En 1997 llegaría a la PlayStation original V-Rally, simulador de carreras de rally que tendría 2 entregas más hasta 2002 en PlayStation 2. Casi dos décadas después, Kylotonn Entertainment y BigBen Interactive recuperan la saga para ofrecer de nuevo un juego más que digno para los amantes de esta modalidad de competición de motor: V-Rally 4.

Tras probar en el pasado E3 una versión bastante avanzada del juego, por fin hemos podido exprimirlo para contaros todo lo que ofrece esta cuarta entrega de la reconocida saga V-Rally. Así que enciende motor, mete primera y dale gas, que yo seré tu copiloto en este análisis.

V-Rally 4: Un arcade simulado

V-Rally 4 apuesta por una conducción a medio camino entre el simulador y el arcade. Sus distintos tipos de pruebas nos animan a conducir de forma diferente, y notaremos esa diferencia a medida que avancemos en el juego.

Pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo en el modo V-Rally, que es el modo carrera. Tras una prueba de conducción y un pequeño tutorial de mano de nuestra primera agente (todo narrado en castellano), este modo nos invitará a construir un equipo a nuestro alrededor para llevarnos a lo más alto del mundo del rally.

Al principio sólo podremos acceder a pruebas clásicas de rally con un único coche. Si ganamos estas pruebas, obtendremos dinero con el que invertir en el equipo: podremos cambiar de agente (que nos dará acceso a más modalidades y mejores recompensas), contratar mecánicos e ingenieros para mejorar los vehículos que tengamos en propiedad, comprar nuevos coches y mejorar sus prestaciones e incluso tunear los vehículos.

La propuesta de este modo es sencilla y ya conocida, pero tiene su profundidad. Deberemos pensar bien en cómo invertir nuestro dinero y en qué pruebas participar, pues no todo será ganar recompensas.

Algunas pruebas requieren que hagamos una pequeña inversión para poder participar en ellas, a final de cada semana (las pruebas duran entre 1 y varios días) hay que pagar los salarios a nuestros empleados y si dañamos el coche en las carreras, tendremos que pagar las reparaciones.

Por tanto, si no somos mañosos en las diferentes modalidades de competición, no cuidamos de los coches y no pensamos bien en las evoluciones de nuestro equipo y los vehículos, podemos encontrarnos con que por muchas pruebas que juguemos, estemos perdiendo dinero en lugar de ganarlo. Así pues, buena parte de nuestra evolución en el juego depende de nuestra habilidad de gestión y a los mandos.

El juego es exigente en cuanto a dificultad. Tras las primeras pruebas veremos que superar los tiempos de la IA requiere adaptarse bien al control, que no resulta sencillo de dominar.

Afortunadamente, el juego presenta un sistema de dificultad bastante acertado: al comienzo de cada prueba se puede seleccionar la dificultad de la IA en un rango de 0 a 100; por debajo de 50 la dificultad estará por debajo de la estándar, pero conseguiremos menos recompensa al terminar la prueba, y por encima de 50 será más difícil superar los tiempos establecidos pero ganaremos más dinero. Esto funciona así en el modo V-Rally, mientras que en Partida rápida la dificultad se escoge entre las 5 clásicas (de Muy fácil a Muy difícil).

Si superamos unas cuantas pruebas de una cierta modalidad, como Rally, tendremos acceso al campeonato de esa modalidad, compuesto de varias pruebas y con un premio mucho más suculento, que nos permitirá comprar más y mejores coches en los concesionarios.

Además, para poder acceder a los distintos tipos de prueba, necesitaremos tener al menos un coche en propiedad de cada modalidad, por lo que será necesario ahorrar y comprar un vehículo de cada tipo para poder avanzar en este modo de juego.

Las pruebas

Como ya pudimos probar en el E3, los 5 tipos de prueba son lo suficientemente distintos entre sí como para dar variedad al juego y no sentir que siempre estamos jugando igual. Tenemos las pruebas Rally clásicas, con etapas de distinta longitud en las que intentamos conseguir el mejor tiempo. En éstas, un copiloto nos irá indicando las curvas y peligros que tenemos a continuación, algo fundamental ya que estos circuitos se generan de forma aleatoria, por lo que no es posible memorizarlos, y cada vez que los juguemos habrán podido variar mínimamente.

Existen también las pruebas V-Rally Cross en las que competimos contra otros 5 pilotos en un circuito cerrado y con la obligatoriedad de tomar al menos una ruta distinta en una de las vueltas.

Las pruebas de Hillclimb son las más técnicas y consisten en subir (o bajar) un circuito montañoso lo más rápido posible. Las carreras de Buggies son las más emocionantes y espectaculares. En ellas, la conducción es más arcade, los circuitos son más amplios y los saltos y peligros en pista las hacen las más divertidas y alocadas.

