Más allá del nombre de un juego, Nubla es el elefante de la obra La tentación de San Antonio del gran Salvador Dalí. Ésto no es una mera coincidencia, pues el objetivo de Nubla se centra en encontrar a este elefante, además de ir recuperando los cuadros de un museo.

El estudio español Gammera Nest, formado por estudiantes de la ESNE (Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología), en colaboración con la rama educativa del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, son los creadores de esta original propuesta, la primera parte de una serie que continuará próximamente con M. La Ciudad En El Centro Del Mundo. Nubla no pretende ser un juego puramente didáctico, sino que utiliza la narrativa para tratar conceptos como la creatividad o la Historia del Arte.

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Un viaje a través de los cuadros

El planteamiento de Nubla es muy sencillo: manejamos a un chico o una chica (lo seleccionaremos antes de comenzar) por un museo donde todos los cuadros están vacíos. Posteriormente, nos encontramos con un personaje azulado, que parece sacado de un cuadro, al que deberemos seguir. Este personaje y otros similares (pero de distinto color) nos explicarán que Nubla ha desaparecido, además de los cuadros del museo. Tras elegir uno de esos cinco personajes, empezará realmente Nubla: iremos visitando escenarios inspirados en diversos cuadros, y tendremos que resolver diversos acertijos para que los cuadros reaparezcan en el museo.

Cada uno de los cuatro episodios de Nubla está ambientado en uno o varios cuadros, que realmente son reimaginaciones de obras que podemos encontrar en el Museo Thyssen-Bornemisza. Entre ellos destacan La Portuguesa (de Robert Delaunay), que pondrá a prueba nuestra memoria visual teniendo que recordar unas secuencias, o La Casa de la Esquina, de Ludwig Meidner, donde debemos ir recogiendo las piezas de un engranaje y luego ponerlo en marcha en el orden correcto.

La elección de personajes no es meramente un detalle visual: cada uno de ellos tiene una habilidad exclusiva que les puede facilitar la aventura, aparte de conseguir los objetos ocultos por el escenario. Estos coleccionables únicamente amplían el tiempo de juego pues no afectan al avance por los escenarios. Entre esos poderes destacan el teletransporte a unos metros de distancia, volar o utilizar un aura de luz para localizar estos objetos.

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Los cuadros se reinventan

El apartado visual de Nubla es una auténtica delicia. A pesar de no trabajar directamente sobre las obras exactas, las reimaginaciones de los cuadros parecen ser reales. En este sentido, hay que destacar el riesgo de los desarrolladores por diseñar un fondo atractivo, en lugar de colocar a nuestro personaje sobre un fondo estático de la obra real.

La banda sonora es otro de los puntos fuertes del juego. Sus composiciones son minimalistas pero de gran calidad, y ayudan a sumergirnos en la experiencia de estar en un museo o en la fantasía de entrar a una pintura. Sin embargo, algunas piezas comienzan a repetirse en la recta final del juego, lo que resta algo de creatividad en este apartado.

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Más corto que una visita real al museo

El principal inconveniente de Nubla reside en su duración. El título puede completarse en apenas una hora, y con ello habremos desbloqueado la mayoría de los trofeos. Para conseguir todos, podremos repetir la partida con otro personaje pero el recorrido será siempre el mismo. En este sentido, el manejo de distintos personajes podría haberse ampliado a zonas exclusivas para cada uno, lo que habría dado una ligera variedad a las partidas.

El control es otro de los puntos en los que Nubla se resiente. El manejo de nuestro personaje es bastante tosco, y acciones como empujar un objeto pueden hacerse pesadas debido a la imprecisión del control. Además, algunos bugs dificultan la experiencia; por ejemplo, a la hora de resolver un puzzle en el que hay que seleccionar piezas de un tablero, puede darse el caso que el personaje se mueva a la vez que nos desplazamos por las casillas. No es un fallo muy molesto pero podría haberse resuelto simplemente permitiendo el uso del stick derecho.

Por último, se echa en falta la presencia de referencias artísticas de los cuadros en los que se inspiran los escenarios de Nubla. Unas líneas hablando del artista o de la obra pictórica de fondo habría facilitado la comprensión de las obras pictóricas (sobre todo para aquellos que no somos conocedores de la materia), así como a dotar al juego de un contexto educativo ameno. Aunque el juego no tiene una funcionalidad didáctica, considero que un grado de detalle habría sido un punto a favor, sobre todo teniendo en cuenta la colaboración del Museo Thyssen en el desarrollo del juego.

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Conclusiones

Por su apartado visual, Nubla puede parecer una oferta interesante. Sin embargo, el título de Gammera Nest queda ensombrecido en el resto de apartados. La duración es el borrón más importante, y más teniendo en cuenta que el juego cuesta 9,99 €, algo caro para las poco más de dos horas que nos llevará completarlo. La jugabilidad es otro de los puntos débiles del juego, debido a su control impreciso y la lentitud con la que nos movemos, y hace que la experiencia de juego se vuelva un tanto pesada. Además las partidas llegan a ser algo monótonas, pues se reducen generalmente a llevar un objeto de un sitio a otro, o bien resolver algún acertijo no muy complicado.

Es importante resaltar que el juego ha sido creado por un pequeño equipo de desarrollo, la mayoría estudiantes, por lo que es comprensible que el juego no esté totalmente pulido. La experiencia también es un grado por lo que hay confianza en que la segunda entrega, M. La ciudad en el centro del mundo, partirá de las bases de Nubla y podrá resolver las carencias de éste.

https://www.youtube.com/watch?v=W7PqXQ_-G8g