Cuando uno se sienta delante del ordenador para escribir un artículo como este, no sabe muy bien por dónde empezar. La sensación de que es un tema importante el que quieres tratar y, sin embargo, uno no encuentra la forma idónea de abordarlo. Un tema tan recurrente en nuestros días y que ha recibido poca atención entre los medios.

Por eso me he dicho a mi mismo que como redactor iba a escribir el artículo que como lector me gustaría haber leído. Esta misma semana leí un nuevo artículo sobre el tema y, si bien trataba algunos datos de interés, nuevamente me quedé con una sensación de vacío. El sentimiento de que no aportaba nada nuevo a otros artículos ya publicados.

Sin desmerecer el trabajo del redactor del artículo, lo cierto es que es difícil aportar algo nuevo para un problema del que seguimos estando lejos de la solución. Por eso, yo tampoco voy ofrecer nada nuevo en ese sentido, ni mucho menos una solución pero sí que voy a intentar ahondar en los conceptos para que tú y yo tengamos claro qué es cada cosa y qué tiene que ver todo esto con los videojuegos.

Querido lector, vamos a hacer un viaje de introspección hacia la psique humana y ver qué es la ansiedad y la depresión, por qué la padecemos, qué relación tiene con los videojuegos y si éstos nos hacen mejorar o, al contrario, nos crean nuevas adicciones que no hacen sino complicar el problema.

Os invito a que os pongáis cómodos, os preparéis una taza de vuestra infusión favorita y os toméis tiempo en leer este artículo. Bienvenidos todos a un nuevo artículo de reflexión en AllGamersIn.

Las cosas por su nombre

Lo mejor para saber a lo que nos enfrentamos es empezar desde el principio y ver qué es realmente la ansiedad y qué es la depresión. La real academia de la lengua española (RAE) define la ansiedad como un "estado de inquietud, agitación o zozobra del ánimo" mientras que el concepto de depresión lo describe como "síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neuro-vegetativos."

Es decir, una sensación de continuo nerviosismo para el primero y una profunda tristeza capaz de afectar a nuestra propia conducta para la segunda definición. Para los que padecen de ansiedad es normal sentir pinchazos en el pecho (aunque se pueden experimentar en cualquier parte del cuerpo) y tener una actitud de indefensión o inseguridad ante actividades normales tales como conducir, meterse en un ascensor o estar rodeado de mucha gente.

La depresión sin embargo produce un estado de profunda apatía y abatimiento en el individuo. Si bien de cara al público puede ser una persona que esté siempre sonriendo, por dentro puede estar sufriendo, tener ideas extrañas o más peligrosas como el suicidio.

Por eso es importante que si conocéis a alguien de vuestro entorno que padezca algunas de estas dolencias, hable con un psicólogo. Porque al contrario de lo que mucha gente cree, ir al psicólogo no significa que estés loco sino que has dado el primer paso para ayudar a solucionar el problema.

Bien, aclarados los conceptos. Es hora de aportar algunos datos de interés para saber en qué nos estamos metiendo.

Un problema que sólo va en aumento

En 2017 varios noticieros publicaron la noticia de que España era ya el cuarto país a nivel europeo con más casos de depresión. A la par de los casos de ansiedad que no dejan de aumentar. Es más, en pleno 2019 los datos hablan de que entre los adolescentes de hoy día un 5% sufre de depresión mientras que un 20% sufre de ansiedad.

¿Y cuál es la solución que se propone a todo esto? Paliativos, abaratar los ansiolíticos (que por cierto son el medicamento más vendido en España) y el siempre manido pero efectivo consejo de "tomarse la vida con más calma".

Porque sí, el estrés de una vida que va demasiado rápida sumado a una época de incertidumbre en la economía, la sombra de una nueva recesión económica, el problema del calentamiento global y los dilemas morales internos de cada uno debido a su particular situación, pueden hacer mella en cada uno de nosotros y minar nuestra salud.

Pero... ¿cómo sanar la herida que no sangra y que no se ve? ¿Cómo encontrar la felicidad y vivir libre de preocupaciones en una sociedad como la que tenemos hoy en día? No es imposible desde luego, pero tampoco es un camino fácil. Tampoco ayuda el hecho de la falta de empatía con el prójimo -como ya comenté en mi anterior artículo sobre el odio en los videojuegos que podéis leer aquí-, ni la cultura de algunos empleadores donde yace el pensamiento de que una persona enferma es una persona que no rinde lo suficiente.

Entonces, cuando sientes que el mundo te aprieta hasta el punto de que te cuesta respirar, cuando no tienes a quién contarle tus problemas, cuando necesitas pararte y echar el freno, buscar una vía de escape entre tanto bullicio; ¿qué hacer? ¿A dónde ir?

Los videojuegos como vía de evasión

Desde Red Dead Redemption II hasta God Of War

Red Dead Redemption II es el último refugio de los forajidos. Al igual que Arthur Morgan, nos hemos pasado media vida huyendo de nuestros propios problemas. Estamos hartos del hastío, del yugo con el que nos somete el mundo. Y tal vez aquí, entre la árida arena del desierto y sus alimañas, encontremos la paz. Porque a veces no queremos ir disparando a todo lo que se mueva si no quedarnos sentados en lo alto de un risco y ver el atardecer, cómo poco a poco va dejando paso a la noche.

Perdernos entre la maleza de sus bosques o dormir al raso contemplando un manto de estrellas puede ser todo lo que deseamos en ese momento. Vemos en los ojos cansados de Arthur Morgan nuestro propio reflejo. La silueta de alguien que no ha dejado de correr, alguien que ha sacrificado demasiado por el camino. Pese a toda la angustia y el sufrimiento ese alguien aún sigue luchando desesperadamente. Aún no se ha rendido.

