Introducción

Antes de aventurarme a escribir este análisis, debo confesar una cosa: no me esperaba para nada lo que ha sido Travis Strike Again: No More Heroes. Mea culpa. Daba por hecho que esta entrega sería un spin-off de las dos primeras que mantendría su estilo inconfundible.

Por lo tanto, queridos lectores, si habéis llegado para leer este análisis con las mismas equivocadas expectativas, espero que en estos dos párrafos ya os quede claro que Travis Strikes Again: No More Heroes no es nada ni remotamente parecido a un No More Heroes 2.5 o algo así.

Aclarado esto, voy a desprenderme de mis prejuicios y analizar el título que nos ocupa como juego en sí mismo, dejando de lado las dos entregas principales. Adelante pues.

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Mini-juegos

Vamos a desgranar en qué consiste Travis Strikes Again: No More Heroes, que básicamente es controlar a Travis o a Badman (o a ambos en modo cooperativo local) a lo largo de varios mini-juegos.

En todos ellos, sin embargo, la dinámica es prácticamente la misma: repartir estopa a golpe de la beam katana (o del bate) a una serie de enemigos, todo sea dicho bastante psicodélicos y completamente carentes de nada parecido a cualquier tipo de carisma.

Cada mini-juego pretende introducir un giro en sus dinámicas para aportar algo de variedad, consiguiéndolo a duras penas. Así, lo que vamos a encontrarnos es lo siguiente.

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Electric Thunder Tiger II: desde una posición de cámara en picado, debemos avanzar a lo largo de un escenario bastante anodino, sin nada a destacar realmente. Una bienvenida descafeinada, a qué engañarnos.

Life is Destroy: juego de suspense donde debemos seguir la pista de un asesino en serie, alternando fases de puzle (con vista cenital) con otras dentro de las casas donde se cometieron los crímenes.

Coffe and Doughnuts: esta vez la cámara adquiere una vista lateral para ofrecernos una sensación más plataformera, y se intenta aportar variedad incluyendo una mansión cuyas habitaciones debemos ir visitando según se desbloquean.

Golden Dragon GP: aquí sí tendremos una experiencia de conducción, aunque en estricta línea recta. Será imprescindible mejorar las piezas de nuestra motocicleta, para lo cual, adivina adivinanza, volveremos a repartir leña con la vista en picado.

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Killer Marathon: un software en desarrollo que apenas son un par de plataformas y que, para nuestra sorpresa, da lugar a un juego de tipo Asteroids titulado Death Drive.

Serious Moonlight: o eso creemos, ya que al iniciar este título nos encontramos con otro juego de nombre Damned Dark Knight, en clara alusión a Shadows of the Damned. En esta ocasión debemos abrirnos paso en un ambiente tenebroso. De lo mejor del conjunto.

CIA: seguiremos liándonos a mamporros, esta vez contra todos los jefes intermedios a lo largo de distintos escenarios llenos de puzles, en algo que no queda claro si todavía es un mini-juego o la auténtica sede central de la CIA (sic).

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La Death Drive Mk II y la búsqueda de las bolas

No, no son las Bolas de Dragón pero bien podrían, ya que todos estos juegos son los únicos que fueron publicados para la legendaria consola Death Drive Mk II, y adivinad qué... ¡nosotros tenemos una!

Cada juego es una bola, literalmente, que a su vez debemos buscar en lo que viene a llamarse Travis Strikes Again, como si fuera el juego principal. Y debo deciros que yo tenía la esperanza de que así fuera: "qué original es Suda51, abre con un mini-juego pero luego empieza la chicha", me decía a mí mismo.

Pero no. Lo cierto es que Travis Strikes Again: No More Heroes son sus mini-juegos. Porque la búsqueda de las bolas consiste en un homenaje a esas aventuras conversacionales de MS-DOS en pantallas monocromo, donde simplemente seremos testigos de una historia, ingeniosa desde luego, pero que nos relegará al papel de meros espectadores.

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Lo otro que podemos hacer entre mini-juegos es ir a la caravana donde, según parece, Travis se ha retirado junto a su gata Jeane, harto de tantos asesinatos. En esta especie de base podremos comprar y equiparnos con camisetas (muchas de juegos indies), consultar el blog del ramen, leer unos faxes enigmáticos que recibimos y poco más.

Homenajes por doquier

Suda51, al que ya he mencionado, es un cachondo mental. Un tío sin duda diferente, que a mí personalmente me gusta mucho. He disfrutado con No More Heroes, Killer7, Let It Die o Lollipop Chainsaw... desgraciadamente no puedo decir lo mismo del juego que nos ocupa.

Travis Strikes Again: No More Heroes, como os decía, se aleja completamente de la saga principal para introducirnos en, quizás, el juego más personal del creativo japonés.

Si te gustan las referencias electrónicas ochenteras, te vas a hinchar literalmente. Hay homenajes escondidos, además de otros evidentes. Unas cosas llegan a sorprender, otras te dejan con cara de WTF, otras despiertan una sincera sonrisa...

A destacar las intros de cada uno de los mini-juegos que, la verdad, derrochan ingenio por los cuatro costados. A los de una cierta edad nos retrotraen directamente a nuestra niñez.

En todo caso hay un problema, señor Suda51: homenajear a diestro y siniestro, por muy entrañable que resulte, no significa necesariamente sacar a la luz un buen juego. Veamos a continuación por qué.

Un beat'em up descafeinado

Como os he dicho, casi todos los mini-juegos versan a fin de cuentas en liarse a tortas. Por lo tanto, seguimos teniendo aquí un beat'em up. Bien, ¿no? Pues no. El sistema de combate es extremadamente repetitivo y peca de falta de carisma, justo al contrario que toda la demás parafernalia que rodea al juego.

