Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital facilitada por JF Games, título disponible el 15 de mayo en PC a través de Steam.
Hoy os traigo un título que entra fácilmente por los ojos, su estética anime de los años 90 brilla por si sola, pero es que aguarda mucha acción y adrenalina en su interior, en el análisis de Mullet Madjack intentaré hacer honor a todas las cosas buenas que tiene este lanzamiento.
Se trata de un videojuego desarrollado por Hammer95 y publicado por Epopeia Games, en donde atravesaremos diferentes plantas de un edificio lleno de robots humanoides para conseguir dopamina y segundos de vida, tomaremos el papel de un moderador para salvar a una influencer secuestrada, todo ello mediante el uso de armas, patadas, habilidades, y un sistema roguelite muy personal.
Si te gusta la estética que muestra, además de querer descubrir un nuevo first person shooter, no dudes en seguir leyendo, porque hay mucho que contar, y muchos casquillos de bala.
La historia del moderador
Nos situamos en un futuro noventero distópico del año 2090, donde los humanos han conseguido fusionarse con el ciberespacio si así lo desean, pero la búsqueda de dopamina, y exposición, hace que los justicieros y mercenarios quieran sumergirse en experiencias cada vez más peligrosas.
Una famosa empresa decide contratar a MadJack para rescatar a la influencer más famosa del planeta de las robóticas manos de una organización criminal compuesta por robots billonarios que buscan el placer de hacer daño, y el significado de la existencia. Pero para este cometido tenemos una sola condición, debemos avanzar piso por piso en un edificio de más de 70 plantas, pero disponemos solo de 10 segundos de vida para terminar cada una de ellas, si el contador llega a cero, la muerte nos aguarda.
Es decir, que el tiempo es nuestra vida, y al matar enemigos, o realizar determinadas acciones, sumaremos 3 segundos al contador, esto hace que cada movimiento sea una inyección de adrenalina como si de la película Crank se tratase.
Aunque la historia presenta una primera capa, a priori superficial, esconde varios momentos cargados de drama, de reflexiones existencialistas, y el juego está plagado de humor, y guiños a los 90. Además, muestra toda una crítica a parte de la sociedad actual, enganchada a la búsqueda de likes, visualizaciones, y momentos virales, puesto que el protagonista gana más cada vez que realiza acciones más violentas. La historia principal se puede completar en unas dos horas y cuarto, pero tiene los elementos suficientes para querer volver a jugar varias partidas, y para volver a subir todos los pisos.
Jugabilidad frenética
Su planteamiento roguelite nos permite seleccionar de entre tres mejoras al inicio de cada piso, ya sea para seleccionar un arma determinada, diferentes habilidades pasivas, sumar segundos extra al contador, entre otras.
Cada escenario se genera de manera procedimental, lo cual ayuda mucho a la rejugabilidad, aunque habrá parte de los escenarios que nos sonarán cada vez más según avancemos en la historia principal. El juego soluciona parte de este ciclo gracias a que introduce elementos de forma progresiva dentro del escenario a medida que avanzamos por el edificio, como precipicios mortales, trampas láser, ácido, o nuevos tipos de enemigos.
La gracia de todo esto es que subimos por el edificio de diez en diez pisos, pero si perecemos en alguno de los tramos, volveremos a comenzar en el piso inicial correspondiente, es decir, que, si morimos en el 45, volvemos a comenzar en el 40, y así sucesivamente.
Los tipos de armas no son muy variados, pero lo suficientes para adaptarse a cada tipo de jugador o jugadora, ya sea la pistola inicial, una ametralladora Uzi, la escopeta, el rifle de riel, o la katana para atacar cuerpo a cuerpo. Cada una de ellas puede avanzar de nivel si adquirimos la carta correspondiente, y es realmente entretenido ir variando de una a otra para probar el tipo de destrucción.
Por todo lo que os he contado se puede inferir que Mullet Madjack es frenético, divertido, dinámico y ágil en cuanto a jugabilidad, el cual demanda casi todos nuestros sentidos, y su fórmula engancha de principio a fin, y, aunque parezca que solamente se basa en los disparos, va más allá de eso. El componente estratégico se suma con los deslizamientos y las patadas, que nos permitirán avanzar con mayor velocidad, y dar puntapiés a enemigos para estrellarlos con elementos del escenario como paneles eléctricos, turbinas, o explosivos, entre otros elementos.
Podemos realizar remates con ciertos objetos del escenario, como cuchillos, libros, o martillos, así como beber latas de soda de las máquinas expendedoras para recuperar segundos, es decir, que cada elemento del escenario tiene una utilidad, y el juego sabe aportar una gran variedad de situaciones donde hacer uso de todo ello.
