Durante la pasada Gamescom de Alemania pudimos probar el último juego de 3DRealms, una continuación del aplaudido Ion Fury, que recibe como nombre Phantom Fury.

Un título que transcurre muchos años en el futuro, con una historia intensa y muchas de las bondades del original prometiendo el habitual "más y mejor". ¿Quieres saber qué nos pareció? Entonces sigue leyendo...

 

Phantom Fury: Una continuación a la altura de Ion Fury

El título, como decíamos, transcurre muchos años después de nuestra pelea contra Jadus Heskel, donde el carismático Shelly “Bombshell” Harrison despierta en un nuevo mundo, sacada del coma a instancias de un viejo colega, con un nuevo brazo biónico.

Precisamente ese brazo es uno de los grandes protagonistas de la aventura por todo el juego que es capaz de dar, especialmente por la potencia de juego con el que se puede equipar y así lograr el objetivo de asegurar un artefacto altamente peligroso, el legendario Demon Core.

Shelly se embarca en un intenso viaje por los EE. UU., mientras intenta superar su propio pasado para salvar el futuro de la humanidad. Una campaña de unas 10 horas de duración que nos llevará por todo tipo de lugares, desde hoteles sórdidos en Albuquerque, instalaciones abandonadas en Los Álamos, las calles de Chicago o incluso a bordo de un tren en marcha.

Esto es lo que probamos de Phantom Fury en la Gamescom

Estamos ante un shooter en primera persona con estética pixelada, una estética que se repite en los juegos de corte indie, aunque el trabajo que ha hecho Slipgate Ironworks con el apartado gráfico es espectacular, con escenarios a los que no les falta un detalle.

Phantom Fury nos presenta un mundo realmente interactivo, montones de palancas que activar, armarios que abrir, ordenadores utilizables (hasta puedes ejecutar comandos UNIX en ellos), máquinas recreativas, helicópteros a pilotar...

Además el título nos presenta un arsenal a la altura, más de 20 armas, desde las clásicas escopetas hasta otras más imaginativas como bombas de bolos, dispositivos de disparo de espuma electrificados o drones desplegables, armas que además se pueden actualizar y modificar.

La demo nos situó en un tren en marcha de longitud enorme, en el que se sucedían los tiroteos y los puzzles, así que no todo era avanzar y disparar y en ocasiones había que investigar bien para obtener un código, abrir una puerta y seguir avanzando.

Pudimos probar toda esa potencia de fuego y ver cómo la IA de los enemigos reaccionaba de forma muy competente, ofreciendo escenas dignas de una superproducción de Hollywood por la intensidad, como el combate en helicóptero que iba destrozando el tren en marcha y nos obligaba a movernos y darle con todo lo que teníamos, o el usar una excavadora para crear un puente con su brazo y llegar al siguiente vagón... vamos, ni Tom Cruise.

Por suerte no solo podemos contar con las armas, el brazo biónico como decíamos dará mucho juego y también se puede mejorar, así como el traje biónico que equipamos, capaz de ofrecer ataques de puñetazos o un escudo eléctrico, todo ello para enfrentar a un grupo de enemigos muy nutrido donde encontramos desde soldados, cyborgs o mutantes, y por supuesto jefes finales que no lo pondrán nada fácil.

La jugabilidad os la podéis imaginar, un gunplay muy dinámico y frenético como cabría esperar. Eso sí, podremos tomarnos un respiro de vez en cuando... Tendremos momentos en los que se nos arroja una bomba con suministros para poder equiparnos y recargar, podemos recoger bebida y comida de las máquinas expendedoras y jugar en las máquinas recreativas.

El objetivo de la demo era "tan sencillo" como buscar gasolina para llenar un jeep y poder escapar con vida del tren mientras un enorme dron armado hasta los dientes nos acribilla a balazos. Nuestra decisión es tratar de abatirle (requería mucho tiempo y munición) o simplemente escapar de él, conseguir la gasolina y salir de allí rodando.

Apartado gráfico y conclusiones

Está claro que los amantes de Ion Fury le habrán echado el ojo enseguida a este Phantom Fury, un juego que está claro que consigue lo que promete, ofrecer una experiencia pixelada frenética, pero añadiendo más interacción, más armas, más posibilidades jugables y más detalle gráfico.

Un título que si tuviese un motor gráfico Unreal Engine 5 y hubiese ofrecido lo mismo se vendería como una superproducción AAA, porque a nivel jugable ofrece pura adrenalina, momentos espectaculares y un cuidado por el detalle que denota que en este estudio hay talento y amor por lo que hacen.

¿Y lo mejor? Que al ser un juego indie con esa estética no saldrá tan caro y lo podrán mover muchos más PCs, divirtiendo lo mismo o más. A falta de verlo en profundidad, las sensaciones han sido muy positivas.

Phantom Fury llegará a PC, PlayStation 5, Xbox Series X|S y Nintendo Switch en 2023 y ya lo puedes añadir a tu lista de deseos.