Este análisis ha sido realizado con una copia digital ofrecida por Koch Media para PlayStation 4. Título también disponible en Nintendo Switch y PC.

Square-Enix se ha propuesto en traernos anualmente varios títulos de muchas generaciones atrás para trasladarnos de vuelta a la época dorada de los píxeles y la acción bilateral.

Y es por eso que ahora podemos disfrutar de Actraiser Renaissance, una interesante propuesta que mezcla algunos aspectos de un buen metroidvania, con la gestión de ciudades en sus primeros compases.

Muchos jugadores no conocíamos nada de esta aventura de hace ya más de 20 años hasta el momento, y tras haberlo jugado largo y tendido ya tenemos clara nuestra declaración. ¿Estáis listos para encarnar al señor de la luz?

El señor de la luz ha vuelto para salvar el mundo justo a tiempo

El mundo está envuelto en tinieblas, y solo una fina línea de defensa en forma de ángel protege a los aldeanos de la invasión de monstruos. Por suerte, cuando todo parecía perdido, regresa el Señor de la Luz, el único capaz de devolver la luz al lugar y acabar con la horda de enemigos.

Por suerte no estaremos solos, Angel nos ayudará con sus maniobras de gestión y poderes divinos. También contaremos con la colaboración de varios héroes, que protegerán a los aldeanos que se esforzarán por levantar la nación.

En definitiva, todos trabajarán en harmonía por la salvación del mundo, y nosotros seremos los encargados de que esto ocurra.

La historia cuenta con grandes añadidos visuales y narrativos, pero carencia de vitalidad y están en inglés.

Y es aunque la premisa del título parece bastante simple -normal para la época a la que pertenece-, la cantidad de diálogos ha aumentado de forma exponencial respecto al original.

Las conversaciones no solo estarán muy presentes a lo largo de la trama, también por parte de los aldeanos y sus peticiones leeremos una gran cantidad de textos.

No es que nos moleste las conversaciones largas con extraños, pero sí nos molesta que estas no conduzcan a nada, y lejos de aportar algo a la historia o su lore, son simple relleno en su mayoría.

Aunque esto no nos ha molestado ni la mitad del hecho de que el título llegue en inglés, suceso que puede empeorar en gran medida la compresión de algunos jugadores. Pero como ya hemos dicho, el juego se entiende muy bien por sí solo.

De todos modos el título no necesita en absoluto que la trama sea profunda, apuesta por lo que apuesta, y eso lo cumple con creces. Estamos ante un clásico metroidvania con dosis de acción y gestión de ciudades, y eso es todo lo que necesita.

Los escenarios son una maravilla, más aún comparados contra los gráficos de los personajes.

De vuelta a la acción y con grandes resultados

La principal premisa del juego es la de acción en 2D que, como ya hemos dicho, no cuenta con pasillos conectados y un mapa en común para explorar. Pero sí lleno de bifurcaciones que contará con distintos coleccionables, y que aseguran la rejugabilidad del título.

En la mayoría de las situaciones no podremos volver sobre nuestros pasos, y es muy posible que tengamos que revisitar la zona. Este hecho estira la duración, o al menos de su vertiente más plataformera -que no es la más extensa-.

Pero hablando en plata, el juego cumple sin más pero respetando la jugabilidad de la época, contando con un arsenal muy corto de armas cuerpo a cuerpo, pero con un amplio abanico de hechizos que iremos desbloqueando a medida que progresamos en la trama.

Como ya hemos dicho, contará con varios coleccionables, unos manuscritos que si encontramos mejorará la salud y los PM -necesarios para lanzar hechizos- de nuestro protagonista.

Nos encontraremos muchas trampas, y a veces llegar ante el jefe será más difícil que derrotarlo.

Cuando llevemos un par de fases superadas, desbloquearemos un indicador mágico, que se recarga con fragmentos de cristal que conseguimos al derrotar enemigos o romper cajas. Cada vez que un segmento de esta barra esté lleno, se potenciará el ataque o el poder mágico de nuestro protagonista hasta que terminemos la fase.

