Este análisis ha sido realizado con una copia facilitada por Plaion. Juego disponible en PC, PLAYSTATION 4, PLAYSTATION 5 (versión analizada), XBOX ONE y XBOX SERIES S/X.

Introducción

Como bien sabéis, a poco que me hayáis leído, yo no soy muy amigo de los servicios de suscripción. Básicamente porque otros eligen por ti de una oferta innecesariamente grande y porque, una vez entrado en esa rueda, es improbable que gastes dinero aparte en otros juegos.

El nuevo PlayStation Plus, de hecho, para mí fue uno de varios errores de Sony. Pero si nos ceñimos a lo que siempre fue, lo que hoy se llama la modalidad Essential, sí que era curioso ir acumulando una buena biblioteca, poco a poco, mientras te daba tiempo a despachar lo que iba llegando.

Uno de esos juegos que yo pude disfrutar, y que no había encontrado tiempo para hacerlo antes, fue Lords of the Fallen, en plena efervescencia de los soulslike.

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Aquella primera aproximación al género fue criticada por una duración algo corta, debida en parte a un mapeado menos ambicioso de lo que cabría esperar.

En realidad, a mí Lords of the Fallen me gustó mucho por su estética, y recuerdo haber pensado que era mejor de lo esperado. Vamos que me lo pasé de arriba a abajo.

Nada menos que nueve años después, CI Games retoma Lords of the Fallen en manos de su filial Hexworks. Ni le han cambiado el nombre, como reclamando el papel que siempre pensaron podría ocupar su primer vástago.

¿Lo ha conseguido? Uno diría que no al ver los varapalos que la crítica le ha dado al juego, para variar de una editora menor. No obstante acompañadme en este análisis, por cierto mi artículo número 200 en la web, para descubrirlo.

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¿Dark Souls 4?

Contar aquí lo obvio de Lords of the Fallen a estas alturas me parece innecesario. Somos un parias de la tierra, un alma errante, que un buen día se ve embutido en una armadura, espada en mano, y empieza a repartir en medio de unos escenarios sobrecogedores de los que sabemos tan poco como de nosotros mismos.

Charquito de almas (aquí vigor) cuando morimos, personajes extraños y huraños, ambientación medieval fantástica, elección de clase, forja, armas que escalan, invasiones, compra de objetos, incluso los atributos y los estados, todo recuerda a Dark Souls.

Y es que dejemos claro desde el principio que, de todas las copias de la obra de From Software, este Lords of the Fallen es con diferencia la más cercana, tanto que incluso se atreve a empujarlo, apretujándose un poco a ver si le deja un hueco en el olimpo de los videojuegos.

Sí, una copia, pero ¡menuda copia amigos! A unos gustará más, a otros menos, pero no dejará indiferente a nadie.

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La lámpara mágica

Por supuesto Lords of the Fallen incluye su propio toque con algunas cosas no obstante vistas en otros soulslike, como la barra de vida recuperable si contraatacamos o la engastación de runas, aparte de otras inéditas como la posibilidad de plantar vestigios (las típicas hogueras) en determinados puntos. Pero la gran revolución de Lords of the Fallen llega en forma de la lámpara, una reliquia en parte maldita de la que somos el portador.

La lámpara nos permite vislumbrar e incluso interactuar con el Umbral: un mundo fantasmagórico que se solapa con el plano real.

¿Qué significa esto? En primer lugar la completa locura, a mi parecer, de que todos los mapeados están duplicados, es decir que se han currado dos apariencias bastante distintas en función de si recorremos el mundo real o el Umbral.

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Las diferencias van más allá de introducir algún filtro de color, una serie de efectos y poco más, al menos en buena parte del recorrido. No señor, al otro lado del velo tenemos elementos decorativos y mecánicas jugables diferentes, aparte de ese temor creciente...

En esto me quiero detener. ¿Os podéis creer que Lords of the Fallen da algo de miedo? Aunque puedes entrar en el Umbral a voluntad, no puedes salir más que por un vestigio, o bien a través de algunos pocos tótems desperdigados.

Mientras el medidor de Umbral aumenta, junto con el sonido de una inquietante ventisca que se va volviendo cada vez más como un lamento, también crece la amenaza que acecha más allá del velo. Imaginad un Souls donde tienes prisa por avanzar, o sabes que serás pasto de los horrores del averno.

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¿Y para qué te metes en el Umbral? Buena pregunta, a la que doy dos respuestas: en primer lugar, porque en sus entrañas se encuentran algunos de los tesoros más codiciados del juego. Aparte, porque permite acceder a zonas vetadas en el plano físico, muchas de las cuales son imprescindibles para abrirse paso y avanzar en la aventura.

Si no queremos entrar, podemos alumbrar con la lámpara para ver las sombras retorcidas a nuestro alrededor. Esto a veces basta para traspasar una barrera aparentemente infranqueable, o para saber si nos estamos perdiendo algo y merece la pena el tránsito, pero cuidado: mientras sostienes el candil, las criaturas demoníacas también pueden verte y, de llegar a golpearte, te arrastrarán inevitablemente al inframundo.

Difícil por lo enrevesado

La lámpara es, en esencia, el toque personal de Lords of the Fallen. Si me preguntáis, una apuesta valiente pero arriesgada. Como ya he dicho duplica de facto el tamaño del juego, de por sí enorme. ¿Hacía realmente falta?

Por un lado las nuevas mecánicas del Umbral son bienvenidas, ya que plantea puzles sencillos, revela caminos ocultos y presenta a nuevos enemigos que siempre se agradecen. Además aporta una perspectiva completamente inédita para un soulslike.

