En la reciente feria de electrónica CES 2018 celebrada en Las Vegas nos ha servido para ver por una rendija el futuro de los dispositivos que el día del mañana ocuparán nuestras casas y nuestras vidas. Televisores enrrollables, asistentes con inteligencia artificial avanzada, robots que reconocen cuando entras en casa y te dan la bienvenida, tarjetas gráficas cada vez más potentes... la tecnología avanza y lo que compremos hoy, hoy mismo ya está anticuado.

Las consolas no son ajenas a todo ese avance, ni mucho menos. Las últimas generaciones han estado por encima de los seis años de vida, y en seis años la tecnología avanza tanto que los saltos entre generaciones son siempre brutales. Tanto ha sido así que por primera vez Sony y Microsoft han lanzado nuevas consolas inter-generacionales, máquinas más poderosas pero compatibles con las PS4 y Xbox One para ofrecer más potencia y lograr representar los juegos con mayor calidad y fluidez.

Una de las razones de la existencia de PS4 Pro fue, según reconoció sin problemas la propia Sony, poder mover los grandes recursos que consumía la incursión de Sony en la realidad virtual con PlayStation VR, un casco que gracias a la potencia extra podría ofrecer una mayor nitidez de imagen, mejores texturas, suavizado de dientes de sierra y mayor fluidez en la imagen, aspectos vitales para lograr una inmersión de mayor calidad.

Aún así, PSVR nació con una premisa, ofrecer un sistema de realidad virtual "asequible" para todos, por lo que se alejó de los materiales, prestaciones y precios de sus competidores en PC, principalmente Oculus Rift y HTC Vive, cuyos modelos superaban los 800 dólares. Saliendo al mercado por 400 euros, las PSVR se han convertido en el dispositivo de realidad virtual más vendido del mundo, pero no han sido pocas las críticas recibidas por su escasa calidad de imagen o lo aparatoso de sus cables.

Mucha gente cree, de hecho, que a la tecnología le falta dar un salto para llegar a triunfar de verdad, y ese salto pasa por ofrecer una calidad de imagen superior y sin cables. En este CES 2018 hemos visto que el nuevo modelo HTC Vive Pro cumple estas dos premisas, cuenta con un par de pantallas OLED de mayor resolución que las HTC VIVE originales (2880 x 1600 frente a los anteriores 1080 x 1200) y lleva auriculares incorporados con audio 3D. Además contarán con un adaptador, el Vive Wireless Adapter, que permitirá disfrutar de ellas sin ningún tipo de cable y sin apenas lag.

Llegados a este punto cabe plantearse lo siguiente: ¿Debe PlayStation lanzar un modelo mejorado de sus gafas de Realidad Virtual para PlayStation 4? ¿Tiene sentido PSVR Pro en esta generación?

La PlayStation VR se lanzó en octubre de 2016, y en apenas un año Sony ya ha sido capaz de rebajar su precio hasta los 199,99 dólares incluyendo Gran Turismo Sport, oferta que por desgracia no salió de EEUU pero que nos deja claro que el coste de fabricación del casco se ha reducido y probablemente la tecnología se haya mejorado y abaratado.

De hecho, Sony ya ha lanzado un nuevo modelo de PSVR, el numerado como CUH-ZVR2 que incluye auriculares integrados, menor cableado y un nuevo procesador capaz de ofrecer HDR directamente. Este modelo ha llegado a las tiendas sin hacer ruido, y sin suponer un mayor precio, compatible 100% con todos los juegos de PS4 y todos los modelos de la consola.

Estoy convencido que los departamentos de I+D de Sony ya trabajan en la próxima PSVR viendo que la evolución de la realidad virtual no sólo no se ha estancado, sino que sigue avanzando. Parece lógico que la propia Sony quiera esperar al lanzamiento de PlayStation 5 para tener un hardware más potente y poder acompañarlo de un casco que realmente lo aproveche y el salto sea realmente notable, pero el movimiento de la competencia no me hace descartar la posibilidad del lanzamiento de un modelo de PSVR superior en esta misma generación, un modelo que siga siendo compatible con todo pero que aproveche de verdad la potencia de PS4 Pro.

El problema que tiene PSVR es que sus prestaciones técnicas están algo limitadas, pero en dos años se está avanzando tanto en esta tecnología que tampoco sería descabellado pensar que la compañía japonesa podría sacar unas gafas sin cables, con un módulo con su propio procesador para mejorar la calidad de las imágenes, una resolución Full HD y poder seguir manteniendo el precio de 400 euros, dejando el modelo anterior en los 200-250 euros y permitiendo que convivan ambos.

De esta forma tendría dos líneas de producto muy bien definidas, la experiencia económica con PS4 Slim (200 euros) y PSVR (200 euros) y la experiencia superior con PS4 Pro (300 euros) y PSVR Pro (400 euros). De esta forma PlayStation 4 podría seguir dando batalla en esta generación durante varios años más y mantener su posición de poder en ventas, y es que como ya dijimos Sony no está teniendo mucha competencia con Xbox One o Switch y no parece que tenga mucha prisa en que comience la próxima.

La evolución de la tecnología y del interés de compra de los usuarios marcarán la evolución de PSVR y la aparición de su sucesora. Algunas compañías se han quejado de las limitaciones del casco de Sony para lanzar los juegos triple A que tanto se demandan, y muchos usuarios están esperando a que la tecnología madure lo suficiente como para convencerse de dar el salto. Tal vez PSVR Pro sea ese paso adelante para unos y para otros.

O puede que PSVR 2 tenga que esperar a PS5, incluso que no llegue nunca porque el futuro sea otra cosa muy distinta. ¿Quién sabe? En esto de la tecnología las compañías no dejan de sorprendernos y los equipos de investigación siempre están probando varias alternativas para jugar siempre con varias cartas. Lo que nos deparará el futuro... difícil saberlo.