Hace menos de un año, Annapurna Interactive publicó Outer Wilds, y aunque tuvo que pasar algún tiempo hasta que fue reconocido con algún premio, no han sido pocas las nominaciones que ha tenido.

El juego desarrollado por el estudio independiente Mobius Digital, nos lleva a explorar un universo diferente al que conocemos.

En este sandbox se nos presenta un mundo abierto que abarca todo un sistema solar y del que partimos sin saber absolutamente nada. Cuanto más avancemos en el juego, nos daremos cuenta de que ese desconocimiento es precisamente lo que nos enganchará a su universo.

Todos los comienzos son duros

La historia comienza cuando despertamos al lado de una hoguera, nuestro refugio, y nos piden que subamos al observatorio, pero no nos dan ninguna pista de cómo. Lo más cercano a la hoguera es un simulador de vuelo, con una maqueta de lo que será nuestra nave espacial.

Estoy seguro de que muchos jugadores llegados a ese punto y tras estar unos minutos probando el simulador, dejaron de jugar. Y no es de extrañar, porque los controles son horrendos. Por suerte para nosotros, no se parecen en nada al control que tendremos de nuestra nave una vez salgamos al espacio.

Durante esta primera fase aprenderemos a manejar nuestro personaje, y nos encontraremos con tutoriales sin que lo notemos. En nuestro ascenso al observatorio nos iremos encontrando con personajes y situaciones que nos harán explorar casi todas las mecánicas del juego.

Una vez completemos la primera parte de la aventura y salgamos a visitar los mundos exteriores, nos daremos cuenta que no tenemos mucho que hacer, sin embargo, esto no es del todo cierto.

El juego presenta unas mecánicas muy simples que ya nos habían presentado, podemos saltar, podemos caminar, podemos montar en nuestra nave, lanzar una sonda que permite sacar fotos y utilizar una especie de micrófono que nos permite escuchar lo que sucede en el espacio. Solamente haciendo uso de todas ellas podremos ir a visitar la luna de nuestro planeta, orbitar alrededor del sol, y aterrizar en todos los planetas de nuestro sistema solar.

Seremos arqueólogos, antropólogos e historiadores de nuestro sistema solar

Poco a poco, nos daremos cuenta que Outer Wilds es mucho más profundo de lo que parece. La historia detrás de toda esa exploración se nos contará poco a poco. Y es que nosotros no somos más que un explorador que va en busca de los restos de historia que hay en nuestro sistema solar. Al principio no nos enteraremos de mucho, pero según vayamos visitando más y más planetas, las piezas irán encajando.

Un juego muy pulido a nivel de detalles

Outer Wilds tiene una peculiar estética que desde el momento nos llamará la atención. El apartado artístico no tiene nada que envidiar a juegos triple A como The Legend of Zelda: Breath of the wild, y es que parece que los arquitectos de este universo lo tenían todo pensado. No me imagino este juego con un aspecto diferente al que tiene. Cada planeta es único, cada lugar del sistema solar tiene el aspecto que necesita, nada más ni nada menos.

La jugabilidad y el manejo, pese a lo que nos quieran hacer creer con ese simulador del demonio durante los primeros minutos de juego, es excelente. Desde el primer momento se nota la diferencia de gravedad, de atmósfera, o el medio en el que te desplazas.

Uno de los detalles que hace especial a este juego es, que pese a que se trata de un estudio independiente y podrían haber simplificado mucho más las cosas, cuida cada detalle hasta el infinito. Por ejemplo, no será lo mismo saltar en un planeta, cuando otro esté pasando por el lado opuesto, a cuando esté justo encima de nosotros, y creed lo que os digo, habrá que tenerlo en cuenta.

Una banda sonora épica que no dejaremos de escuchar jamás

Durante todo el juego, nos acompaña una increíble banda sonora. Pese a que hace meses que acabé el juego, a día de hoy, sigo tarareando sus canciones. Tiene mucho dinamismo, y es que, la banda sonora va cambiando en función de lo que hacemos, el lugar que visitemos o la situación en la que estemos. Este aspecto nos mantiene en tensión constante cuando tenemos que estarlo, pero a la vez nos permite disfrutar de los pequeños momentos del juego.

Hay un aspecto que me dejo en el tintero a propósito, que es precisamente el que me transmite una sensación única en el juego, agobio. Para aquellos que lo juguéis os daréis cuenta de que el juego no deja de agobiaros con la banda sonora o la ausencia de ella, los sonidos, golpes y todo tipo de impactos que suceden.

Para mí ha sido una de las aventuras más relajantes y agobiantes que he jugado jamás. No quiero destriparle el juego a nadie, por ese motivo me es imposible comentar una de sus mecánicas principales. Y es que al principio, puede que no sepas de que va el cuento, pero esa mecánica, es la piedra angular sobre la que gira Outer Wilds.

Como punto negativo y tras pensarlo un rato, he de decir que quizás, algunos aspectos de la interfaz de la nave pueden flaquear. Nos presentan toda la historia en un organigrama un poco lioso y en ocasiones podemos sentir que nos atrancamos y no avanzamos en la historia.

Una joya oculta

Una aventura emocionante, una historia que te hace llorar y sonreír de alegría al mismo tiempo, que te sorprende y te deja boquiabierto, pero sobre todo, un juego que con el tiempo y cuando consigues llegar al final sientes como un logro personal. Y es que para mí pasarme este juego tuvo mucho más valor que cualquier logro de platino de cualquier otro título.

No existen muchos juegos similares, y es por ello que considero esta obra un imprescindible a tener en cuenta, aunque he de reconocer que es una opinión muy sesgada.

Os animo a visitar la luna cuántica, los planetas gemelos ceniza y las estaciones espaciales del mundo de Outer Wilds. Además como ya os comentábamos este confinamiento es una ocasión única para explorar todo el sistema solar que nos presentan los chicos de Mobius Digital.

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