Hace unos días leíamos como la OMS -Organización Mundial de la Salud- ratificaba cambios en su código para considerar a la adicción de los videojuegos una enfermedad mental, cosa que podría afectar seriamente el sector de los videojuegos en según que partes del mundo.

El director ejecutivo de Sony, Kenichiro Yoshida, ha hecho comentarios sobre esta decisión. Yoshida dice que “necesitamos tomárnoslo en serio y adoptar contramedidas”, aunque no ha aclarado cuales.

Sony quiere colaborar con el caso para controlar posibles adicciones

Aunque no ha especificado exactamente cuales son las medidas que el mismo Yoshida considera oportunas, si que ha dejado ver cuales son algunas de las que ya de por si está adoptando la misma compañía.

Hemos implementado sistemas de clasificación -para restringir el acceso al contenido según la edad- y tomamos medidas basadas en nuestros propios estándares.

Para aquel que no le quede muy claro que quiere decir, se refiere al sistema de control parental que hay en PlayStation 4, que nos permite incluso limitar el número de horas que pueden jugar nuestros hijos a la videoconsola, necesitando para ello de un fuerte control por parte de los tutores de los niños.

Eso sí, estos cambios no se harán efectivos hasta enero de 2022, momento en el cual esta adicción pasará a conocerse como CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades).

Queda dentro de la sección de adicciones por juegos de azar con una formulación prácticamente idéntica a la de adicción a las apuestas o ludopatía en su descripción actual. Esta reforma se hará efectiva el 1 de enero de 2022.

El CIE es un sistema de clasificación de enfermedades con un objeto taxonómico para favorecer la investigación epidemiológica, la gestión de sistemas sanitarios y los tratamientos clínicos.

Si bien la OMS no tiene impacto directo sobre la legislación, la inclusión de la adicción a los videojuegos en el CIE-11, en términos similares a la ludopatía, pueden servir como base para fundamentar medidas legislativas para regular el mercado, como la creciente preocupación por los micropagos y las cajas de recompensa.