La actual está siendo la generación de los remakes, las remasterizaciones, las reediciones HD 1080p, las revisiones con más o menos añadidos... podéis llamarlas como queráis porque vienen a ser lo mismo, lanzar uno o varios juegos que ya disfrutamos en la o las pasadas generaciones.

Quedan pocas compañías que no se hayan lanzado ya de cabeza a exprimir a una gallina que no se cansa de ofrecer apetitosos huevos de oro, y es que cualquiera se resiste ante la posibilidad de reescribir un código que le ofrezca un lavado de cara para volver a vender alguna vieja gloria que tuvo éxito en su día y que gracias a la potencia de las nuevas consolas puede lucir más definida y fluida.

Una de las primeras que se animaron fue Lara Croft y su Tomb Raider: Definitive Edition lanzada apenas meses después de lucir en PS3 y Xbox 360. Una ligera mejora en la luz, las físicas del pelo y los DLC sirvieron para que la arqueóloga luciera palmito en PS4 y Xbox One y sus ventas sirvieron como guía para otras compañías sabedoras que la relación coste-beneficio compensaba para dedicar pocos recursos y recuperar un buen dinero que puede ser más que necesario para acometer otras grandes producciones.

Sony por su parte también escogió un título de vida joven y que lucía espectacular en PS3: The Last of Us aplicándole una suave capa de maquillaje que no hacía más que destacar la excelencia visual que alcanzó Naughty Dog con la tercera sobremesa de la compañía nipona. Sony no solo quiso que este lanzamiento tuviera una importancia menor tratándose de un remake con pocas novedades, sino que lo incluyó en un bundle y le dedicó una importante campaña de publicidad.

Todas las grandes compañías han apostado por traer a la nueva generación viejos lanzamientos. Ubisoft con Rayman Leyend o AC IV: Black Flag, Capcom con Devil May Cry o Resident Evil HD, Deep Silver con Saint Row IV o Metro Redux, 2K con Borderlands, Activision con Call of Duty: Ghosts, Blizzard con Diablo III... si nos fijamos en las notas todos estos lanzamientos han obtenido calificaciones altas (es difícil estropear algo que ya era bueno) y prácticamente ocupan el Top 50 de lanzamientos para PS4 y One.

No cabe duda de que algunas revisiones están trabajadas y no solo se limitan a meros lavados de cara, salen a precios razonables e incluyen varios títulos en un mismo disco, toda una tentación, especialmente si fueron lanzamientos que en su día nos perdimos, sirven para quitarse la espina o para conocer una saga desde sus inicios, algo casi necesario si la saga pretende seguir avanzando en esta generación.

Por lo general no estoy de acuerdo en que las compañías estén apostando tanto por los remakes porque tengo la sensación de que demasiado tiempo perdido en recuperar viejos compañeros repercute en una escasez de nuevos lanzamientos e ideas que aporten frescura al catálogo. Puedo entender que algunas compañías aprovechen este recurso para obtener ingresos que sirvan para arriesgar más y ofrecer juegos triple A de alta calidad siempre que el fin sea ese y no llenarse los bolsillos a costa de la nostalgia.

Es evidente que poder rejugar algunas trilogías como Bioshock, Mass Effect o God of War es una tentación, pero prefiero que las compañías se centren en nuevos Bioshocks, nuevas aventuras en la Ciudadela o nuevos dioses que machacar con Kratos, y así, de paso, es posible que no veamos tantos retrasos en los lanzamientos.