Por último, la Extreme-khana es la prueba más difícil: son contrarrelojes en circuitos cerrados y por lo general muy estrechos, con coches muy potentes y zonas que requieren que sepamos derrapar a la perfección. Son también muy técnicas, pero a su vez, por su localización y propuesta, las más originales del juego.

Variedad de circuitos y vehículos

Aparte del modo V-Rally, Partida rápida nos permite jugar cualquier prueba desde el inicio, en cualquiera de los 23 circuitos (los cuales cuentan con variaciones, por lo que el número total de pistas es mucho mayor), con cualquiera de los casi 50 vehículos reales (marcas y modelos míticos desde los años 60 hasta la actualidad) y seleccionando diversas condiciones horarias y climatológicas.

El juego también incluye multijugador local a pantalla partida, algo muy de agradecer en los tiempos que corren, así como multijugador online.

Si no tienes suscripción a PS-Plus no podrás competir en carreras con otros rivales, pero sí acceder a pruebas online en el modo V-Rally, en las que intentar hacer el mejor tiempo posible para obtener una recompensa económica para tu equipo.

Unos gráficos que derrapan

En el apartado técnico, nos encontramos ante un juego algo irregular. El juego corre a 30 fps tanto en PS4 como en PS4 Pro, mientras que en el modelo más potente de PlayStation al resolución pasa de 1080p a 4K.

Los gráficos son resultones, pero se le nota un par de escalones por debajo de los referentes del género de conducción.

Mientras que en movimiento las limitaciones técnicas no se notan en los escenarios, los vehículos sí se ven algo faltos de detalle, especialmente en texturas. Esto no impide disfrutar del juego, al que sí se le podría exigir un poco más en el control y las físicas.

Sensaciones al volante

Como hemos comentado al principio del análisis, el juego intenta estar a medio camino entre simulador y arcade.

En las pruebas de rally son en las que más se nota ese componente de simulación: el control es más duro, exigente y no es sencillo mantener el coche en pista.

Un punto positivo que se nota claramente al conducir es la diferencia de grip entre asfalto y otros terrenos como grava o nieve, no siendo así al correr sobre mojado, cuya diferencia no es tanta frente a correr en seco.

La mayoría de circuitos tienen más de una superficie en la misma etapa, por lo que al pasar de una a otra se agradece ese cambio de sensaciones en el control del coche.

Además, el juego permite seleccionar entre distintas configuraciones en función del tipo de terreno, o incluso personalizar completamente diferentes características como las alturas o distribuciones de pesos. Esto se hace en las pantallas de carga, cuyos tiempos son algo elevados, pero que se ven minimizados gracias precisamente a que estas configuraciones y la selección de dificultad se realiza justo en estas pantallas.

Conectando con el apartado técnico y el control, las físicas del juego no acaban de ser todo lo realistas que hubiéramos deseado. Algunos choques con los elementos del circuito como vallas, pilas de neumáticos o rocas presentan consecuencias muy distintas: desde una detención en seco hasta que el coche salga dando vueltas de campana, ante dos colisiones prácticamente a la misma velocidad y el mismo ángulo.

Cuando tenemos un accidente de este estilo, las diversas partes del coche (motor, dirección, suspensión, etc.) van sufriendo daños, que en función de la dificultad seleccionada, notaremos más o menos durante el resto de la etapa, y que al final de ésta deberemos reparar tirando del presupuesto del equipo.

Como hemos estado viendo hasta ahora, el juego da una de cal y otra de arena en los aspectos técnicos.

Apartado sonoro

En el apartado sonoro, la banda sonora queda relegada a un segundo plano frente a los efectos de sonido en competición, que tampoco destacan especialmente.

Existen diferencias en estos efectos entre los vehículos más potentes y los que menos, pero no se aprecian tanto entre marcas y modelos, por ejemplo.

El tema principal del juego, que escucharemos en los menús, es pegadizo, y todas las voces se encuentran en castellano (se agradece este detalle teniendo en cuenta la importancia del copiloto en las pruebas de rally) y con la posibilidad de seleccionar otros idiomas.

Conclusión

En resumen, V-Rally 4 presenta una apuesta muy clásica de simulador de rallies, pero con detalles que no pueden faltar en un juego de 2018.

Variado en cuanto a pruebas para no resultar monótono, exigente en control, conducción y dificultad pero con ayudas para todo tipo de jugadores, con multijugador online pero también local para disfrutar junto con otro amigo cara a cara, y con una gran cantidad de opciones de personalización de las partidas.

Estamos ante un juego que, pese a las limitaciones técnicas y posiblemente de presupuesto por tratarse de un estudio de tamaño medio, ofrece todo lo que puede, no se deja nada en el tintero y va a contentar a fans de los rallies y a jugadores en general.

Si te gustan los juegos de conducción, deberías darle una oportunidad, ya que ofrece diversión y muchas horas de juego hasta dominar las pruebas y conseguir superar todos los campeonatos.

Dónde comprarlo

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