Seguro que muchos de vosotros, igual que yo, estáis deseando saber más sobre PlayStation VR, las gafas de realidad virtual anteriormente conocidas como "Project Morpheus" y que deberían llegar, si no hay retraso que lo impida, en la primera mitad de este 2016.

Las gafas de realidad virtual no son un fenómeno nuevo, SEGA ya se atrevió con ello en 1982 lanzando Subroc-3D en recreativas, y más tarde con SEGA VR, Nintendo lo intentó con Famicom 3D Systems y por supuesto Virtual Boy, hasta Sony se lanzó después de años de ostracismo para la tecnología con PUD-J5A en el 2002, pero nuevamente el poco apoyo, el precio y la baja calidad de sus juegos le supuso un éxito discreto y no salió de Japón.

Cuando parecía que la idea del casco de realidad virtual se había quedado muy oculta en el baúl de los malos recuerdos, un Kickstarter de Oculus VR traía al mercado Oculus Rift, pidiendo poco más de 250.000 dólares para financiarse y alcanzando más de 20 millones y el apoyo de una gigante como Facebook. Estaba claro que otras compañías se iban a subir al carro y Sony estaba entre ellas.

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No sabemos gran cosa de PlayStation VR, sí sobre lo que ofrecerá a nivel técnico, con una pantalla OLED de 5.7'' que ofrecerá hasta 1920xRGBx1080, con una tasa de refresco de 120 Hz capaz de mover juegos a 120 fps y una latencia muy baja (menos de 18 ms), lo que unido a la potencia de PlayStation 4 permitirá que nos metamos dentro de juegos tan realistas que parecerá que estamos allí mismo, a los mandos de un coche de carreras, esquivando balas en un tiroteo o siendo perseguidos con un loco con motosierra en un juego de terror mientras los gritos resuenan en los cascos.

Repasando sus características uno puede dejar volar su imaginación y esperar lo máximo de este dispositivo, creer que la realidad virtual se convertirá en un nuevo estándar en los videojuegos y que muy pronto todos estaremos jugando con un casco olvidándonos de la vieja tecnología prehistórica que nos ataba a una televisión. Teniendo en cuenta el interés que ya han mostrado otras compañías como Samsung o HTC parece lícito pensar que esta vez, al contrario que las anteriores, es el momento en el que la realidad virtual llegue para quedarse y no muera nada más nacer.

Pero también habrá escépticos, entre los que me incluyo, que vayan con pies de plomo a la hora de predecir si PlayStation VR, y todas las demás, tendrá el éxito que muchos esperan o se volverá a quedar en eso, una curiosidad, una cara curiosidad.

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Y es que el primer impedimento es ese, el precio. Cuando Oculus VR anunció que su casco costaría 600 dólares muchos bajaron el telón del hype y condenaron a la tecnología antes de tiempo. Tampoco es eso, pero no cabe duda que se trata de una cifra altísima, y es que pocos jugadores estarían dispuestos a gastarse casi el doble de lo que cuesta una consola solo para verla de forma distinta. Aún no se conoce el precio de PlayStation VR, pero ya sean 600, 500 o 450 dólares se trata de cifras importantes que no todo el mundo estará dispuesto a gastar, máxime cuando no se sabe si la tecnología va a triunfar o no.

Otro tema que me preocupa es su utilización real. Está claro que Sony ha querido promocionarla con juegos muy específicos que busquen el asombro, que refuercen la sensación de inmersión pura que se aleja tanto de lo experimentado hasta ahora sin el casco. Un ejemplo es 'Kitchen', al que pudimos jugar en la pasada Madrid Games Week y que te dejaba 5 minutos en una cocina atados a una silla contemplando una escena de pesadilla, sin poder movernos, con un cadáver delante y unos cuantos sustos preparados.

En 'Kitchen' impresiona la sensación de estar dentro del juego, el sentir que estamos en esa cocina, que no la vemos desde la comodidad de nuestro sofá o nuestra cama, que nosotros estamos allí y corremos peligro, todo alrededor está oscuro y el cerebro segrega adrenalina en mucha mayor cantidad que la que suele ofrecer un juego en una televisión.

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Pero, más allá del impacto, que es grande, nos queda un juego en el que apenas podemos interactuar, apenas movernos con el Dualshock, girar la cámara, interactuar con algún objeto de forma muy básica... al fin y al cabo muchos nos compramos la PlayStation 4 para jugar a videojuegos, no para ver películas, y tampoco para sentir que estamos dentro de una.

Está claro que algunos géneros se beneficiarán más que otros en lo referente a la inmersión con un casco de realidad virtual, y seguro que muchos shooters y juegos de terror se apuntan al carro, pero muchos otros géneros - deportivos, rol, plataformas, lucha - son más reacios a adaptarse, por la simple razón que VR no aportaría gran cosa a la experiencia final.

Todo esto me lleva a pensar que PlayStation VR tiene mucho que demostrarme para que dedique un buen pedazo de mi sueldo en su compra, empezando por un apoyo real y continuado de las grandes desarrolladoras, ofreciendo al mercado grandes ideas que aporten realmente algo a la industria y que me hagan desear tener esa tecnología en mis manos, o en este caso en mi cabeza.

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Muchos han sido los dispositivos revolucionarios que prometían y prometían y se han quedado en anécdota, entre los últimos ejemplos encontramos Kinect, de serie en las primeras Xbox One y totalmente ignorado, o PlayStation Move, que seguro muchos tenéis cogiendo polvo aunque puede que ahora, precisamente con PlayStation VR, se le vuelva a dar uso.

Pero no quiero sonar negativo, todo lo contrario, ojalá Sony sepa hacer bien las cosas apoyando como debe su realidad virtual, tanto a nivel de marketing como con sus estudios internos desarrollando juegos de calidad y fomentando que otras compañías desarrollen para VR y los resultados no sean "juegos-morralla". Un precio razonable también ayudaría para que las ventas sean importantes y eso anime a los estudios a lanzarse al mundo virtual. El enorme éxito en ventas que está cosechando PlayStation 4 seguro ayudará a alcanzar un objetivo difícil pero posible.

Ya falta menos para conocer cuándo, cómo y cuánto. Falta menos para enfundarnos el casco y sentirnos dentro de una nave espacial, escalando unas montañas con los brazos extendidos mientras debajo el suelo se hace más y más pequeño, menos para que un susurro nos ponga los vellos de punta y volvamos la cabeza asustados.

Y vosotros, ¿tenéis ganas de realidad virtual?