estos buenos lazos con Microsoft acaban fructuando en concesiones de juegos para el catálogo de Nintendo.

Además otro factor clave que les impulsa es la poca competencia que se hacen la una a la otra. Pese a que se puede pensar que el hecho de que este mercado de las consolas sea un oligopolio, la competencia y la lucha de mercado debe ser bestial, cosa que realmente ocurre entre los dos protagonistas del conflicto, pero para Nintendo esto no es así.

Ambas (Microsoft y Nintendo) se enfocan en segmentos de mercado muy diferentes, además utilizan estrategias de posicionamiento totalmente contrapuestas. Por tanto que Microsoft gane cuota de mercado no significa que les afecte, por lo que a priori es una operación redonda para ambas partes.

En el momento adecuado

Este conflicto parece haberle salido como anillo al dedo a la compañía kiotense, que no gozará solo de las ventajas ya comentadas, también de unos tiempos que parecen haber sido guionizados por el mismísimo Miyamoto.

Nos referimos efectivamente a la cercana fecha de salida de la futura consola de Nintendo, que contará con características mucho mas superiores que permitan y faciliten las adaptaciones de Third Parties - entre ellas Call of Duty - de manera que se sumen a lo que podría ser un catálogo realmente atractivo.

Sería la promoción perfecta para dar a conocer su consola, las características de la misma e incitar a que otras compañías hagan lo mismo. Sobre todo podría tener una influencia especial en el mercado estadounidenses, grandes fanáticos de COD. Y si todo se desarrolla en los tiempos que parecen que se van a dar, Nintendo podrá contar con un año para preparar el juego (o la empresa que finalmente se encargue de llevarlo a cabo).

El error solo puede interno

Una vez visto el por qué Nintendo es el potencial beneficiado de la guerra Sony-Microsoft, solo encontramos un posible inconveniente: la propia Nintendo.

Si con este conjunto de oportunidades que le han surgido a la empresa no son capaces de materializarlo o estar a la altura de la situación la culpa debe buscarse dentro. Contarán con COD, una gran alianza de Microsoft y a las puertas de una nueva consola con la exprimir el software. Si no es notable el desempeño de Nintendo puede haber consecuencias.

Entre ellas una pérdida del prestigio de la marca y una posible huida de los pocos desarrolladores de third parties de Nintendo. Pueden deberse principalmente a dos cosas: una nueva consola con un hardware por debajo de lo que debería ser lo mínimo exigible, o bien por un desempeño nefasto a la hora de adaptar los juegos.

Ambas serían situaciones desastrosas para la compañía nipona, de la cual dependerá en parte su propio destino, un destino que creemos debe pasar por buenas decisiones en momentos claves como este.