El día 10 de noviembre se lanzaron las nuevas consolas de Xbox. Series X y Series S son las protagonistas, la primera será la más potente, mientras que la segunda es la hermana pequeña, resoluciones hasta 1440P, un almacenamiento menor. Una máquina perfecta para aquellos que aún no demos el salto a una televisión 4K, o nos importe menos este aspecto.

Hace un par de semanas llegó a casa mi nueva consola de nueva generación: la Xbox Series S. Si os soy sincero, se trata de la primera Xbox que tengo en mi vida. Hoy, os quiero mostrar todas mis impresiones, a modo de análisis, sobre esta plataforma. ¿Merece la pena? A continuación, la respuesta.

Xbox Series S, velocidad y calidad

Lo primero que notamos al ver nuestra nueva consola es el tamaño. Series S es una consola realmente pequeña. Habréis visto mil comparaciones en estos momentos, pero en directo impresiona aún más. Sobre todo una vez empiezas a usarla.

Es casi inevitable pensar en que, pese a lo pequeña que es, es realmente potente. Entiendo que tamaño y potencia no van de la mano, pero llama la atención. Cuando te pones a jugar es cuando realmente se nota esa calidad, esa potencia y, sobre todo la velocidad. 

Por poneros un ejemplo muy claro. Un día me desperté, cogí el mando, encendí la consola, y antes de poder sentarme ya estaba en la pantalla de la Xbox. Habían pasado dos segundos. Otros tres segundos después, ya estaba metido en Forza Horizon 4. Cinco segundos. Ese es el tiempo que puedes tardar en ponerte a jugar desde que enciendes la consola.

Esto es algo que depende del juego, si lo tienes en Quick Resume (luego hablaremos más sobre este aspecto). Pero, como digo, con Forza Horizon 4 hablamos de una carga prácticamente instantánea, en otros títulos hablamos de cinco segundos, diez a lo sumo para empezar a jugar.

Los juegos se ven con una calidad tremenda, mejorados por la propia consola en el caso de los retrocompatibles. Podemos jugar en cuestión de segundos, con tiempos de carga muy reducidos respecto a generaciones anteriores. Y todo ello, con una consola realmente silenciosa. 

series s

La SSD, la protagonista de la nueva generación

Hace unos meses escuchaba a alguna gente decir que este iba a ser el mayor salto generacional de la historia. Sigo pensando que eso es una locura, el salto de 2D a 3D, por ejemplo, fue mucho más importante. Sin embargo, la nueva generación también implica un gran cambio, y un aumento en nuestra calidad de vida como jugadores. 

Me explico. De nuevo, con un ejemplo. Cuando nos ponemos a jugar a F1 2020 en una consola de la ya anterior generación, veremos como los tiempos de carga son demasiados largos. Da cierta pereza ponerse a jugar, pues pasarán varios minutos hasta que empecemos a jugar.

En la nueva generación, nos encontramos con tiempos de carga de pocos segundos. Esto se debe a la SSD. Creo, sinceramente, que este es el gran cambio generacional, lo que nos va a marcar como jugadores ahora. Antes, podíamos mirar el móvil durante los tiempos de carga, o simplemente esperar, hasta que la barra de carga pasara y volviéramos a la acción.

En Xbox Series S (me consta que también en Series X y PS5), esa velocidad en las cargas nos cambia nuestra forma de jugar. Más de una vez he entrado a Lonely Mountains solo para tratar de batir un tiempo mío, o lo mismo con Forza Horizon 4, o Tetris Effect. Aunque tuviera poco tiempo, sé que ese tiempo lo voy a gastar jugando, y no esperando.

Y es un gustazo saber que vamos a tardar nada en ponernos en marcha, aunque sea la primera vez que entremos a un título. Esto es calidad es nuestra experiencia como usuarios, y una motivación para seguir jugando. 

Por último, estas velocidades nos dan cosas increíbles. PlayStation demostraba muy bien la potencia de la SSD con el trailer de Ratchet & Clank y sus cargas de mundos. Y, en PS5, podemos entrar en un nivel de un juego, gracias a las tarjetas de actividades. En Xbox, todo esto se materializa, a parte de los tiempos de carga, con el Quick Resume.

