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El mundo está en ruinas. Un cataclismo de proporciones bíblicas ha sacudido los cimientos de la humanidad, dejando un reguero de muerte y destrucción a su paso. Los pocos supervivientes que continúan con vida, caminan desesperados entre los escombros de la tierra, luchando encarnizadamente por los escasos recursos que aún quedan, iniciando una cruenta guerra, que se prolonga durante más de mil años, entre las tres facciones que se han alzado después del desastre: caballeros, vikingos y samuráis.

Esta es la premisa sobre la que se sustenta For Honor, el flamante nuevo lanzamiento de Ubisoft, para PlayStation 4, Xbox One y PC, que llega con la ambiciosa intención de tenernos pegados a nuestros mandos una buena temporada. Su planteamiento es el de un juego de acción en tercera persona, similar a lo visto en NiOH y Dark Souls III, con una cámara que sigue las evoluciones del personaje desde su espalda, pero que vuelca todo el protagonismo en la vertiente multijugador.

Ya en la beta cerrada se podía observar su auténtico espíritu, confirmándose poco después en la exitosa beta abierta, que llegó unos días antes de salir a la venta. Esto no significa que la campaña pueda ser desechada a la ligera, pero palidece ante la fuerza de los modos online, que sin duda alguna, nos van a robar una gran cantidad de horas de sueño, al ser una producción muy enfocada a disputar combates contra otros usuarios por internet.

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Desde Sonyers os invitamos a que nos acompañéis en nuestro análisis de For Honor, para que conozcáis los entresijos de una producción que aspira a ganarse el favor de los aficionados.

Muerte y honor

La aventura da comienzo muchos años después de que el planeta se viera asolado por una terrible catástrofe natural, que es mostrada en todo su esplendor en la impactante cinemática de introducción. Aunque en ningún momento se especifica el periodo histórico en el que suceden estos acontecimiento, la ambientación y el estilo de las edificaciones hacen pensar en un tiempo cercano a la Edad Media.

Los sucesos mostrados al inicio, desembocan en una guerra que enfrenta a tres grupos de poderosos guerreros, que luchan por ser el bando dominante: En Ashfeld, los caballeros de la Legión de Hierro lograron importantes victorias sobre sus enemigos en el pasado, pero los años han hecho mella en sus filas. Ahora, la Legión Piedranegra será la encargada de proteger sus dominios de cualquier ejército invasor. Los vikingos, por su parte, han estado durante años sin dar señales de vida, pero vuelven a la carga con fuerza, con la intención de recuperar Valkeinheim, su antiguo hogar. Por último, están los samuráis, que tras haber sido exiliados de su tierra natal, han forjado un nuevo imperio, representando una potencial amenaza para los otros dos bandos.

La campaña del juego se divide en tres capítulos, uno por facción, de seis niveles cada uno. Aquí vamos a tener la posibilidad de manejar a distintos héroes, para aprender los movimientos y particularidades de las diferentes unidades. En el bando de los caballeros encontramos Guardianes, Conquistadores, Pacificadores y Justicieros. Los vikingos cuentan con Invasores, Huscarles, Berserkers y Valkirias. La facción de los samuráis tiene en sus filas a los Kensei, Shugoki, Orochi y Nobushi. Cada uno tiene sus fortalezas y debilidades, y es aconsejable dedicar algo de tiempo a encontrar el personaje que mejor se adapte a nuestra forma de jugar.

El modo historia, aunque está jalonado de momentos intensos y épicos, también tiene algunos tramos menos inspirados, con personajes que están algo desaprovechados. Hay una saludable variedad de situaciones, que se alejan de las mecánicas principales para que no estemos todo el rato haciendo lo mismo, pero la mayor parte del tiempo vamos a estar luchando contra oponentes, defendiendo bastiones o conquistando fortalezas para poder seguir avanzando.

Los escenarios, aunque son bastante amplios y permiten escoger entre varias rutas posibles, no son abiertos, así que el camino hasta el siguiente punto de control está bastante guiado. Hay algunos coleccionables dispersos por los niveles, como los puntos observables, que al ser descubiertos activan una locución que proporciona información sobre personajes prominentes, lugares o acontecimientos. Las vasijas rompibles son otro objeto que tendremos que buscar, ya que sirven para desbloquear armas y elementos para las armaduras.