Jugamos a videojuegos porque nos permiten evadirnos de la realidad y porque a menudo encontramos paralelismos entre las historias que se cuentan y la historia de nuestra propia vida.

God Of War no cuenta la historia de Kratos yendo hasta el pico más alto de Jötunheim para esparcir unas cenizas. Narra la travesía introspectiva de Kratos; de cómo debe lidiar con sus sentimientos, el hecho de que ha dejado un pasado atrás del que no quiere hablar al mismo tiempo que debe afrontar la pérdida de su amada con su hijo Atreus, al cual no llega a conocer del todo bien.

Al igual que Kratos nosotros también hemos recorrido nuestro propio camino, huyendo de un pasado, buscando un objetivo en nuestra vida. Pero el camino se torna por momentos complicado. Lo que solemos olvidar es que, como Kratos, nosotros también somos capaces de alcanzar el pico más alto si nos lo proponemos. Pero las batallas no se libran desde fuera. Se ganan desde dentro.

Todos somos Nathan Drake

"La gente no deja de decirme la suerte que tengo, pero la verdad todo lo que toco se va a  la mierda" (Nathan Drake en Uncharted 2: el reino de los ladrones)

Al igual que Nathan Drake en Uncharted 2, es normal sentirnos frustrados. La mayoría de las personas que te rodean se fijarán en la casa en la que vives, el coche que conduces, pero probablemente nadie sepa realmente cómo te sientes por dentro. Porque nuestro "yo" exterior no refleja necesariamente nuestro fuero interno.

Precisamente es esa falta de empatía, esa poca consideración con los demás, el hecho de que puedes vivir rodeado de personas pero no saber cómo se sienten realmente.

-Drake: Hey Sully, pensé que no volveríamos a vernos.

-Sullivan: Yo lo deseaba, pero a veces el destino nos juega malas pasadas.

Ojalá todos tuviésemos una relación de amistad tan sana como Nathan Drake y Víctor Sullivan.

¿Realmente nos ayudan los videojuegos?

Está comprobado que los videojuegos pueden ser una ayuda útil como terapia para tratar ciertos trastornos tales como la esquizofrenia, las fobias, trastornos obsesivos-compulsivos, neuro-rehabilitación, mejora de capacidades como la atención y el lenguaje entre otros.

Si bien los videojuegos pueden ser interesantes como complemento a una terapia e incluso hay desarrollos de videojuegos realizados exclusivamente con este fin, no debemos olvidar que los videojuegos son un entretenimiento. Podemos sentirnos parte de su historia y mejorar ciertas capacidades motrices o psíquicas con ellos pero hoy por hoy no son ni de cerca una solución definitiva a nuestros problemas.

Cuando el placer se convierte en una adicción

El 27 de mayo de 2019 saltaba la alarma. La organización mundial de la salud (OMS) catalogaba de forma oficial los videojuegos como una enfermedad. Habían aprobado la revisión número 11 de la clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas de la salud.

Pero aquí hay que matizar. Porque no todos los que jugamos a videojuegos somos adictos por lo cual hay que hacer distinción. Y según la OMS la diferencia reside en "un patrón de compartamiento de juego persistente o recurrente que puede ser en línea o fuera de línea."

Pero aún hay más: "este comportamiento tiene que ser evidente durante un periodo de al menos doce meses" aunque el tiempo puede varíar en función de si la persona presenta todos los síntomas y si éstos son graves.

Pero esperad un momento. Hemos dicho que los videojuegos nos ayudan a evadirnos y que incluso pueden ayudarnos a mejorar ciertas habilidades. Entonces... ¿cómo va a ser eso una adicción? O peor todavía, ¿cómo va a ser eso una enfermedad?

Aquí la OMS es clara. Los síntomas se manifiestan por el "deterioro del control sobre el juego, donde se incluye el inicio, la frecuencia, la intensidad, la duración, la terminación y el contexto" así como "el incremento de la prioridad dada al juego que llega a interponerse a otros intereses y a la actividad diaria."

Es decir, que la diferencia entre una persona adicta a los videojuegos y una que no lo es, según la OMS, es aquella que pasa muchas horas frente a la videoconsola y eso termina por afectar a sus actividades diarias. Es decir, empieza a descuidar ciertos aspectos de su vida cotidiana. Aspectos como quedar con los amigos o encargarse de tareas del hogar pasarían a un segundo plano en beneficio de seguir jugando a videojuegos.

Resultados y conclusiones

Precisamente hace poco os contábamos que se ha publicado el primer resultado sobre la adicción a los videojuegos y francamente, han sido bastante positivos. Lejos de la gran polémica inicial, estos resultados dejan claro la evidencia de que sólo una pequeña cantidad de jugadores sufren de adicción y con una terapia basada en charlas de grupo y libre de medicamentos es posible normalizar esos niveles de adicción.

Entonces, ¿cuáles son las conclusiones que podemos sacar de todo esto? Pues que la ansiedad y la depresión son trastornos de la mente bastante habituales hoy día. De hecho, como hemos comentado, la tendencia está en alza debido a factores como el estrés, el ciclo socio-económico que vivimos actualmente o bien los problemas personales de cada uno.

Sin embargo, esto no es motivo de exclusión ya que se puede disfrutar de una vida plena aunque padezcas una de estas dolencias. Algunas recomendaciones básicas como cuidar la alimentación, hacer ejercicio, salir de vez en cuando con tus amigos e intentar no caer en el exceso de preocupaciones, siempre ayudan.

Y recuerda, todos somos, en el fondo, Nathan Drake, pero a pesar de que sintamos a veces que todo lo que tocamos se va a la mierda, también debemos recordar que "la grandeza nace de pequeños comienzos."