Quick Resume, un cambio en nuestra forma de jugar, con fallos mejorables

De nuevo, toca hablar de velocidad y de potencia. Y de la SSD. El Quick Resume viene para mejorar nuestra calidad como usuarios. Aunque tiene fallos, o pequeñas cuestiones que se deben mejorar en un futuro cercano.

Hablando con franqueza, creo que Xbox se confundió en la comunicación acerca de esta nueva función. Hace unas semanas veíamos un montón de vídeos en los que mostraban cómo era pasar de un juego a otro, y a otro, sin parar en cuestión de segundos. Vale, muy bien, ¿y qué utilidad tiene eso? Ahora os lo cuento de primera mano.

Empezamos a jugar a Forza Horizon un día. Hacemos unas cuantas misiones, o disfrutamos a bordo de un Ford GT. Después, nos toca apagar la consola, porque vamos a trabajar. Y, por la noche, queremos jugar de nuevo. El Quick Resume (y la SSD) hace que volvamos a estar en nuestro coche en pocos segundos. 

Y después retomamos nuestra misión en Halo, y luego en Nier Automata. Todo ello en nada, cinco segundos. Tres días después, nos apetece conducir de nuevo. Dos segundos para ponernos a ello. ¿Entendéis? Podemos tener varios juegos, los más habituales para nosotros, y retomarlos en nada. Aunque apaguemos la consola, o hayamos pasado por otros siete juegos distintos. Si queremos volver a un juego, lo haremos muy rápidamente.

Y eso, como decía, es calidad para el usuario. Si la SSD reduce drásticamente con los tiempos de carga, y nos motiva a jugar a lo que sea, Quick Resume viene a explotar esa idea. A reducir al absurdo esos tiempos, y a hacernos seguir jugando a lo que deseemos. Y es una maravilla.

Los fallos del Quick Resume, en estos momentos

Pero con tres fallos. No funciona bien con todos los juegos, y podemos irnos a la pantalla de inicio en juegos como Dark Souls. En Forza Horizon 4, con sus funciones online, podemos tener que hacer una pausa, para retomar la sesión online. Pero hablamos de unos pocos segundos, por lo que es un problema menor.

El segundo problema es que, en algunos juegos, su contador de tiempo sigue corriendo. No os puedo contar el caso concreto, pues su análisis lo veréis próximamente. Pero en las estadísticas propias del juego aparecía que llevaba 12 horas jugando. Unas 10 eran las que había estado la consola apagada, pero con el juego en Quick Resume. No sucede en todos los juegos, pero sí en algunos, lo cual es curioso.

Estos dos primeros problemas son menores, lo importante viene ahora. Series S es mi primera Xbox, y me gusta mucho "ir picando". Ir probando varios juegos. ¿Cómo sé qué juegos tengo en Quick Resume, y cuáles no? ¿Cuántos están aprovechando esta función?

No hay ningún modo de saberlo. No podemos conocer, a no ser que tiremos de memoria, de qué juegos he puesto en Quick Resume, y de cuáles he salido completamente. Esta función es perfecta con seis-ocho juegos, con más puede dar algún problemas, o hacernos perder partidas. Esto, sin avisar.

Esto se podría resolver con una carpeta en el menú, con los juegos que vaya poniendo en Quick Resume. Dicha carpeta (o alguna solución similar) debe existir, en un futuro cercano, para evitarnos problemas de partidas perdidas, y darnos cierta facilidad en este sentido.

Hasta ahora, realmente es una maravilla que uso continuamente, para retomar varios juegos rápidamente, cada vez que me apetezca. Pero, como digo, tiene pequeños problemas mejorables.

El gran problema: el disco duro

Ya os he contado mi valoración de la consola, de su potencia, de la velocidad. Del salto generacional, y de su nueva y maravillosa función: el Quick Resume. Es una consola prácticamente perfecta, esa es la realidad. Pero tiene un gran, pero entendible fallo. 