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Guerra perpetua

El eje central de la experiencia lo vamos a encontrar en el multijugador, con unos modos competitivos muy solventes y divertidos. Nuestros primeros pasos online deberían ir encaminados al modo Duelo, ya que es el mejor lugar para aprender las reglas básicas que rigen los combates por internet. Como su propio nombre indica, se trata de un duelo uno contra uno, en una confrontación a muerte que nos enfrentará a otro jugador, donde gana el mejor de tres rondas. Muy similar es Pelea, pero las disputas son de dos contra dos, al mejor de cinco rondas. Estos encuentros son bastante tensos, al contar únicamente con nuestra habilidad y pericia para lograr la victoria.

Combate a Muerte tiene dos variables posibles: EscaramuzaEliminación. Ambas opciones contemplan batallas de cuatro contra cuatro, pero la forma de vencer a los oponentes es diferente. El objetivo de Escaramuza consiste en llegar a mil puntos antes que el enemigo, derrotando a los héroes del bando contrario y a los soldado controlados por la inteligencia artificial. En Eliminación es distinto, porque una vez que seamos ejecutados, no podremos reaparecer, así que debemos intentar mantenernos con vida todo el tiempo posible, si no queremos dejar a los compañeros de equipo en una incómoda inferioridad numérica, que les pondrá las cosas bastante cuesta arriba.

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Aunque los modos anteriormente mencionados son bastante entretenidos, la verdadera esencia de For Honor se encuentra en Dominio. Esta modalidad es la más completa, variada y divertida de todas, por su complejidad, espectacularidad y dinamismo. Aquí hay que conquistar tres zonas, al mismo tiempo que vamos segando la vida de los adversarios, ya sean humanos o bots, lo que irá sumando puntos al marcador del equipo. Si conseguimos que nuestro tanteo sobrepase el millar, la moral del bando contrario se romperá, perdiendo la posibilidad de reaparecer después de cada muerte. No conviene confiarse lo más mínimo hasta el final, porque si la formación enemiga logra recuperar zonas y acumula suficientes puntos, le dará la vuelta a la tortilla, haciendo posible increíbles remontadas.

Un curioso añadido lo encontramos en la Guerra de Facciones, que es un sistema que mide el buen hacer de los caballeros, vikingos y samuráis en el campo de batalla. Al iniciar el juego por primera vez, nos pedirán que juremos lealtad a un bando, aunque esta selección no impide que podamos controlar a los héroes de las otras facciones. Cada vez que finalicemos una partida en cualquier modo obtendremos una cantidad determinada de Activos de Guerra, en una cuantía proporcional al rendimiento que hayamos mostrado en combate.

Estos recursos se pueden usar en los territorios del mapa general que se encuentren en disputa, pudiendo ayudar al bando que hayamos elegido a conquistar un zona concreta, o a defender un emplazamiento aliado que esté sufriendo el acoso del enemigo. Pasado un tiempo, el sistema contabiliza la cantidad de recursos invertidos por cada facción, y determina qué ejército debe predominar en cada emplazamiento.

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El fragor de la batalla

El sistema de juego es la piedra angular sobre la que se sustenta For Honor y funciona con la precisión de un reloj suizo. Pone a disposición de los aficionados una gran cantidad de opciones a la hora de afrontar cada contienda, con multitud de movimientos, ofensivos y defensivos, que abren un inmenso abanico de posibilidades a los usuarios que quieran sacarle el jugo a los enfrentamientos. Desde ataques fuertes y débiles, hasta bloqueos, esquivas y contraataques, pasando por agarres, combos o empujones, todo vale para lograr encontrar un pequeño resquicio en la guardia del rival, para asestarle un golpe mortal.

Una buena técnica es vital en este sistema de combate, pero hay que dedicarle tiempo si queremos dominarlo a la perfección. Contamos con un triángulo que determina la posición en la que podemos defender o atacar: arriba, izquierda o derecha. Si el adversario nos intenta golpear por el lado donde sujetamos el arma, bloquearemos la embestida, dándonos la posibilidad de contraatacar, seguir defendiendo o rodar para escapar. Es muy importante observar detenidamente los movimientos del rival, para intentar anticipar su próximo ataque, además de preparar nuestra siguiente ofensiva. Son enfrentamientos donde la táctica y la estrategia son esenciales para no morder el polvo.

Además de prestar atención a los contrincantes, es básico no perder de vista el entorno al ser un elemento más a tener en cuenta. Si estamos en medio de una pelea a cara de perro y consiguen acorralarnos contra una pared, muro o roca del escenario, veremos reducidas drásticamente las opciones de victoria. Esto mismo sucede al vernos superados en número, ya que únicamente podemos fijar a un rival, haciendo que luchar contra varios adversarios, al mismo tiempo, sea una misión casi imposible.

