Ayer tuvimos la lamentable noticia de un suceso terrible: un tiroteo masivo en un torneo oficial de Madden 19 que se estaba celebrando en Jacksonville, Florida.

Al parecer, uno de los participantes que perdió una partida enloqueció y reacciono con violencia ante la situación, asesinando a tiros al menos a cuatro personas.

La violencia y los videojuegos en la misma frase de nuevo

Es la eterna lucha que tenemos que ganar de una vez por todas entre toda la comunidad de jugadores: los videojuegos no generan violencia. Pero no porque lo diga yo, sino porque a ningún jugador de todos los que conozco ha tenido ningún episodio de violencia ni siquiera parecido a lo que ocurrió ayer. Ni muchísimo menos violento. Y porque como todo en esta vida, es una cuestión educacional y social.

Seré claro con un pensamiento que tengo desde hace mucho tiempo: si los juegos generaran violencia, entonces las películas también. Y las series, por supuesto. Es tremendamente injusto que califique a los juegos como violentos la misma persona que desconoce las clasificaciones por edades, o que directamente no sabe a qué juega su hijo.

Todo es susceptible de hacer que una persona sea violenta si dicho sujeto no es capaz de discernir entre la ficción y la realidad. En serio, me encantan todos los juegos de Gran Theft Auto, por poner un ejemplo típico de videojuego que todo el mundo reconoce como violento. Pero jamás se me ocurriría realizar ninguno de las acciones que en el juego son posibles en la vida real. Lo dejo por escrito.

¿Las armas en EEUU en tela de juicio?

Cualquiera de nosotros podría pensar que a lo largo de los sucesivos días se pondrán en tela de juicio las armas en EEUU, que al parecer son de fácil acceso para muchos jóvenes y las medidas de seguridad en este tipo de eventos deja mucho que desear. Y esa es la más tangible realidad fuera de aquella cultura de falsa seguridad.

Pero lamentablemente me temo que no será así exactamente. ¿Por qué? Porque los medios saldrán con la pesadilla de siempre tomando a la parte por el todo, y haciendo creer al resto de la sociedad que el problema son los videojuegos y los que disfrutamos de ellos, y no de la poca regulación que tienen con las armas en este país.

Ya lo hemos visto en otras ocasiones de la boca (el piquito de oro, mejor dicho), del señor Donald Trump, y de distintas asociaciones que asocian de una forma directa este tipo de incidentes con que el sujeto está motivado por los videojuegos.

No, señores, eso no es así. Una persona debe tener problemas más serios antes y después de coger el mando o el teclado y el ratón para llegar a ese extremo, solo que como sociedad nos es más fácil negar la evidencia. Los videojuegos son una expresión artística y un entretenimiento sano, y deja de serlo en el momento en el que el jugador no es responsable. De nuevo sigo defendiendo, y lo seguiré haciendo siempre, que el problema es educacional.

La violencia debe quedarse dentro de la pantalla. En este caso, la cuarta pared no puede romperse.