Que España está plagada de talento es algo que no vamos a descubrir ahora, y a pesar de que el gobierno apenas ofrezca apoyo a todos esos estudios españoles que luchan por ver cumplido su sueño, por suerte contamos con iniciativas como PlayStation Talents que consiguen que obras como Deiland lleguen a nuestra PS4.

Y es que un pequeño estudio ubicado en Valencia, Chibig, probablemente no habría logrado su sueño de ver Deiland en consolas si no fuese por la iniciativa de PlayStation, Lanzadera y también con el apoyo de la plataforma Square Enix Collective, el proyecto de la compañía japonesa para dar visibilidad a videojuegos indie.

Y con esto no quiero restar ni un sólo mérito a Chibig y a Deiland, un juego que ya ha logrado grandes éxitos en dispositivos móviles, y un juego que nos demuestra, una vez más, que el talento está ahí, y sólo hace falta algo de apoyo para sacarlo a la luz.

Deiland, mi pequeño planeta

En Deiland para PS4, a diferencia de la versión de móviles que no tiene guión, descubriremos la historia de Arco, el protagonista, un joven que vive en un pequeño planeta como único habitante, tiene una pequeña tienda de campaña, se alimenta de bayas, recolecta semillas y poco más, pero pronto se encontrará con varios visitantes como Mün que le irán enseñando a fabricar objetos que harán que pueda hacer más y más cosas.

Más tarde descubriremos que Arco es el más joven de los cuatro príncipes que fueron enviados a cuatro planetas cuando el universo estaba en sus inicios, con la misión de encontrar el cristal misterioso que existe en el interior de cada uno de ellos.

Ese cristal despertará los antiguos poderes de la magia, que se extenderán a todos los rincones del universo dando lugar al origen de los mundos.

Como veréis, la misión de Arco no es baladí, pero más allá de ese objetivo tan magnánimo, nos concentraremos en llevar una vida cotidiana en un planeta muy pequeño, un planeta que se recorre de punta a punta en segundos (unos 20 para ser más concreto), pero que está plagado de posibilidades.

A uno le viene a la mente El Principito, la extraordinaria obra del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, y en los primeros pasos también me ha recordado a la saga de Nintendo Animal Crossing, pero os aseguro que Deiland tiene personalidad propia.

Crear, construir, sembrar, aprender

Deiland es un juego centrado en el "farmeo" o el "granjeo", es decir, basado en sembrar, recolectar, recoger objetos, construir... es un título que no deja de añadir elementos nuevos, que va desbloqueando nuevos materiales, nuevos objetos que hacen que el planeta, nuestro planeta, se vaya transformando poco a poco mientras nuestro personaje va ganando experiencia y habilidades.

Empezamos por la casa, al principio una pequeña tienda en la que poder construir gracias a su forja, pero que podremos ir mejorando con un taller para crear objetos artesanales, un laboratorio o una cocina en la que hacer todo tipo de platos y postres.

Las primeras misiones nos conseguirán una azada para labrar los campos, un hacha para obtener leña o un martillo para construir, así que al principio estamos algo limitados y sólo podremos picar piedras, plantar semillas en zonas cerca del agua (cuando aprendamos a construir pozos podremos sembrar alrededor de ellos), cultivar la tierra... pero más tarde los distintos visitantes nos enseñarán a tejer telas, fabricar una caña de pescar o una botella de vidrio en la que guardar líquidos interesantes.

Lógicamente cada objeto costará una cantidad diferente de materias primas, así que tenemos que medir mucho en qué gastar y en qué momento hacerlo. No faltarán los ratos en los que tendremos que pasearnos por el planeta, talar árboles, romper piedras y recolectar, porque necesitemos materiales para avanzar, pero por lo general son pocos momentos, y el juego siempre ofrece un ritmo y una variedad que lo hacen muy dinámico.

A nuestro planeta vendrán varios visitantes de lo más variopinto, como el chef Brram que crea platos de alta cocina y que nos fichará como compinche para que le consigamos distintos alimentos (tocará pescar más de una vez, con un sencillo minijuego), la ya comentada Mün o el hechicero Lock, un anciano obsesionado con las pociones y hechizos.

Nuestro personaje contará con tres barras: Puntos de vida, Puntos de Energía y Experiencia, además de un porcentaje que medirá nuestro nivel de hambre. Contaremos con cuatro habilidades: Fuerza, Inteligencia, Agilidad y Resistencia, y al ganar experiencia podremos escoger potenciar una u otra según lo que nos interese. Por ejemplo la inteligencia potenciará el uso de la magia cuando aprendamos a usarla.

