Este análisis ha sido realizado gracias a una copia facilitada por Cosmocover, título ya disponible en exclusiva para PC/Steam (versión analizada).
Corría el año 2004 y, pese a la buena acogida de Shogun: Total War y Medieval: Total War, la reciente saga de Creative Assembly aún no había alcanzado la gloria entre los amantes de la estrategia.
Fue entonces cuando llegó Rome: Total War, el juego que lo cambiaría todo y que daría a la saga el empujón definitivo para convertirse en el mega ventas que conocemos el día de hoy. Además de gustar a críticos y fans por igual, actualmente se considera como uno de los mejores títulos en el mundo de los videojuegos.
Dieciséis años han pasado desde entonces, y en el camino hemos disfrutado de diversas eras, mundos fantásticos e incluso una secuela que para muchos no estuvo a la altura. Todo eso absolutamente necesario para llegar a Total War: ROME REMASTERED, una remasterización que ha llegado por sorpresa y que el día de hoy analizamos para saber si realmente hace justicia a un gran legado o si sencillamente es mejor quedarnos con la versión original.
A la conquista del mundo conocido
En Total War: ROME REMASTERED nos encontramos con un mundo convulsionado y en época de cambios que se nos presenta desde tres perspectivas distintas. En primer lugar tenemos el juego base, mismo que está centrado en las conquistas de ROMA a través de los ojos de tres facciones compitiendo por el poder.
En segundo lugar tenemos a un joven Alejandro Magno, quien tras la muerte de su padre busca hacerse con la conquista de todo el mundo conocido para demostrar que es el conquistador más grande que jamás haya insistido.
Por último, pero no menos importante, tenemos las invasiones bárbaras, una época de muchos conflictos en las que los viejos imperios se tambalean ante el paso de nuevos conquistadores que amenazan con cambiar la estructura de poder del mundo.
La Roma de siempre, pero mejor
Jugablemente las bases del juego permanecen intactas, así que la gestión de recursos y enclaves continúa siendo algo fundamental para el progreso del juego. Viéndote obligado como jugador a escoger que unidades crear y que edificios mejorar con mucho cuidado, pues un exceso en cualquiera de estos puntos, o abusar de los impuestos para recaudar fondos pueden crear un desequilibrio que arrastrarás hasta finalizar el juego (derrotado).
Ahora bien, los primeros cambios de esta versión comenzamos a notarlos en todo lo que respecta a la IA del juego. Tanto a nivel táctico como a la hora de combatir, esta se presenta mucho menos errática que en la versión original, además de poner mayor énfasis en la diplomacia y tener mayor agresividad cuando se ven contra las cuerdas.
Junto a las dos campañas de expansión incluidas en esta versión también nos encontramos con un total de 38 facciones (muchas de ellas nuevas), todas con sus propios enclaves, ventajas y debilidades, dándole al juego aún más variedad de la que ya presentaba originalmente. Además, todo lo que respecta a la wiki del juego se ha mejorado para tener todos los conceptos más claros mejor ordenados. Eso sí, en la dificultad más baja el nivel de consejos puede llegar a ser muy abrumador.
Finalmente, también se ha añadido un modo modo de cámara para estar a la par de los juegos actuales. Hablo de la cámara táctica, un añadido completamente opcional que nos permite tener una vista de todas las unidades de arriba, como si de un tablero se tratase. Pese a esta mejora, es posible que quienes estén acostumbrados a las últimas entregas de la saga encuentren las diversas cámaras de este remaster un poco "confusas".
Un remaster a la altura en muchos aspectos
Si bien todas las mejoras antes mencionadas son dignas de destacar, es en el apartado gráfico donde Total War: ROME REMASTERED se luce para bien. En primer lugar tenemos un lavado de cara en todo lo que respecta a la interfaz, siendo la nueva mucho más estilizada y accesible, pero manteniendo la esencia de lo original para seguir atrayendo a esos jugadores de la vieja escuela que jugaron al primer Rome.
Continuando con esto, encontramos que en este remaster se han incluido la resolución a 4K (la cual se puede descargar gratis como un DLC), nuevos modelos de unidades y una mejor compatibilidad con los monitores actuales, así como entornos mucho más detallados. Claro está, pese a esto el juego no se va a llegar a ver como Rome 2, por ejemplo, pero cabría recordar que estamos ante un remaster y no un remake. De más está decir que en comparación a como era el juego originalmente, la mejora es muy notoria.
En lo que al sonido respecta, el juego continúa con esa maravillosa banda sonora que muchos extrañaron en su secuela, así como unos efectos de sonido a la altura que ayudan a la inmersión a la hora de sentirnos como un auténtico general dirigiendo a nuestro ejército.
Una Roma de auténtico Mármol
Aunque estamos acostumbrados a ver varias remasterizaciones de poca calidad, Total War: ROME REMASTERED se aleja de todo ello para ofrecernos una versión con sustanciales cambios que hacen que su compra sea algo justificado.
Siempre le tendré cariño al juego original, pero lo cierto es que esta versión se disfruta mucho más al tener las dos expansiones de serie y contar con mejoras en la interfaz y gestión sin olvidarse de mantener la esencia pura y dura del juego. Es cierto que aún con todas estas mejoras el Total War: ROME REMASTERED aún está lejos de las ediciones más modernas de la saga, pero ofrece una experiencia igual de disfrutable para todos los amantes de Roma o la estrategia que quieran probar este clásico.
Si estás interesado en Total War: ROME REMASTERED, puedes encontrar el juego disponible en Steam.
