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He tenido la oportunidad de probar la competidora directa en cuanto a realidad virtual se refiere: Oculus Rift. Las probé en todo momento pensando en escribir estas líneas para traeros mi opinión sobre la posición en la que se queda PlayStation VR frente a la competencia.

No me gusta entrar en especificaciones técnicas, porque todo sobre el papel queda muy bonito siempre, pero la tecnología hay que probarla, hay que empaparse de la experiencia y no abusar de listas de datos y más datos. Toda tecnología queda a merced del provecho que saquen los desarrolladores de ella.

También me gustaría destacar que las Oculus Rift solo las probé durante aproximadamente 20 minutos, y sin embargo en el caso de PlayStation VR he podido probarlas muchísimo más. Además, no hablaré del dispositivo HTC Vive pues, además de no haberlo probado, se diferencia demasiado de las dos anteriores en cuanto a precio se refiere.

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Obviamente la calidad de las Oculus Rift es bastante superior, no vamos a engañarnos. Los bordes de los objetos no contaban con unos dientes de sierra tan acusados como en algunas ocasiones aparecen en PS VR. Se ve más nítido y claro, aunque me dio la sensación de que los colores se veían más vivos en PS VR (muy probablemente por la calidad de las demos que pude comprobar). Solo vi un fallo tremendamente grave en el caso de las Oculus: no me las pude colocar bien con mis gafas. No estoy seguro de si sería sólo en mi caso, o es que no han contemplado bien la posibilidad de que los que tenemos falta de vista también jugaremos con estos dispositivos. El caso es que sin ellas lo veía todo borroso. Pude ponérmelas, pero obviamente no estaban muy pensadas para gente que lleve gafas. Al tener que dejar espacio para mis gafas de vista, no podía sujetarme bien el dispositivo en la cabeza (y no, no soy especialmente cabezón).

Quitando este aspecto, por lo demás fue una experiencia bastante buena, los cascos que vienen incorporados son de una calidad bastante normal y los materiales con los que están fabricadas no son de mucha más calidad que la VR, aunque quizá lo parezca por la textura que tienen, al no ser un plástico tan liso.

Cuando terminé de probarlas, me informé de todos los detalles del ordenador que estábamos utilizando y del precio de las gafas, y aquí me di cuenta de un aspecto bastante curioso: la diferencia de precio es mayor de la que yo pensaba. Está claro que no solo tendrás que comprarte el dispositivo (que te viene con un mando de Xbox compatible con PC, el sensor, las gafas y un práctico maletín para guardarlas que verdaderamente me dio envidia), sino que probablemente tengas que invertir algo de dinero para mejorar las especificaciones técnicas de tu ordenador, pues tiene que ser bastante potente.

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La cosa se va encareciendo, ya que, cuanto más desactualizado tengas el PC, mayor será siendo la inversión que tendrás que hacer para llegar a la realidad virtual que todavía tiene mucho que mejorar.

En este punto, empecé a comparar. En el caso de las PS VR, incluyendo la cámara y dos PlayStation Move, tendrías que invertir unos 500 € (teniendo en cuenta que los Move son opcionales en la mayoría de los juegos); mientras que, para las Oculus, en el mejor de los casos, es decir, suponiendo que cuentas con un ordenador completamente compatible, tendrías que desembolsar unos 780 € (incluídos los Oculus Touch). Por tanto, comparando el caso más caro de PS VR con el más barato de Oculus Rift, vemos que hay 280 € de diferencia en algo que, de base, no es barato.

No es mi intención defender ni una ni otra opción, pero volveremos a caer sin duda en la eterna discusión: ¿consola o PC? En el caso del PC tendrás la ventaja de la personalización, de las inversiones a “corto plazo” para seguir manteniendo una calidad bastante decente de la realidad virtual, mientras que millones de personas tienen una PS4 en sus hogares: conectarás la PS VR y sabes que funcionará sin problemas.

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Siempre me he decidido a pensar que está bien que exista competencia: sin ella, las compañías entrarían en un peligroso estado de confort que nos perjudicaría notablemente. Además, las PS VR, de menor calidad, pero algo más asequibles para que “todo el mundo” (ojo a las comillas, porque estoy relativizando) pueda disfrutar sin preocuparse de especificaciones técnicas, datos y actualizaciones de hardware en el sofá de su casa.

Cada una cumple su función en el “rango de calidad” para el cual están hechas, entendiendo que el sector de las Oculus Rift es algo más exigente y exclusivo. Ningún dispositivo tiene una calidad tan mala como para no plantearse que es una posibilidad viable y, como siempre, dependerá de si eres muy exigente con los gráficos o, sin embargo, no te importa sacrificar algo de calidad para tener una experiencia satisfactoria a un precio algo más reducido. Yo personalmente me encuentro en el segundo grupo, y llevo defendiendo mi forma de entender los videojuegos desde que era bien pequeño: quiero que me impresione la calidad del contenido, después hablaremos de lo bonito o lo feo que es.

Para mí, lo más importante es que apuesten todas las compañías por esta tecnología, que se normalice su uso y que se acabe el período de adaptación de esta nueva forma de entender los videojuegos. En ese momento, quitaremos las comillas de la expresión “asequible para todo el mundo” y podremos hablar en realidad del futuro de los videojuegos. Será el tiempo el que me dará o me quitará la razón.