PlayStation VR ha cumplido ocho meses de vida el pasado día 13 de junio. No es mucho, sin duda, pero comienza a ser un periodo de tiempo lo suficientemente apto como para valorar la evolución y el previsible futuro de este periférico, máxime cuando en el pasado E3 ya hemos conocido las novedades que Sony tiene preparadas para su realidad virtual.

La sensación que tengo es de un lento pero inexorable despegar. Es una sensación muy personal, por supuesto, pero si me tengo que mojar, apuesto por el firme futuro de esta tecnología, no sólo en PlayStation 4 sino también en otros sistemas.

No hace falta ser un genio para adivinar que el día de mañana disfrutaremos de gafas inalámbricas con mayor resolución, pero esta primera generación es la que por fin, después de varios intentos infructuosos a lo largo de los últimos decenios, parece estar abriendo brecha.

Mi apuesta por la realidad virtual se basa en dos factores, que son su capacidad para sorprender y su potencial.

Su capacidad para sorprender, seamos justos, es lo que en buena medida ha colocado un millón largo de PlayStation VR en las casas de los consumidores. Si le enseñas esta tecnología a un amigo amante de los videojuegos, a poco que se pueda gastar 400 euros sin que le duela demasiado, es probable que acabe pasando por el aro.

Yo lo hice cuando Sony colocó en Madrid, por primera vez, un recinto donde probar PlayStation VR, el llamado VR Gate. Recuerdo expresar "¡pero qué es esto, pero qué es esto!" mientras alucinaba con Until Dawn: Rush of Blood. Salí de ahí con un nuevo sueño, que no tardó en cobrar forma.

Desde entonces, tanto yo como - estoy seguro - la mayoría de usuarios de PSVR somos clientes muy fieles, porque somos CREYENTES. Hemos comprado varios juegos de realidad virtual que, si hubieran sido para la tele, no tendríamos en la vida. Cualquier cosa vale para satisfacer ese anhelo de emociones y estímulos.

Pero eso me lleva al segundo factor: el del potencial de este dispositivo y de la realidad virtual en general. El potencial existe, y cualquiera que haya probado las gafas lo sabe. Pero, en mi opinión, empieza a ser hora de ver ese potencial, y no conformarse con la idea de que algún día, en el futuro, lo veremos explotado. De lo contrario, de hecho, acabará siendo un enorme potencial desaprovechado.

A día de hoy hay un solo JUEGO con mayúsculas para PlayStation VR, que es Resident Evil 7. La propia Capcom ha reconocido que lo hizo con soporte completo para realidad virtual porque pensó que ésta iba a recibir mucho más apoyo. Es por tanto un adelanto maravilloso de lo que podría ser, de lo que podríamos tener. Sería justo añadir Dirt Rally al podio de los grandes para PlayStation VR, con un tercer puesto ocupado por Farpoint.

Sin embargo, queremos ver más. Bethesda es la siguiente que va a lanzar un gran salvavidas a esta tecnología, adaptando Doom tanto para las gafas de PC como para PSVR, Fallout 4 para las primeras y Skyrim para las segundas.

Cuando compré PlayStation VR y se cuestionaba su capacidad técnica (dependiente de PlayStation 4), yo siempre pensaba: si me dan juegos con los gráficos de PlayStation 3, por favor díganme dónde hay que firmar. No señores, no es una cuestión de potencia, por mucho que se convenzan a sí mismos los usuarios de gafas dos veces más caras. Potencia hay para ofrecer buenos juegos, tal vez no punteros, pero sí más que dignos.

Lo que hace falta es voluntad y apoyo. Da la sensación de que Sony está dejando que este tren arranque despacio, pero con paso firme. Es obvio que no van a renunciar a establecerse como referencia en el mundo de la realidad virtual, y evidentemente han puesto en marcha iniciativas para enseñar las gafas, a los equipos de I+D para lanzar el Aim Controller y a estudios internos para hacer varios juegos. Nada de eso se hace al tuntún, pero también es cierto que ahí está PlayStation Vita, como recordatorio omnipresente de que esto es ante todo un negocio.

En cualquier caso, tendríamos que darle un tirón de orejas a Sony por dejar que, a día de hoy, siga siendo un juego que lleva en el mercado desde enero, de una third partie, el que le da sopas con ondas a cualquier otro del catálogo de PlayStation VR. Sí, me estoy refiriendo a Resident Evil 7, del que por cierto podéis leer el análisis específico que hice sobre la experiencia en realidad virtual aquí.

En definitiva, espero poder escribir un artículo a un año vista donde os pinte un panorama mucho mejor, cuando ya nadie dude de que la realidad virtual ha llegado para quedarse.