El 11 de febrero saltaba la bomba, una noticia que sacudiría los cimientos de toda la industria del videojuego y cambiaría para siempre el devenir de... mmm, bueno, igual estoy exagerando, pero estaréis conmigo en que la franquicia Assassin's Creed se ha convertido, y por méritos propios, en una de las más importantes del sector en la pasada generación y también en la presente.
Después de recibir cientos, miles de críticas acerca del desgaste de la saga, de lo poco pulidos que llegaban los juegos por falta de tiempo y la escasez de ideas jugables que iban mermando la capacidad de sorpresa del espectador, Ubisoft ha decidido dar el paso y guardar a los asesinos en un cajón, anunciando que en 2016 no lanzarían ningún juego de Assassin's Creed y dejando entrever que la razón es la necesidad de una cocción más lenta para que una saga como esta no nos deje en su próxima entrega ese regusto en el paladar que solo ofrece la comida rápida.
"Daremos un paso atrás y re-examinaremos la franquicia" fueron las palabras utilizadas, y un servidor, después de reclamar eso mismo no pocas veces durante los últimos años, no puede estar más contento de la decisión tomada. A continuación expondré un breve resumen de la saga salpicado de ácidas opiniones personales, que seguro muchos no compartís, o puede que sí.
El primer Assassin's Creed, lanzado en 2007 para PlayStation 3 y Xbox 360 supuso toda una revolución en los juegos de mundo abierto. A pesar de sus evidentes limitaciones jugables las posibilidades de escalar por cualquier saliente, el marco histórico y una impresionante ciudad como Jerusalem nos dejó a todos boquiabiertos, alucinados con una historia que nos transportaba al presente con un Desmond Miles que nos deparaba un final memorable. La compañía, consciente de lo que tenía entre manos, dejó pasar dos años para lanzar en 2009 Assassin's Creed II, uno de los mejores juegos de la generación pasada, y todo un salto de calidad respecto al anterior.
La fórmula de nuevo juego - nueva ciudad se convirtió entonces en otra fórmula mucho más lucrativa: nueva entrega numerada - nueva ciudad, y es que un año más tarde Ubisoft lanzaría Assassin's Creed: La Hermandad y a continuación Assassin's Creed: Revelations. No fue hasta Assassin's Creed III cuando la saga cambiaba de marco histórico para dejar Italia y hacerse las Américas.
La tercera entrega estrenaba motor nuevo, un enfoque distinto, mucho más abierto, y se notaba más trabajo que en los anteriores (especialmente Revelations, imaginamos que parte del equipo se dedicó a diseñar el nuevo motor y dejaron al resto exprimiendo todo lo que quedaba por exprimir de Ezio Auditore, y de paso de Altair). No obstante Assassin's Creed III fue para muchos el peor de la saga, y la saga perdía crédito a marchas forzadas, a pesar de contar con una gran legión de seguidores que compraban ávidos la siguiente entrega anual de los Assassins fuera cual fuera el resultado.
Por suerte para Ubisoft a alguien se le ocurrió que la época de los piratas sería una gran ambientación y que las batallas navales le darían a las mecánicas un giro muy fresco y necesario. Acertaron de pleno, pero al año siguiente volvieron a hacer de las suyas, un Assassin's Creed Rogue para hacer caja (y de paso Black Flag para la nueva generación, más caja) y tiempo para dedicarle al gran estreno de la saga en la next-gen: Assassin's Creed Unity.
Había muchas expectativas en Unity por lo vistoso que se veía el juego en sus capturas y vídeos, por la idea de situarnos en plena revolución francesa y dejarnos escalar París, la ciudad del amor y la belleza. El lanzamiento del juego fue un verdadero desastre, plagado de bugs, un framerate de risa... posteriores parches arreglaron en parte el desaguisado pero el daño a la marca estaba hecho y Ubisoft tuvo que pedir perdón públicamente por el descalabro.
La lógica habría impuesto un descanso de la saga hasta su siguiente entrega, un próximo Assassin's Creed que limpiase todo lo que Unity ensució, que luciese mejor que nunca y fuese más que fluido. Posiblemente alguien con poca lógica o muchos Ferraris en el garaje pensó que no porque un año después lanzaron Assassin's Creed Syndicate, ambientado esta vez en la Londres victoriana, con algunas ideas nuevas pero poco trabajadas (el gancho-atajo y esas horribles persecuciones a caballo donde las físicas daban el cante y el juego se parecía más que nunca a un GTA) y, otra vez - y parece mentira - un framerate inestable y más bugs.
Pero hete aquí 2016, y este año por fin el señor de los Ferraris Ubisoft ha decidido que los assassins necesitan descansar y esperarán a 2017 para ofrecernos un nuevo juego de Assassin's Creed. Un descanso que realmente necesita la saga si quiere volver a sorprendernos, si quiere por fin cambiar unas fórmulas jugables que por falta de tiempo solo han sufrido pequeños cambios infructuosos.
¿Qué ganaremos con este descanso? Imposible saberlo, yo confío en una revisión completa de la lucha cuerpo a cuerpo, que siempre se retoca pero no acaba de funcionar. También espero que le sirva a Ubisoft para lograr un motor gráfico estable, no necesita mejores gráficos pero sí trabajar con la Inteligencia Artificial. Espero que con ese tiempo se le ocurran nuevas misiones, más variantes jugables, una buena historia y, por qué no, la vuelta por todo lo alto de Desmond Miles, pero todo esto no es más que una lista de deseos.
Quizás esté siendo demasiado optimista, quizás Ubisoft aproveche este 2016 para volcarse en el desarrollo de Watch Dogs 2 (otra saga que necesita trabajo y dedicación porque no empezó bien y otra entrega fallida la hundiría), o tal vez aproveche para lanzar alguna remasterización de algún título de la saga en las consolas actuales, y es que hay quien sueña con volver a jugar a todos los Assassin's a 60 frames y 1080p en su PlayStation 4.
Solo el tiempo dirá si este descanso necesario es además provechoso para nosotros, los jugadores. El gesto de renunciar a una nueva recaudación anual millonaria para lanzar un producto a la altura de lo que quieren para su gran saga es digno de admirar. Es hora de que el asesino descanse, se rearme, coja impulso y vuelva más fuerte que nunca. La competencia es feroz y el guerrero tiene que estar descansado.
