NOTA DEL AUTOR:
Este artículo contiene Spoilers debidamente señalizados, si no habéis completado el juego no marquéis la zona del spoiler que está con letra de color blanco.
Después de una larga espera desde que se anunciase en la feria del E3 de 2014, meses después del lanzamiento de PlayStation 4, ya está con nosotros uno de los exclusivos más esperados del catálogo de Sony, Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, un juego que por fin ofrece una buena medida de lo que es capaz de ofrecer la circuitería de PS4 con tiempo, recursos y por supuesto el talento de uno de los mejores estudios de desarrollo del mundo: Naughty Dog.
Más allá de discutir que no se trate de un juego sobresaliente — un servidor tuvo la suerte de analizarlo y darle todo un 9.8, casi perfecto — algunas voces han catalogado esta cuarta entrega como el mejor juego realizado hasta la fecha, y en un número mayor como el líder en la presente generación de consolas. Por supuesto son opiniones y toda opinión es respetable, pero creo que ni el juego merece un 10 como le han dado muchos ni debe ponerse por encima de otros que, para mí, sí lo merecieron.
Uncharted 4 entra por los ojos y lo hace de una manera tan bruta, tan descarada, que uno no sabe si mantener el mando en sus manos o dejarlo sobre la mesa y aplaudir fuerte. El modelado de jugadores, las animaciones faciales, una iluminación fuera de lo común o el trabajo con físicas y partículas, por citar algunos, lo sitúa como el juego más poderoso técnicamente de la generación y con cierta ventaja sobre el siguiente. Un buen guión, un apartado sonoro de campanillas (ojo a la BSO de Henry Jackman, merece la pena escucharla), una buena mezcla jugable, un online aseado... no existe ningún apartado en el juego que desluzca el resultado final, la aventura final de Nathan Drake es un juego redondo que merece todos los elogios.
Pero Uncharted 4 tiene un gran PERO, y alguna pega menor que lo aleja, repito, en mi opinión, del 10 absoluto. Hablo de la evolución jugable de la saga respecto a la última entrega (o podríamos decir las dos últimas), hablo de lo poco, poquísimo, que se ha querido arriesgar Naughty Dog en su despedida. Cuando un juego va a lo seguro y repite fórmulas que siempre han funcionado rara vez se equivoca y el resultado está ahí, pero el estudio ha perdido la oportunidad de hacer historia lanzando un juego que haga evolucionar el género, que suponga un paso más allá.
La jugabilidad de Uncharted 4 es prácticamente la misma de siempre: Fases de escalada muy guiadas y con un reto mínimo, que al menos se benefician de un gancho y un pico para darle cierta gracia, si bien son elementos que ya hemos visto antes en Tomb Raider, un sistema de combate cuerpo a cuerpo limitado, los mismos tiroteos de siempre (poca variedad de armas, cero posibilidad de mejorarlas, ni siquiera podemos devolver las granadas) y, por suerte, un buen sistema de sigilo que muchos seguro intentamos aprovechar para evitar tanto disparo.
He escuchado, con cierta mofa pero también cierta razón, que Uncharted 4 es un excelente simulador de andar, y es cierto que nos pasamos buena parte de la aventura simplemente andando, paseando por los escenarios admirando su belleza, salvando algún que otro puzle (de nuevo demasiado sencillos) o sorteando algún acantilado con inusitada facilidad. Tampoco podemos decir que los escenarios sean muy abiertos, apenas un camino principal y alguno que otro alternativo que suele acabar enseguida con algún tesoro.
AVISO SPOILER:
Alguno podrá argumentar que la linealidad y las fases sin disparos potencian la espectacularidad y la historia, y seguramente tengan razón, pero tampoco en el guion he visto que se haya arriesgado ni se haya querido contar la historia oscura y dramática que se presuponía en los primeros teasers del juego. Es posible que la baja del antiguo director Justin Richmond haya tenido mucho que ver, pero ese happy ending y esa sensación de que alguien importante va a morir y al final todos comen perdices (hasta Nadine) desluce y deja un regusto de que una relación más tormentosa entre hermanos o la pérdida de un ser querido hubiese dejado una mayor impronta.
FIN SPOILER
En definitiva, para mí un título que no aporta demasiado en lo que realmente debe importar en un videojuego, la jugabilidad, ni merece un 10 ni mucho menos ser considerado un referente como sí lo pudieron ser Portal, Metal Gear Solid, Super Mario 64 o The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, es uno de los mejores juegos de esta generación, una obra maestra en el aspecto técnico y una demostración de que Naughty Dog sabe explotar la potencia de PS4 como nadie, pero un juego me tiene que ofrecer mucho más que una imagen bonita para que lo considere obra de arte, ¿o acaso alguien considera obra maestra la última película de Transformers por lo increíbles de sus efectos especiales y la pone a nivel de Casablanca, E.T. o Lawrence de Arabia?
Ojalá que su próximo trabajo siga ofreciendo ese nivel visual, pero que la sorpresa venga por unas mecánicas innovadoras o, al menos, no tan conservadoras. Solo entonces el estudio se habrá ganado con todo derecho una silla en el olimpo de los videojuegos.
