Antes de que John Lasseter hiciera un John Lasseter y se tomara “un descanso para nada obligado por situaciones externas”, fue el precursor de un mundo donde los juguetes hablan cuando los humanos no miran y un niño loco, con una calavera en la camiseta, se dedica a sembrar el camino a quien, en un futuro, conoceremos como Doctor Cavadas.

No hay que perder la fe en que, cuando no miramos, todos los objetos inanimados, se dedican a dar paseos por el vecindario para conseguir salvar al Baby Born de un contenedor al que fue tirado “por error” (ingenuos juguetes).

Hemos normalizado, tanto eso, como que un erizo azul con súper-velocidad necesite utilizar un vehículo para desplazarse. Sonic es el mejor ejemplo de Fair Play que existe en el mundo mundial, solo basta con que deje de ir a velocidad de crucero en la modalidad de 100 metros lisos en “Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos” para que a Mario se le despeine el bigote y no tenga ni una oportunidad en la carrera.

Pero no. Sonic no quiere humillar a la gente. Por eso no se baja del coche y se pone a sí mismo la limitación de los 200km/h. ¡Grande Sonic! Seguir en el vehículo es como cuando los padres dejan leche y galletas a los Reyes Magos la noche del 5 de enero. La ilusión y el respeto es lo ultimo que hay que perder, a pesar de que, los juegos de Kart, últimamente están malditos.

Todo comenzó en mil novecientos diquitidos...

No hay ninguno que sobreviva a la comparación con Mario Kart. Evidentemente hablar de Mario Kart son palabras mayores, pero aún recuerdo un tal “Sonic All Stars Racing Transformed” que supo plantar cara e igualar fuerzas a la saga de carreras arcade del fontanero mas famoso de la historia de los videojuegos.

Ideas frescas, “diversión a raudales” y unos circuitos que poco o nada tenían que envidiar a los del videojuego de Nintendo, todo ello sumado al carisma de todas y cada una de las All Stars que traía el juego, lo hacia estar, como mínimo, bastante igualado a cualquier Mario Kart reciente (imposible competir con el Mario Kart de NES. No ha nacido quien pueda competir con semejante juegazo).

Confiaba que con Team Sonic Racing me pasara algo parecido pero, desgraciadamente, deja mucho que desear. Mas por la sensación que transmite que por las ideas que plantea el juego.

Para empezar, deja que desear, por lo cutre que resulta el juego. Estamos de acuerdo todos que no llega a ser un triple A pero el All Stars tampoco lo era, y realmente lo parecía. En el caso de Team Sonic Racing, se esfuerza en cada minuto que pasas en el juego en aparentar que esto es cutre porque tiene que ser cutre. Como para que, desde un principio, nos de “penica” compararle con cualquier Mario Kart, ya que sí o sí, el juego del “Equipo Sonic” va a salir perdiendo. Y no tiene porqué salir perdiendo.

Es que, todo eso de que el juego tenga el perfil bajo constantemente, esa sensación de “disculpe, no quiero molestar pero ¿te apetece jugar un rato?, solo un rato, ¿vale? Luego puedes volver a tu Mario Kart” es lo que me lleva a los demonios porque el juego tiene buenas mecánicas.

A ver, no son mecánicas de esas que se te caen las gayumbos al suelo ni te explota la cabeza pero, solo la idea de que el juego sea un juego cooperativo, ya es algo que lo hace distinto de cualquier otro “mascot racer”. Es más, el juego se llama Team Sonic Racing y esto no es así por casualidad.

So gimme fuel gimme fire gimme that which I desire

La mecánica del cooperativo está muy bien traída. Tenemos un equipo de 3, es decir, el personaje que nosotros manejamos y otros dos controlados por la CPU o, si estamos jugando online, con otros jugadores de cualquier parte del mundo.

La cooperación es gratificante y el juego te ayuda a que constantemente intentes ayudar a tus compañeros, incluso aunque no quieras.

El jugador del equipo que esté por delante en la carrera dejará tras de sí como una especie de estela amarilla que, si el jugador que va por detrás del mismo equipo sigue el rastro marcado por el jugador que esté en cabeza del “team”, este personaje tendrá un plus de velocidad punta y, si permanece en dicha estela el tiempo suficiente, se desbloqueará la capacidad de poder efectuar un “retro turbo” que es, para que os hagáis una idea, una aceleración de dejarte con el culo torcido, algo parecido a la estrella del Mario Kart en cuestión de invencibilidad temporal y una seta roja súper vitaminada en lo que a velocidad se refiere.

Luego tenemos, por otro lado, el tema de los objetos. Aquí al igual que en cualquier juego de Karts de personajes “jiji jaja” nos encontraremos desperdigados por los circuitos una serie de ítems que, dependiendo cual nos toque, nos darán bonificaciones activas o pasivas.

En este caso no solo influyen nuestros objetos si no que también nos interesan bastante los objetos que tengan el resto de miembros del equipo ya que, gracias al circulo, podremos intercambiar los objetos con cualquiera de los personajes de nuestro team, pudiendo soltar los objetos inservibles y cambiarlos por algo que realmente nos merezca la pena

Parecía que si...

Que si, que todo eso está muy bien pero para hacer un “All-in” a unas nuevas mecánicas hay que asegurarse que no tienen ninguna fisura que pueda convertir una sensación apasionante inyectando adrenalina en nosotros como jugadores en “que largo se me está haciendo esto”.

En “Sonic All Stars” no podía bajar los brazos ni un momento, la IA era más pesada y, para que cometieran un error, necesitaban que tú se lo provocaras con los ítems pero, los capullos, se recuperaban en cuestión de segundos. Antes de que te dieras cuenta, ya los tenías en tu popa saludándote.

En “Team Sonic Racing” si, por algún casual, los 3 del equipo vamos en primera posición, la carrera se puede convertir en un tostón inaguantable. Sin emoción, y con la única meta de que, si tú vas a el primero, no cojan tu estela y te pasen pero, si te pasan, sin mucho esfuerzo puedes ponerte delante de nuevo, lo único que puede hacerte sentir vivo es que llamen a la puerta de tu casa y te toque levantar del sofá. Da la sensación que se han dejado cosas por pulir porque no veían necesidad.

En algún lugar de Sumo Digital:

-Si van primeros ¿Qué hacemos para que sea divertido?

-Que pidan una pizza

Conclusiones

El juego de Sonic y sus amigos no es más que un juego que va a pasar sin pena ni gloria. Algo que tampoco vería mal si no viniera de donde viene. Se sabe de sobra el potencial que tiene Sumo Digital y está a la vista de cualquiera.

Es un poco injusto que ni el propio juego se tome en serio que podría haber llegado a ser algo mas que “el juego de carreritas de Sonic” porque, ya digo, con Sonic All Stars Racing Transformed, había sentado las bases y demostró a todo el mundo que el erizo azul y sus amigos podía competir contra “los Nintendos” en igualdad de condiciones.

Una lastima que lo que podría haber sido un gran titulo de carreras arcade se haya quedado en un mediocre juego de carreras arcade.

Dónde comprarlo

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