En nuestra opinión, es una buena forma de mantenernos atentos a todos los enemigos que vemos y no dejarnos nada por explorar. Pero en contra posición, debemos advertir de que este medidor llega a facilitarnos demasiado los combates contra los feroces jefes finales.

Y hablando de jefes finales, al finalizar cada una de las fases nos las veremos con uno diferente, contando todos con un diseño artístico impresionante y adecuado, al igual que un set de movimientos que invita a que los estudiemos antes de pasarnos a la acción.

Este es uno de los aspectos en los que el juego cumple con creces, y es que aunque una vez que te los conoces, pierde dificultad, la batalla contra los jefes siempre nos mantienen en vilo, pues un error nos lo puede hacer sentir fatal.

Además el juego cuenta con varias dificultades, así que el reto está sobre la mesa para aquellos que buscan un desafío, contando con mucha rejugabilidad por esta parte.

Tendremos que rejugar algunos escenarios para hacernos con todo, pero son preciosos.

La ciudad en manos de un ser de luz

Si creíais que el principal pilar del juego serían las fases de combate, dejadnos deciros que nada más lejos de la verdad, también tendremos que gestionar el desarrollo de nuestra ciudad.

No os hagáis falsas ilusiones, la gestión de la que nos haremos cargo no se puede equiparar con la de juegos actuales, y solo tendremos que manejar unos pocos recursos para que nuestros aldeanos se encarguen del resto.

De hecho, ni siquiera decidiremos donde se plantan la mayoría de los edificios, ocupándonos únicamente de los edificios defensivos. Y es que defender la ciudad es nuestra principal tarea, pues las horas de monstruos intentarán invadirlas a cada instante.

Para ello, haremos uso del arco de nuestro ángel, que luchará en una cámara torre, contando además con fases en las que grandes hordas de enemigos atacan la ciudad.

Tendremos que hacer que nuestras ciudades prosperen a la vez que la defendemos de los ataques de los monstruos.

Para defendernos contaremos con la ayuda de héroes, uno por cada ciudad  de las que debemos gestionar.

Por otra parte, también contamos con poderes divinos que deberemos usar no solo abatir enemigos, sino también para abrir nuevos caminos para nuestros conquistadores, e incluso destruir viejas partes de la ciudad que ya no nos interesen.

En definitiva, este aspecto no nos ha parecido ni de lejos el más entretenido de juego, pero sí el más pesado. Y es que algo lejos de ser divertido, se hace muy repetitivo al tener que enfrentarnos de manera casi continua a la misma situación.

Por suerte, luego recibiremos algunas misiones secundarias relacionadas con esto y las batallas de nuestro protagonista, por lo que algo de variedad le aporta frescura al título.

Lo que no podemos olvidar de ningún modo, es el hecho de que vayamos a pasar más tiempo en este modo que rebanando monstruos, algo que podría no gustar a todo el mundo por el corte de acción tan grande que supone algunas veces.

Aún así no podemos negar que aporta variedad y duración, que para tratarse de un juego de principios de los 90, está bastante logrado. Lástima que no podamos decir lo mismo de su apartado gráfico...

Con nuestros poderes divinos podremos defender nuestra ciudad, o destruirla.

Un apartado gráfico que no logra convencer

El apartado gráfico del juego ha sido totalmente remodelado, hasta el punto que podemos decir que estamos ante un auténtico remake. La parte negativa de todo esto es que han intentado tirar por una vertiente gráfica que no es para todo el mundo.

Nos encontramos con escenarios muy bellos y plasmados de naturaleza y fauna, con efectos visuales muy bonitos que dan de energía y calidez al juego sea cual sea el escenario.

De igual manera, la variedad de escenarios es muy rica, pero el principal problema lo encontramos en el modelado de los enemigos... incluso en el propio protagonista.

Los enfrentamientos contra los jefes nos ha parecido de lo más divertido.

Ambos contarán con un falso 3D que nos recuerda a algunos títulos de Game Boy Advance, pero con mejor resolución y aspecto. En definitiva, no terminan de cuajar con la estética tan bonita que nos dejaba los escenarios y los efectos, pero sin duda confiamos con que tendrá un público al que sí les resultará agradable.

