Hace no mucho escribí un contundente artículo sobre la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft, una compra sin precedentes en el mundillo de los videojuegos que sin duda iba a tambalear sus cimientos.

En dicho artículo, como buen sonyer, denunciaba las formas de Microsoft. Me parecía que la compañía de Redmond estaba intentando imponerse a base de robar sagas, más que crear las suyas propias.

En realidad los usuarios de una Xbox no ganaban básicamente nada: iban a seguir teniendo los mismos juegos que habrían tenido, con la salvedad de que ahora no podrían disfrutarlos el resto de la comunidad.

Quiero dejar muy claro que todo eso sigue vigente, de hecho no hace falta ser muy listo para entender la que se ha montado con la CMA británica y otras comisiones reguladoras de la competencia.

¿Por qué hablo entonces en pasado? Pues porque en estos meses algo ha cambiado en mi percepción de sonyer aficionado, que nunca fanatizado. A grandes rasgos tengo la sensación de que Sony va como pollo sin cabeza.

Si se me permite la comparación, ahora veo que la compra de Bethesda por parte de Microsoft fueron los aviones estrellándose contra las torres, y la adquisición de Activision Blizzard su posterior derrumbamiento. Adivina quién era las torres...

En Sony recibieron primero un sopapo y luego, apenas empezaban a asimilarlo con cara de incredulidad, un directo en la mandíbula. La resultante ha sido descubrir a una empresa que pretende mirar en otra dirección cuando está claramente condicionada.

Puedes ser Nintendo, asumir que no vas a competir en la misma liga, montarte tu chiringuito e ir a tu bola. O puedes plantar cara a Microsoft, apuntalar unas cuantas adquisiciones sonadas y prepararte para la guerra; el dinero no importa tanto cuando tienes detrás cuatro generaciones de consolas líderes, un nombre que es casi sinónimo de jugar y unos estudios entre lo mejor de la industria.

Pero no deberías ir de guay, de que te la resbala todo y de que sigues aparentemente igual mientras tomas decisiones erráticas, una tras otra. Hagamos si no un repaso de las mismas.

Subida del precio de los juegos

Vale, aceptamos barco. De todas las malas ideas, subir el precio de los juegos era la más previsible. Sony lo anunció para sus producciones first party, alegando los muchos recursos que necesitaban para hacerlas. Estaban muy seguros de sus juegazos, o eso parecía.

Juegos intergeneracionales

¿Necesitas cobrar más, pero al mismo tiempo sigues desarrollando en PS4? Vale, está de por medio la crisis de los semiconductores, pero al menos reserva los precios más altos para juegos verdaderamente exclusivos. Al final, los mismos que presumían de que ellos sí creían en las generaciones han quedado en evidencia.

Cobrar por actualizar versión

Espera, espera un momento... Si hemos dicho que vamos a subir los precios en PS5 pero seguimos desarrollando en PS4, ¿qué hacemos? ¡Pues cobramos al que ya tiene el juego por actualizarse! Suma y sigue...

Versionar en PC

Por si los juegos intergeneracionales no bastaban, la decisión más inverosímil de Sony llegó cuando anunciaron que algunos de sus títulos llegarían también a PC, algo impensable hace apenas un año. ¿Para qué quieres una PlayStation, sin en PC lo tienes todo y mejor, con online gratis, mods, emuladores, juegos propios, Game Pass y precios más bajos?

Subida del precio de la consola

Espera, que si estás pensando en pasarte al PC te ayudamos a decidirte: ¡subimos la consola 50 euros en un movimiento sin precedentes! Esto poco antes de que se anuncie una revisión para abaratar costes...

Juegos como servicio

Entre las reacciones de Sony a las adquisiciones de Microsoft, estuvo también el tema de hacer juegos como servicio o para móviles. Pocas veces he visto a tantos pobres chavales intentando justificar esto porque "así sacan dinero para hacer lo que nos gusta". Otro bandazo, y van unos cuantos.