En primer lugar las diferencias entre Travis y Badman son casi inapreciables, limitándose al golpe cargado y unas pocas habilidades exclusivas. Caramba, ¡aprovecha al menos que tienes dos personajes! Seguimos por los enemigos, que directamente hacen carismáticos a los masillas de Power Rangers, sin exagerar. Y finalizamos con la propia dinámica jugable, muy repetitiva por mucho mini-juego que intente maquillarla.

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Uno de nuestros cometidos será volver sobre los mini-juegos ya completados en busca de Jeane, que se pierde a las primeras de cambio, y creedme que la tarea se vuelve más pesada que otra cosa, así que mira, la gata se puede ir a hacer puñetas.

Los combates contra los bosses, que al fin y al cabo vienen a ser algo así como los amos y señores de los mini-juegos, quedan muy lejos de los apasionantes duelos vividos en la saga No More Heroes. Y son mucho más fáciles.

Aspecto técnico

Técnicamente Travis Strikes Again: No More Heroes es simplemente discreto. El juego tiene una calidad gráfica acorde con lo que ofrece: una experiencia ochentera psicodélica a lo Suda51, esta vez algo más histriónico que de costumbre.

Todo se mueve a 60fps sólidos como una roca, faltaría más, con unos toques de cel shading para los personajes y emulando pantallas de proporciones 4:3. Unas fases lucen mejor que otras, destacando en mi opinión con bastante diferencia las del mini-juego Damned Dark Knight... y otro del que luego hablaremos.

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El sonido está muy logrado, sobre todo cuando homenajea a los clásicos ochenteros, como la maravillosa intro de la propia consola Death Drive Mk II. La aventura conversacional en busca de las bolas también es una gozada, con esas voces que eran más bien bip-bop.

Por desgracia no se puede decir lo mismo de la música: los temazos de las luchas contra los bosses típicos de la saga brillan por su ausencia, con la excepción de una canción bastante pegadiza.

Conclusión

Como veis no he dejado de repartir estopa a Travis durante todo el análisis y es que no es para menos. ¡Para tíos duros yo!

Ahora en serio, el problema de Travis Strikes Again: No More Heroes es que se olvida de que es un juego, cuando al mismo tiempo no deja de hacer referencia a juegos. Irónico pero cierto.

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Encontraremos muchos homenajes molones, incluso se menciona la cuarta pared en una clara alusión a nosotros como jugadores. Por momentos nos sorprenderemos y desde luego no vamos a quedarnos indiferentes ante lo que veamos.

Pero como juego, que es de lo que se trata, nos encontramos con unas mecánicas repetitivas y por momentos aburridas, fáciles, poco ambiciosas e incluso predecibles dentro de la locura generalizada.

Por lo tanto, Travis Strikes Again: No More Heroes no es que sea un buen título que aporta el toque fresco de Suda51, sino que en esta ocasión es solamente el toque de Suda51 unido a base de mini-juegos como argamasa para construir una ocurrencia más que otra cosa.

...Espera, ¿hay más?

Jugando a Travis Strikes Again: No More Heroes, sabía que no podía arriesgarme a escribir un análisis sin verlo hasta el final absoluto, y digo esto porque el juego parece acabar dos o tres veces hasta concluir realmente.

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¿Y qué pasa entonces? Pues sin ánimo de hacer destripes -aunque dentro de todo este surrealismo poco importa-, resulta que vamos a acceder, por fin, a la versión terminada de Killer Marathon, previo capítulo extra de Travis Strikes Again donde nos deleitaremos con una versión retro del temazo Season of the Samurai.

Killer Marathon se revela como el mejor mini-juego de todo el conjunto, y Suda51 lo ha dejado para después de los créditos, así es este buen hombre. Tendremos que avanzar, ahora con un límite de tiempo, por una serie de escenarios que recuerdan a un pinball, pero con ambientaciones muy características, en lo que esta vez sí supone un verdadero reto. La música por cierto también sube varios enteros.

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Por si fuera poco, desbloquearemos no uno, sino dos personajes nuevos, digamos que viejas conocidas... y hasta aquí puedo leer. Es decir, de pronto te encuentras con el doble de personajes de los que has tenido a disposición durante toda la aventura, lo cual puede servir de excusa para lanzarse a rejugar algún mini-juego en busca de trofeos, o bien pare empezar la típica partida + con dificultad extra picante.

Y, como guinda final, podremos "jugar" toda una nueva aventura conversacional, de nombre Badman Strikes Again, dividida en sus propios capítulos y con un tono bastante más crudo que la historia de Travis.

Conclusión auténtica

Pues sí amigos, este análisis pretende ser un poco como el propio Travis Strikes Again: No More Heroes. Por eso hay una conclusión aparente cuando crees haberlo terminado y luego la conclusión auténtica, tras finalizarlo de verdad. He escrito ambas a propósito para que vosotros mismos entendáis cómo me ha hecho sentir el juego.

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Vamos dejar una cosa clara: por muchos ases en la manga que Suda51 se guardase para el final, lo cierto es que esta batería de sorpresas se agradece y mucho, pero no consigue dar la vuelta a la impresión que has tenido durante el resto del juego. Sí es cierto que deja un mejor sabor de boca, dónde va a parar, pero no tanto como para compensar todo lo que ha venido antes, sin duda muy mejorable. Por tanto, sí pero no.

En definitiva, tenemos aquí el que probablemente sea el juego más personal de Suda51, una obra como Silencio de Martin Scorsese, que su creador hace porque él lo vale, porque le da la gana y porque puede hacerla. Sin embargo un producto muy encasillado como para recomendarlo a cualquiera, aunque no decepcionará a los fans del desarrollador nipón.