Lo que si nos ha parecido muy impresionante y digno de alabanza son los jefes, que cuentan con un diseño único para cada fase, además de una estética que entona muy bien con la del juego.

De este modo, nos enfrentaremos a un centauro, un minutauro, una mantícora... y toda una clase de jefazos dignos de la moda de los 90.

Otro aspecto que no nos ha terminado de cuajar son las escenas, que cuenta únicamente con la ilustración de los personajes que hablan para ponernos sobre contexto. Así que olvidaros por completo de cualquier momento de acción en vídeo.

Los diseños de los jefes como sus ataques nos han parecido ricos y variados.

Audiovisualmente es precioso y nos alegra mucho de que haya regresado

Uno de los aspectos que más nos alegra de que haya regresado el título es la remasterización de la banda sonora. Y es que muchos temas del original merecían ser preservados por toda la eternidad.

Esto ha sido posible gracias a los retoques de la banda sonora original, que ha sido rehecha por completa con nuevos acordes e instrumentos. El resultado es una pasada, y suena todo muy épico, realmente unido con el diseño de los escenarios y lo clásico de la jugabilidad, nos sentimos de nuevo como en casa de nuestras madres.

Pero si lo que buscáis es clasiqueo por todo lo alto, deberíais probar el modo clásico para la banda sonora, que nos dejará usar las pistas originales a la hora de jugar. Todo un detalle que gustará a más de uno, pero francamente nosotros nos decantamos de lejos por los nuevos arreglos.

La banda sonora es de lo mejorcito, y cuenta con dos modos distintos.

Técnicamente, va estupendo

Aunque no hemos podido probar que tal la versión de Nintendo Switch, tenemos que decir que en lo jugable, técnicamente va muy bien en PlayStation 4. Gráficos en alta definición, tiempos de carga casi inexistentes y una tasa de frames muy estable -ideal para los momentos de más acción- y todo de un modo muy fluido.

También agradecemos que haya varios modos de juego, lo cual aporta rejugabilidad -que de por si es algo corto, no cuenta con tantas fases-, además que hará las delicias de los caza trofeos.

En definitiva, hemos tardado unas 10 horas en darle matarile a la trama principal, dejando en el aire muchas misiones secundarias y los trofeos que con ello acarrea, pero que nos resultan entretenidos en su meta para alcanzar el 1005.

Técnicamente corre muy bien incluso en los momentos más sobrecargados.

Conclusiones

Actraiser Renaissance cumple con creces como remake que adapta los desfasados gráficos del juego original a tiempos mejores, sin llegar a ser una importancia agradable para todo el mundo.

Una historia ampliada con grandes resultados, personajes más carismáticos y un sistema de combate que gustará a los amantes del juego, se dan la mano en una aventura que recrea con creces los lanzamientos de SNES.

El problema es que algunas de sus mecánicas no han envejecido con el mismo buen gusto, por lo que se pueden hacer aburridas; pero al margen de eso, estamos ante un título original que combina notablemente -y de forma muy natural- dos estilos de juego distintos.

Por lo demás destacamos los grandes arreglos de su banda sonora y los diseños de los jefes, que gustarán a todo el mundo tanto como a nosotros.

Reseña
Nota final
7
Artículo anterioreFootball (ex PES) y un estreno histórico con la peor valoración de steam
Artículo siguienteNeogeo Pocket Color Selection Vol 1 Steam Edition y SNK vs. CAPCOM: The Match of the Millennium ya están en Steam
analisis-actraiser-renaissanceActraiser Renaissance recrea y mejora con creces al título de principios de los 90, con un sistema de combate divertido y unas mecánicas de construcción de ciudades desfasadas pero que aportan algo. Su apartado gráfico cuenta con grandes aciertos y algunos desaciertos, gustará a los fanáticos de los metroidvania que busquen carne fresca. Por desgracia, su idioma puede poner algunas limitaciones a un público en concreto.