Hay algo que la psicología debería estudiar, o si ya lo ha hecho por favor dejadme en los comentarios algún libro que pueda leer al respecto. El caso es que siempre me ha fascinado la fidelidad de algunos usuarios a su marca de consola, que traspasa con mucho la barrera del interés personal para adentrarse en el terreno del puro fanatismo. Vamos, como si fueran accionistas de las compañías que hay detrás.

Quienes hayáis leído mis artículos en AllGamersIn ya conocéis la batallita: me forjé en los foros de Hobby Consolas, cuando eran los más populares, y allí se fraguó una legendaria batalla entre los usuarios de Dreamcast, PlayStation 2, Xbox y Game Cube, ¡casi nada!

Os recuerdo que eran unos tiempos donde Sega y Nintendo tenían mucho peso específico y aún pugnaban por recuperar el liderato arrebatado por Sony. Mientras tanto, un nuevo actor entraba en escena con la cartera llena de billetes: nada más y nada menos que Microsoft. Aquello fue un Royal Rumble en toda regla donde los foros bullían de consoleros enardecidos. Fijaos que ni siquiera había peceros, o estaban muy calladitos porque entonces las nuevas consolas, al salir, sí eran más potentes que cualquier ordenador.

Veinte años después el panorama ha cambiado mucho, como bien sabéis: Sega sólo hace software, Nintendo se ha reinventado y ya no compite en la misma liga, y entre Sony y Microsoft continúa un pulso donde sin embargo, muy para pesar de mis viejos haters, desde hace tiempo la compañía de Redmond busca su nicho en forma de una oferta alternativa basada en los servicios.

¡Y no olvidemos a los peceros! Ahora les gusta fardar de la potencia de sus ordenadores, eso sí dejando de lado la pasta que se han gastado, o bien hablando de resoluciones 4K que la inmensa mayoría no ha catado jamás.

Entre medias ha habido dos saltos generacionales y se acerca el tercero. Los foros vuelven a vibrar, los portales de videojuegos se apresuran a sacar cualquier noticia relacionada, aunque sea una reciclada de otra ya repetida. Y los usuarios braman y maldicen, defendiendo con antelación algo que ni siquiera tienen...

La idea me parece fascinante, como decía al principio: defender algo que ni tienes. Pero esto lleva implícita otra cuestión: si te comportas así, ¿hasta qué punto eres libre de comprar lo que quieras?

Esto es un poco como la política, donde hay una modesta cantidad de gente capaz de cambiar su voto y una gran masa de acólitos. Como mucho, puedes esperar que los fanáticos se abstengan. Pero claro, en el mundillo nadie se abstiene porque eso significa quedarse fuera de juego, nunca mejor dicho, así que todos corren a comprar la que por narices debe ser su nueva consola. ¿Que no ha sido la mejor elección? Nada que no se arregle con un buen lavado de cerebro y, de paso, un poco de odio hacia la competencia.

Hoy en día al menos hay una cierta explicación lógica para esto: los juegos digitales. Si tienes tropecientos de estos títulos, que no puedes revender, y las nuevas consolas serán retrocompatibles, pues es un argumento a tener en cuenta oye. O mejor dicho es más leña que echar al fuego.

En cierto modo el tema de los videojuegos digitales no deja de ser una forma de secuestro, no muy diferente del Plus o el Gold: ¿cómo vas a dejar ahora el servicio o la marca y perderlo todo, con la pasta que te has gastado? En este sentido podríamos hablar de un cierto síndrome de Estocolmo.

Pongamos que elegiste mal tu consola, en el fondo lo sabes cuando miras con recelo la enésima novedad de tu odiada rival y te apresuras a entrar en los foros para echarle mierda. Por supuesto te cargas de razones y confundes que tú también te diviertes con que tienes lo mejor. Llegado un momento dado, la defensa de tu marca es tan acérrima y desde hace tanto tiempo que has perdido tu capacidad real de elección. Si a eso añades la pasta que te has gastado, apaga y vámonos: estás prácticamente abocado a comprarte lo que quieran venderte.

En mi caso particular, también gracias al temple que dan los años, debo decir que elegiré lo que realmente me de la gana. Fijaos, sonyer como soy he estado mirando los títulos del XBox Game Pass, amén de varios PC gamer porque me repatea que nos cobren por jugar online.

Lo que ocurre, mojándome, es que francamente el Game Pass me ha parecido bastante peor de lo que esperaba, ya que todo el mundo lo pone por las nubes, y si quieres el Ultimate que incluye Gold no es precisamente barato (PlayStation Now es aún más cutre todo sea dicho). Y los PC gamer, ¡buf! Aparte de que por algo más de 700 euros sólo tienes los de gama más baja, me imaginé a mí mismo optimizando Windows, instalando drivers, ajustando opciones y me empecé a agobiar. ¡Quita bicho! Quiero meter el disco (o descargar el juego) y olvidarme, mientras las consolas sigan ofreciendo esto tendrá sentido comprarlas.

En fin amigos, como veis raro será si dejo de ser sonyer al menos una generación más, pero sinceramente creo que durante todo este tiempo ha sido lo más inteligente. Lo cual no es óbice para que otros jugones prefieran opciones distintas. Por ejemplo tengo un amigo que sólo le da caña a Call of Duty, The Elder Scrolls Online y títulos multijugador en general, que con razón ha escogido Xbox One X por su mayor potencia y su mejor servicio.

Me despido recordando lo obvio: sois o deberíais ser libres. No tenéis por qué estar abocados a comprar vuestra marca. Mirad los juegos, comparad las ofertas, evaluar la evolución del mercado e, incluso, olvidaos de vuestra abultada biblioteca de glorias pasadas que en el fondo apenas vais a tocar. Y entonces comprad lo que realmente queráis y no lo que lleváis defendiendo a ciegas durante vete a saber cuántos años. Puede que descubráis todo un mundo nuevo, palabra del viejo Sonny.