Queridos lectores, vuelvo a vosotros para elaborar esta lista, que pretendo sea un poquito distinta de otras que podéis encontrar en la red.

¿Por qué? Pues porque, aunque ninguno de los bosses que encontraréis a continuación son moco de pavo, puede que enseguida penséis en otros más complicados.

Sin embargo ésta es una lista muy subjetiva, donde comparto con vosotros esos jefes que, por diversas circunstancias, se me hicieron muy cuesta arriba.

¡Os invito a dejar las vuestras en los comentarios!

Isshin Ashina (Sekiro: Shadows Die Twice)

Vale, este boss muy personal no es porque todo el mundo debe de haber maldecido al enfrentarlo. Normalmente dejaría al bueno de Isshin para el último de la lista, en plan reservar lo mejor para el final, pero en esta ocasión voy a ponerlo como el primero para que nadie lo pase por alto.

A lo largo de Sekiro, realmente mucho antes de llegar a este jefe, entiendes que si no has aprendido el arte del bloqueo lo tienes chungo. Sin embargo puedes abrirte paso a base de tenacidad, ingenio y, por qué no decirlo, un poco de guarreo...

...Hasta llegar a Isshin, sobre todo si has escogido el final que te lleva a enfrentarte antes con Genichiro.

Entre uno y otro tenemos cuatro barras de vida, con tres tipos de combate completamente distintos. El juego ni siquiera se apiada de ti para quitar de en medio a Genichiro una vez derrotado, que a mí me liquidaba la mitad de las veces.

Sólo Dios y muchos jugadores saben cuántos en realidad no han sido capaces de terminar Sekiro. Yo lo acabé logrando después de guardar hasta en dos ocasiones el blu-ray al darlo por imposible. Ni os imagináis el subidón.

Beppi el Payaso (Cuphead)

En unos tiempos donde tienes tal oferta de ocio, entretenerte demasiado con un mismo juego sólo se justifica si éste es una maravilla. Como Cuphaed. Aún así, entre nosotros, tampoco creo que se lo haya pasado mucha gente.

Puede que consideréis a otros jefes de este emblemático título como más difíciles, y de hecho estaría de acuerdo. Pero Beppi fue quien me hizo bajar la dificultad... hasta darme cuenta de que así no obtenías los contratos.

También fue el boss que, una vez superado, me hizo ver la luz al final del túnel. Después de Beppi, Cuphead seguía siendo endiabladamente difícil pero abordable.

Nick Bruiser (Super Punch-Out!!)

En muchas listas de internet podéis encontrar como boss difícil al Mike Tyson de Punch-Out!! para NES. Como mentiría si os digo que lo jugué en su día, prefiero referirme a un más que digno sustituto como era Nick Bruiser: el jefe final de Super Punch-Out!! para Super Nintendo.

Ya todo el circuito especial que desbloqueabas al pasarte los tres anteriores era un infierno. Recuerdo a un amigo que lo dio por imposible con el segundo de los contendientes: un anciano de cuyo nombre no quiero acordarme que te atizaba con un palo.

Yo me pasé al "viejecito" para encontrar a Rick Bruiser, que ya suponía un reto demencial. ¿Quién quedaba entonces como cuarto púgil del circuito y jefe final? Su hermano gemelo Nick, aunque realmente ambos eran huesos durísimos de roer.

Arma Esmeralda (Final Fantasy VII)

Una especie de broma de mal gusto, un jefe imposible, pero ¡ay amigos! Con eso de resucitar a ese personaje tan querido -ni siquiera hoy en día me atrevo a hacer spoilers-, toda una generación nos embarcamos en este epopeya.

Final Fantasy VII es un juego que he fundido como ningún otro, creo. A pesar de haberlo descubierto todo, recuerdo haberme pasado a Arma Esmeralda de chiripa porque falló con Cloud el ataque que mataba a todo el equipo.

Me atrevería a decir que Arma Esmeralda era imposible sin una guía que te diera las pautas. Un jefe que, una vez derrotado, te hacía entender lo lejísimos que habías estado de pasártelo cuando inocentemente acudiste a su encuentro las primeras veces.

Aprovecho para recomendaros el relato que escribí en la web, inspirado precisamente en esta experiencia. Aquí tenéis la primera parte y aquí la segunda.

Bestia Clérigo (Bloodborne)

Espera, ¿Bestia Clérigo antes que otros bosses de Bloodborne o, ya puestos, Dark Souls? Pues sí, he elegido a la criaturita por mi experiencia personal.