En el juego también hay que decidir... ¿queremos centrarnos en construir estructuras o dedicarnos a la siembra? Cada planeta será distinto por cada jugador, y las comentadas habilidades también servirán para que definamos el tipo de Deiland que queremos, porque tal vez nos interese que las plantas crezcan antes, o que seamos capaces de fabricar más rápido.

Según vayamos evolucionando hacia uno u otro sentido seremos capaces de desbloquear nuevas estructuras o atraer a nuevas criaturas. Es tu planeta, haz lo que quieras con él, cada partida será distinta.

Los peligros de Deiland

El juego no solo se basará en al farmeo, también habrá que enfrentarse a enemigos que intentarán robarnos el botín, como las limusinas, las arañas gigantes, murciélagos, flores venenosas y hasta trolls gigantes.

Al principio tendremos que tirar de lo que tenemos, el hacha, la azada... pero más tarde podremos aprender hechizos mágicos gracias al poder del cristal, y nos hará falta para enemigos más duros. La curva de dificultad está muy bien medida en todo momento.

Respecto a los controles hay que decir que la adaptación al mando de Dualshock desde la pantalla táctil ha sido magnífica, y si bien es cierto que muchos botones están sin usar el juego sabe usar la cruceta para abrir inventario, menú de habilidades o para cambiar de acción, y con el botón X realizaremos la mayoría de acciones, además de contar con el triángulo para que la cámara se aleje y podamos ver de un golpe todo el planeta, ideal para situarnos y situar los objetos y misiones que nos ocupan.

Si tuviera que ponerle una pega sería que la profundidad de los combates es muy limitada, y la IA de los enemigos también. Es cierto que el foco jugable no se centra en los combates, pero algo más de variedad no le habría ido nada mal.

La experiencia de Deiland nos puede durar unas 13-15 horas, y aunque este tipo de juegos suelen ser muy dados a dedicarle pequeños ratos, lo cierto es que me ha sorprendido dedicándole largas sesiones gracias a su ritmo y a las ganas de ir creciendo y descubriendo cosas nuevas.

Tampoco le hubiese venido mal al juego algún modo alternativo (por ejemplo retos contrarreloj) o un modo online en el que poder visitar otros planetas y comerciar con otros jugadores, aunque hubiese chocado un poco con su argumento.

El juego únicamente tiene un único modo y un solo jugador, y aunque ya hemos dicho que la duración es más que destacada para su precio, esperemos que su secuela sí lo incluya.

La belleza de la naturaleza

Visualmente Deiland es una gozada, la adaptación de los gráficos del móvil a PlayStation 4 nos ofrece unos modelados sólidos y un juego de colores preciosista, gracias al uso de una paleta de tonos muy vivos, unos fondos que ofrecen marcos preciosos de atardeceres y noches con el espacio de fondo, y la posibilidad de ir poblando nuestro planeta de robles, pinos y arbustos que la lluvia ayudará a crecer.

El contacto con la naturaleza es uno de los pilares del juego, también una de sus enseñanzas, la lección de que tenemos que cuidar nuestro planeta, sembrar después de talar, aprovechar sus recursos y tomar de la tierra sin dejar de darle algo a cambio y defenderla de las agresiones externas es una bella lección que va en consonancia con la hermosura de sus gráficos y elementos.

Y a todo ello también ayuda una banda sonora estupenda, con unas melodías a piano de lo más relajantes que aportan una paz que se agradece en este tipo de juegos, donde uno logra evadirse de una vida de estrés, y que saben cambiar a unos acordes más apremiantes cuando nos atacan los enemigos o nos caen meteoritos.

El juego no tiene voces y todo funciona con cuadros de texto, que podemos seleccionar en castellano, inglés y valenciano. Los efectos de sonido son correctos y están bien representados.

Conclusión

Creo que Deiland es una pequeña joya por descubrir, un juego capaz de gustar a los más pequeños y enganchar a los más mayores, que nos ofrece una aventura basada en la construcción y recolección, con enemigos con los que luchar, personajes que conocer y decenas de objetos que descubrir.

El estudio Chibit ha realizado una gran adaptación a consola, tanto en gráficos como controles, logrando un juego totalmente estable y muy hermoso visualmente, añadiendo una historia y ofreciendo nuevas posibilidades jugables que lo hacen todavía más atractivo.

Sin duda estamos ante un título que merece una oportunidad y que recomiendo 100%, y aunque se le pueda sacar alguna pequeña pega es una gran alternativa con la que disfrutar y relajarse.

Deiland ya está a la venta para PlayStation 4 (PS4) en formato digital, a través de PlayStation Store, a un precio de 14,99€ y PEGI 7.