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Por otra parte, mi opinión es que el aprovechamiento del Umbral se debería haber limitado a algunas zonas, ya que al incluirlo en todo el juego tienes la sensación constante de que te puedes estar perdiendo algo.

Os voy a poner un ejemplo. Estaba yo recorriendo una antigua cripta cuando de pronto, como en todo buen Souls que se precie, caí desde una altura mortal. En Lords of the Fallen, aprovecho para decirlo ahora, no puedes morir en el mundo real, sino que antes siempre apareces en el Umbral. Es como tener dos vidas. Pues bien, ¿os podéis creer que de pronto se mostraron ante mí un montón de elementos ocultos necesarios para abrir un pasadizo, que a su vez me daba acceso a un objeto con el que podía liberar a un personaje importante? Cosas así.

El otro problema que le veo al Umbral es que, al igual que a veces tienes la sensación de estar haciendo descubrimientos de chiripa, es fácil verse abrumado por la extensión a nuestro alrededor. Particularmente la parte de la ciénaga resulta aburrida, ya que todos sus charcas aparentemente infranqueables son transitables en el Umbral, con una profundidad que de facto esconde nuevas zonas.

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En determinados momentos no será raro que no sepas ni dónde estás, ni a dónde vas, mientras intentas conservar ilusamente tu vigor cuidadosamente acumulado en busca de un puñetero vestigio. Encima, aquí los enemigos pueden robártelo si caes, en cuyo caso hay que matarlos para recuperarlo.

Hablando de enemigos, conviene aclararlo, el Umbral se fusiona con la realidad e incorpora nuevos monstruos, pero no elimina los que ya hay en el plano físico. Es decir, doble de chopped aderezado con el contador aumentando mientras acechan los demonios.

Ahora bien, en otras partes Lords of the Fallen discurre a la altura de Dark Souls sin despeinarse, con recorridos alucinantes, zonas magistralmente interconectadas y visiones sublimes de Mournstead y su entorno. Eso no quita que sigan haciéndonos la puñeta inmisericordemente, por ejemplo llevándonos a luchar contra un jefe sin que antes haya un vestigio; en casos así, tras morir impotentes, tendremos volver enfrentando a todos los enemigos por el camino y buscar ese lecho donde plantar un vestigio propio si tienes las codiciadas semillas a tal fin.

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En definitiva, ¿eres de esos masoquistas a los que se le han iluminado los ojos? ¡Pues claro que sí hombre! Si te gusta literalmente perderte por los escenarios, sobrecogerte ante los monstruos, descubrir caminos ocultos, palmarla una y otra vez, y eres de esos que escupen las almas al suelo como ese torero que, al perder un ojo, por lo visto dijo "esto son despojos", ¡Lords of the Fallen es tu juego!

Empezarás pensando que los enemigos no son muy difíciles, y acabarás maldiciendo el Umbral y odiando la pantalla de carga tras la muerte. Para bien o para mal, Lords of the Fallen me parece el videojuego más difícil de este tipo.

Por suerte la modalidad online, que aprovecho para mencionar aquí, nos permite no sólo invadir la partida de un pobre hombre para hundirlo en la miseria, sino también invocar a un amigo, o a cualquier fulano de internet, que esta vez entrará no sólo para liquidar al boss de turno, sino que puede acompañarnos durante toda la partida. Tal vez pensaron en eso a la hora de ajustar la dificultad.

Apartado técnico

Lords of the Fallen es presentado orgullosamente (literal) por sus creadores en la impresionante secuencia introductoria. Y no es para menos, porque además del enorme trabajo en cuanto a elementos jugables, el apartado visual no desmerece, con unos entornos sencillamente majestuosos, por momentos sobrecogedores, invariablemente fantásticos y deliciosamente complejos.

Aunque hay un completo editor para darnos forma, lo cierto es que la calidad de los demás personajes está un peldaño por debajo sobre todo en sus rostros, algo sinceramente insustancial en este tipo de desarrollos.

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Se agradece la inclusión de un modo rendimiento a 60fps muy sólidos salvo en contadísimos casos, además por supuesto de calidad a 30fps que con el desenfoque de movimiento resultan muy convincentes.

Respecto al sonido, bravo. La música, como no, se inspira en los típicos coros de Dark Souls para los bosses, pero casi pondría por delante los efectos. Todo se siente inquietantemente cercano, a nuestro alrededor, y el Umbral transmite verdadera angustia con esa distorsión auditiva in crescendo. Subtítulos por cierto en español, aunque hablar, lo que se dice hablar, aquí poco.

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Conclusión

Lords of the Fallen es la prueba definitiva para los amantes de los soulslike. En realidad ya vivimos una experiencia endiabladamente enrevesado con Hellpoint, pero aquí los valores de producción son muy superiores, dando como resultado un pedazo de juego de los pies a la cabeza, tal vez no triple pero sí doble A.

Opino que las buenas intenciones y las enormes posibilidades de la lampara están ahí, pero se tornan un poco en contra de Lords of the Fallen, aunque esto es muy subjetivo porque otros jugones pueden tomarlo como un desafío o un soplo de aire fresco.

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En mi caso Lords of the Fallen sí ha despertado esa curiosidad por explorar, por avanzar y por descubrir, mirando de tú a tú al mismísimo Dark Souls, pero otras veces me ha resultado abrumador por la cantidad de caminos que se abrían ante mi, la dificultad de algunos de ellos, y las posibilidades ampliadas que supone el Umbral: un arma de doble filo.

De todas formas esto es un Souls señores, aquí no se viene a llorar. Si tienes lo que hay que tener estarás de acuerdo con los desarrolladores, que tan orgullosamente presentan Lords of the Fallen. Bien lo merece.