El almacenamiento de Xbox Series S es de 512 GB. 148 de ellos se los queda Xbox, la SSD, el sistema operativo, y funciones varias. Lo que nos deja con 364GB para utilizar con juegos y apps, realmente. Y esto puede ser un problema, o no, dependiendo de nosotros y nuestra forma de jugar.

Para mí, este almacenamiento es matador. Como os decía antes, Series S es mi primera Xbox, por lo que me apetece jugar a muchas cosas. Sobre todo con el Game Pass, con tantísimos juegos increíbles (en otro momento os hablaré al respecto de este servicio). Me gusta ir probando mucho, empezar varios juegos. Y los títulos de conducción son imprescindibles para mí. 

Si eres así, lo mejor es irse por una Series X, con su capacidad de 1TB (y 802GB reales). 364GB se quedan cortos muy rápidamente. Ejemplo práctico de mi experiencia:

  • Forza Horizon 4: 72,1GB
  • Final Fantasy XV: 99,8GB (la Royal Edition completa son 135)ç
  • Halo: The Master Chief Collection: 121,8

Estos tres juegos (aunque la colección del jefe maestro sean varios) ya suman casi 300GB. Difícilmente vamos a meter F1 2020 (43GB), FIFA 21 (44,5GB), o Gears 5 (61,2GB). Como digo, todo depende de cómo seas como jugador. Si eres capaz de ponerte con un juego, pasártelo, e irte a otro, perfecto. Si no, como yo, esto va a ser un problema y un quebradero de cabeza el día uno.

Pero lo entiendo. Lo decía Phil Spencer recientemente, Xbox Series S nace para dar la nueva generación a un precio asequible. La tarjeta SSD de Seagate, de 1TB, cuesta 249 euros. Esta consola, 299. Creo que era imposible meter un mayor almacenamiento a un precio tan bajo. Dicho esto, vamos con las conclusiones.

Xbox Series S, veloz, bonita, silenciosa, perfecta solo para algunos jugadores

Es una consola muy potente, silenciosa, y la velocidad es impresionante. Es lo que más me sigue llamando la atención. Creo que la palabra más repetida de este artículo es segundos. Y eso se debe a que todo lo que desees jugar está a tu alcance en cuestión de, eso, segundos. Muy pocos. Es casi instantáneo en muchos casos.

La nueva generación de consolas ha llegado para mejorar nuestra experiencia como usuarios. Nos ahorra tiempos de carga, y nos regala motivación, siempre te apetece jugar. Tienes 20 minutos disponibles, y sabes que 19 minutos y 50 segundos vas a poder estar jugando. Y, al menos en mi caso, cambia mi forma de jugar, porque me apetece más ir probando todo lo que haya instalado en la consola, o continuar una aventura.

Por hacer una mínima referencia al respecto, y despejar dudas, la consola se calienta tanto como debería. Si tocamos la parte negra, del ventilador, notaremos cierto calor. Pero nada impresionante, tiene el calor de toda máquina, y lo peligroso sería que no lo sacara. No es un problema, ni nada exagerado, es lo normal. Y es tremendamente silenciosa, una maravilla.

Mi experiencia con Series S, hasta el momento, es de diversión, disfrute, y de descubrimiento. Como primera Xbox, me parece la consola perfecta, una que nos da todo lo que deseamos, todos los títulos de la compañía, con grandes mejoras en todos ellos en el aspecto gráfico, y a un muy buen precio. Merece la pena.

El mayor problema es, como os decía en el último apartado, el almacenamiento. Y dependerá de nosotros saber administrar el tiempo y los juegos para que sea un gasto rentable. Si no somos capaces, habrá que irse a por una Series X, o a por la SSD que amplía nuestro almacenamiento.

Y un pequeño apunte final, el mando es otra maravilla (aunque el Dualsense ha mejorado su vibración háptica). Su gran pega, para mí, es el tema de las pilas, y considero que debería venir con baterías. A continuación os dejo las que yo he comprado, y que da una duración de unas doce horas.

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