Bloodborne fue el título que me hizo comprar una PlayStation 4, así que podéis haceros una idea de la ilusión con que lo cogí.

Sin embargo no entendía. ¿Cómo se subía de nivel? Moría y volvía a morir, pero nada me había preparado para lo que vendría después: ahí estaba la Bestia Clérigo, imponente sobre ese puente de piedra, con sus melenas desmarañadas.

Lo más gracioso del tema es que, pese a ser un jefe opcional, ¡yo no me enteré! Así que iba como loco a su encuentro mientras desperdiciaba toda la sangre, aparte de tener que adaptarme a un sistema completamente nuevo.

Luzfarel (Maldita Castilla)

Como bien sabéis, la emblemática saga Ghosts'n Goblins es famosa por su alta dificultad. Sin embargo he elegido el clon español Maldita Castilla y más concretamente a su final boss, Luzfarel, que me las hizo pasar canutas.

Luzfarel estaba precedido por una especie de tribunal demoníaco formado por cuatro diablos, y seguido por un corazón flotante que te amargaba la vida. Todo ello a pasar del tirón con tan sólo tres toques, si no recuerdo mal.

Hay que reconocer que Don Rodrigo nos lo puso tan difícil como Sir Arthur, pero con un poco de constancia se podía salir airoso.

Homura (Shinobi)

He comenzado esta lista hablando de Sekiro y de cómo era muy difícil prosperar en dicho juego sin entender la dinámica de los bloqueos.

Shinobi, no el original sino la versión de PlayStation 2, te hacía aprender sí o sí lo que mi hermano y yo definimos como la senda del ninja. De otra forma era prácticamente imposible.

No sé cuántos bosses había antes de Homura, pero sí puedo deciros que con este shugenja de fuego mordías el polvo una y otra vez. Al final, entendías cómo se había concebido Shinobi y lo que sus creadores esperaban del jugador a los mandos.

¿Y qué es la senda del ninja? No se puede explicar, pero básicamente suponía un cambio radical en la concepción de toda la jugabilidad, desde los ataques hasta los dodges, los saltos, el uso de magias y shurikens... En Shinobi no había nada parecido a puntos de experiencia: eras tú quien mejoraba.

Dama Osakabe (Nioh 2)

Otro título difícil donde los haya, abarrotado de jefes que llegan a hacerse incluso demasiado cuesta arriba. Muchos jugadores elegirían a cualquier otro (¿Otakemaru?), pero yo he escogido a la Dama Osakabe porque es un monstruo inmenso y aparentemente inabarcable.

Los tentáculos de Osakabe te hacían picadillo a menos que agotaras su stamina, obligándote a utilizar este recurso que bien podías haber pasado por alto durante todo el juego.

Al final, sí, resulta que se podía vencer a un boss que ocupa todo un palacio imperial japonés, sólo había que creérselo y, por qué negarlo, consultar en YouTube cómo diantres pasárselo.

Lucifer (Castlevania: Lords of Shadow)

Castlevania: Lords of Shadow fue el triunfal regreso de una saga que había quedado vinculada a un estilo retro, muy querido pero trillado. El trabajo de Mercury Steam en su puesta al día fue excelente, y mi vicio tan grande que me saqué el trofeo de platino.

De aquella grata experiencia guardo un muy buen recuerdo: nada más y nada menos que Lucifer encarnado. No muchos juegos han evocado al mismo Demonio (y no simplemente a un demonio) como final boss, pero este Castlevania lo hizo con maestría.

Lucifer no era una simple barrera, un reto, ni siquiera un jefe. Era el mismísimo mal, y tanto su presencia como sus prodigios te hacían sentir una cierta reverencia. Por supuesto, tras no pocos intentos en los que llegabas a pensar cuándo finalizarían sus transformaciones y cambios de estado, podías vencerlo y de paso secarte el sudor.

T-073-M (Ghostrunner)

Ghostrunner es similar a Shinobi del que ya he hablado, en el sentido de que somos nosotros como jugadores quienes mejoramos, llegando a superar retos aparentemente infranqueables.

De todos ellos, el primero que te hace pensar hasta aquí hemos llegado es T-073-M, también apodado "El Portero". Este boss no es un personaje, ni siquiera un robot como tal: se trata de una inmensa torre sembrada de trampas, en lo alto de la cual se encuentra nuestro acceso al siguiente nivel.

Por suerte hay dos checkpoints en medio de tan demencial reto, que de lo contrario se me antojaría imposible. Era mirar hacia arriba y pensar qué se habrían fumado los desarrolladores, pero sí, al final y contra todo pronóstico lo conseguías.