Una vez que hayamos acumulado suficiente experiencia subiremos de nivel, lo que nos da acceso a un sistema de proezas, activas y pasivas, que proporcionan diferentes ventajas a los personajes. Las hay de muchos tipos y siempre encontraremos alguna que encaje con nuestro estilo. Por ejemplo, podemos recurrir a la siempre socorrida curación, lanzar una bomba de humo, potenciar el ataque y la defensa, o limpiar una zona de enemigos con una lluvia de flechas.

Belleza y destrucción

Visualmente hablando, hay dos palabras que definen a esta producción: solidez y contundencia. La ambientación medieval está fielmente reflejada en cada fortaleza, castillo y bastión que encontramos en los escenarios. Los niveles tienen un acabado notable y los personajes están llenos de detalles distintivos. La distancia de dibujado permite ver construcciones y paisajes a bastante distancia, dando la sensación de amplitud. Posiblemente, este sea el juego que mejor acabado gráfico haya logrado Ubisoft en lo que va de generación, por encima de otros títulos de la compañía, como Far Cry Primal, Steep o Watch Dogs 2.

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La banda sonora tiene poco protagonismo, pero los temas elegidos son acertados, con melodías bélicas de corte medieval que encajan bien cuando hacen acto de presencia. El doblaje al castellano es de mucha calidad, siguiendo la buena línea que ha mantenido la compañía con sus anteriores trabajos. La voces son adecuadas a los personajes que representan, su interpretación es creíble y logran transmitir la importancia de lo que están narrando.

Conclusiones

For Honor es una propuesta que se sale de lo habitual, y lo hace con muchas decisiones acertadas y unas pocas cuestionables. En el lado negativo de la balanza encontramos un modo historia con luces y sombras, que no termina de ser todo lo épico que podría haber sido. El sistema de matchmaking, de vez en cuando, nos pone frente a rivales con un nivel muy superior al nuestro, haciendo que el enfrentamiento esté decantado desde el principio, aunque esto es algo que Ubisoft puede arreglar con futuras actualizaciones. También he sufrido esporádicas desconexiones mientras realizaba el análisis, pero un oportuno parche podría dejar este problema en el olvido.

No quiero pasar por alto el detalle de los micropagos integrados, que proporcionan algunas ventajas a los seguidores que inviertan sus ahorros en la tienda. La moneda principal del sistema de economía es el acero, que se puede ganar de diversas formas dentro del propio juego, o pagando por ella con dinero real. Esta divisa permite comprar atuendos para los héroes, nuevos personajes, potenciadores de experiencia y un lote de proezas. Aunque conseguir todos los héroes no es demasiado costoso, los elementos estéticos, la mejora para conseguir más experiencia y el lote de proezas sí que precisan de una buena cantidad de acero, así que los aficionados decidirán si quieren pasar por caja.

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Los aciertos del título son muchos y su planteamiento viene a reforzar la idea de que todavía se puede innovar sobre conceptos ya conocidos. Los pilares básicos sobre los que se alza For Honor son su gameplay y el multijugador. El sistema de juego es fácil de aprender, pero difícil de dominar, lo que se traduce en un manejo del personaje intuitivo, profundo y rico en matices. Los modos online destilan diversión e intensidad a partes iguales, y la Guerra de Facciones puede ser una buena manera de mantener enganchados a los fans.

La parcela tecnológica no decepciona, con escenarios llenos de belleza y cargados de detalles. La recreación de los personajes también es magnífica y se mueven con sorprendente fluidez, algo imprescindible en una producción de estas características. En ese sentido, quiero destacar las animaciones de las ejecuciones, que se activan cuando un guerrero se dispone a rematar a un soldado rival: crudas, salvajes y explícitas.

En el apartado sonoro sobresalen los efectos ambientales y el acertado doblaje al castellano. Las refriegas cuentan con una acústica que transmite contundencia, con el ruido de las espadas chocando, mezclándose con los gritos de los combatientes que luchan por sus vidas. Sin duda, ayuda a crear esa atmósfera de tensión que se respira en los combates.

A la espera de que Ubisoft mantenga su promesa de surtir con un flujo constante de contenido gratuito a su creación, con la inclusión de nuevos mapas y más modos de juego de forma regular, todo hace indicar que For honor tiene un interesante camino por delante. Queda en manos de la comunidad mantener vivo el espíritu de lucha y prolongar la guerra de caballeros, vikingos y samuráis durante otro milenio.