Pisos, y más pisos
El avance por los diferentes pisos es toda una experiencia, sobre todo al finalizar cada tanda de diez, puesto que nos toparemos con un boss que nos hará sudar, y puede convertirse en ocasiones en un bullet hell de manual. Cada jefe cuentan con una peculiaridad única, lo cual suma frescura a la propuesta dentro de cada bloque de pisos.
Si no has tenido suficiente, dispone de un modo infinito donde ir avanzando piso por piso de forma aleatoria hasta que acaben con nuestra vida cibernética, pero, al igual que en la campaña principal, la elección de habilidades puede cambiar parte del juego de forma significativa, ya sea porque rebotan nuestras balas, los enemigos son más torpes, o adquirimos un doble salto.
Algunos de los pisos pueden resultar repetitivos si en la ronda procedimental se incluyen elementos ya jugados de forma reiterada, pero son bastante variados, aún así, me habría gustado disponer de escenarios más amplios para poder hacer uso de todas las posibilidades jugables. Los escenarios no disponen de muchas ramificaciones, pero hay alguna que otra ruta alternativa.
Existen más de 50 tipos de modificadores posibles, cada partida se puede sentir muy diferente dependiendo de nuestras elecciones, y del tipo de estrategia elegida, aunque cada piso no es muy extenso, ya que podemos terminar la mayoría en menos de un minuto, las partidas se hacen muy amenas, y el juego capta nuestra atención en todo momento.
El tipo de jugabilidad, rápida y de fácil consumo, me parece todo un símil con la vida moderna, y con el modo de consumir internet, donde la información fluye cada vez a más velocidad, y donde estamos atentos y atentas a cada contenido, Mullet Madjack sabe dar donde duele, pero en el buen sentido.
Aspecto gráfico y sonoro
A nivel visual no se le puede pedir otra cosa, muestra un diseño de arte sublime, muy característico de los animes de los 80 y los 90, donde cada movimiento, y cada animación acompaña a la intención de la desarrolladora. La violencia y el gore casan perfectamente con todo el despliegue visual, donde parece que estamos viviendo un verdadero anime clásico, con todo lo bueno que conlleva.
El nivel de efectos y partículas en pantalla es realmente espectacular, sobre todo porque todo parece arte, incluso la propia destrucción, tanto el personaje, como los enemigos, se mueven dentro de un rango fijo en 2D, que recuerda a juegos como el primer DOOM, o Wolfenstein 3D, así que nos traslada a una buena época.
A nivel de sonido simula estar dentro de un VHS, ya sea en sonidos intencionadamente distorsionados, explosiones por doquier, o sonidos robóticos. La música es toda una delicia auditiva, donde escucharemos temas llenos de sintetizadores, saxofón, y buen rock and roll, que nos transporta directamente a los 90, y que sabe acompañar perfectamente a toda la acción y la adrenalina.
En términos de accesibilidad, han incluido varios modos de dificultad, pudiendo jugar con más segundos de vida, y menos daño de los jefes, así como un modo sin tiempo si queremos disfrutar de un FPS sin condiciones. También hay dificultades más elevadas para quienes busquen un buen desafío, incluso un modo permadeath, dispone de opciones de personalización de teclas y botones, así como modo de sangre violeta, de desactivación de temblor y parpadeos de pantalla, y de miras personalizadas.
No dispone de opciones de alto contraste, o notificaciones visuales, o sonoras, además carece de modo de información con códigos de color, pero si dispone de subtítulos en castellano, aunque el juego viene con audio en inglés.
Conclusiones
Mullet Madjack es un festival de nostalgia, balas, y diversión pura y dura, la cual va al grano, y no se entretiene en intentar contar una historia profunda, o remarcable, pero no la necesita para derrochar personalidad y adrenalina.
Sus diferentes opciones de dificultad acogen a mucho más público, y se aplaude ese abanico de opciones porque es un videojuego muy disfrutable, que tiene muchos puntos positivos, y un buen planteamiento roguelite para aportar partidas variadas, y pisos modificados en cada paso que damos.
La inclusión de nuevas condiciones ambientales, como suelo lleno de ácido, láseres, y caídas, así como enemigos variados, que pueden atacar cuerpo a cuerpo, otros que portan escudos, y diferentes tipos de drones que atacan a distancia, además de los clásicos robots mafiosos. Como curiosidad, podemos realizar un unboxing virtual de la simulación de su caja de los noventa, un buen soplo de nostalgia y entretenimiento.
Estamos ante un juego con una estética anime que atrapa desde el primer momento, el cual sabe plantear una crítica desde el humor, y desde su propia jugabilidad, pero que debemos leer en primera persona para entenderlo. Si te gusta escupir balas como si no hubiera un mañana, recorrer pisos llenos de enemigos, mejorar puntuaciones, y la estética a medio camino entre los 80 y los 90, tienes un gran aliado en este lanzamiento, el cual estará disponible el 15 de mayo a través de Steam.