PS VR2 no retrocompatible

Con los desarrollos first party de PlayStation en PC, llegando previsiblemente cada vez antes, PS VR2 es una de las pocas cosas que siguen dando un aura de exclusividad a la consola, pero ya sabemos que las nuevas gafas no serán retrocompatibles. Es decir, ante una tecnología aún por implantarse deshaces todo el camino ya recorrido para empezar de cero. Lo más insólito es que PlayStation 5 sí es compatible con el anterior visor y sus juegos.

Plus enrevesado

Sony podría haber creado el Plus definitivo, devolviendo el golpe a Microsoft y recordándole por qué llevan cuatro generaciones en cabeza. No hacía falta sacar las novedades el día 1, bastaba con potenciar el servicio ya existente con contenido adicional, manteniendo el precio. Habrían duplicado suscriptores. En su lugar tenemos un batiburrillo que, sin estar mal, no deja de ser otra oportunidad perdida.

PlayStation Stars

Un servicio que nadie pedía, seguramente encaminado a fomentar las compras digitales, pero siendo justos también a conseguir trofeos y premiar a los mejores jugadores. Ahora bien, ¿hacía falta dar preferencia a los usuarios del nivel más alto en la cola de atención al cliente? Otra polémica innecesaria.

Reacciones por Call of Duty

Y por fin hemos sabido que Sony estaba metiendo baza en la CMA, intentando desesperadamente que Call of Duty no llegue a Game Pass. De paso han demostrado la poca confianza que tienen tanto en su consola como en sus desarrollos first party, ya que la mayoría de usuarios seguirían comprando "la pley". Desgraciadamente las decisiones son tomadas por directivos y accionistas que sólo atienden a las cifras de ventas, incluso quedando en evidencia.

Creo que eso es todo, ¿o me dejo algo? Si es así puedes ponerlo en los comentarios. ¡Y si no estás de acuerdo también, claro!

En cualquier caso, como puede verse, una defensa incondicional de PlayStation a estas alturas implica necesariamente un cierto nivel de fanatismo. Hay que ser coherentes y aplicarnos lo que hemos dicho de otros.

Sony tiene la joya de la corona, que siguen siendo sus estudios internos. Muy pocas third, tal vez sólo Rockstar, siguen haciendo juegos con el mimo de Insomniac, Santa Monica o Naughty Dog. Pero tengo la sensación de que ahora mismo son diques de contención ante una catarata en forma de malas decisiones.

Si os dais cuenta, lo que está pasando ante el desafío de Microsoft es que PlayStation se parece cada vez más a Xbox. ¡Es una trampa a la legua! Es decir, ellos han ido siempre por detrás, pero Sony les están copiando el tema de juegos intergeneracionales, disponibles también en PC o en un servicio de suscripción, para móviles...

Parece que en Sony, o más bien entre sus directivos y accionistas, hay miedo ante un futuro incierto, como si hubieran perdido la fe en la fórmula que los ha llevado al éxito. Mientras, nos enteramos de que Stadia, la consola en la nube de Google que venía a comerse el mercado, cierra. Pero da igual: el miedo sigue y ese futuro que ni siquiera existe amenaza la continuidad de una marca, PlayStation, que irónicamente nunca se había boicoteado tanto a sí misma como en el presente.

Lo que está claro es que nada dura eternamente, pero sinceramente jamás pensé que Sony se enterraría sola. Incluso los usuarios de Xbox, estoy seguro, habrían querido imponerse por los éxitos de su consola y no porque la eterna rival se tira de cabeza por un puente.

A ver si alguien coge el timón y endereza esto. PlayStation está a tiempo de remontar, pero en Sony deben empezar a tomar decisiones meditadas, que no atiendan sólo a los intereses económicos inmediatos. De lo contrario ni la inminente llegada de Kratos podrá cambiar la deriva que estamos viendo.