Los últimos tres juegos que me he pasado, con permiso de Valkyrie Elysium, son Sifu, Tower Princess y espero que en breve Hades.

La verdad es que uno tiene que sacrificar opciones de ocio, pero con unas series cada vez más previsibles y de dudosa calidad, un cine donde ya no es raro encontrarse a un personaje con el móvil, y puesto que me queda poco tiempo para dedicar a los libros fuera de las vacaciones, en el día a día me agarro a los videojuegos para evadirme cual monito a su madre.

Además yo soy de pasarme todo, salvo que sea muy malo. A veces aprovecho para darme panzadas y finiquitar algunas cosas que se me quedaron en el tintero, y la verdad parece una tontería pero uno se siente realizado.

Los juegos que mencionaba al principio me han inspirado para escribir este artículo y es que, si bien odio los títulos muy facilones a menos que tengan una historia sublime, creo que a los desarrolladores se les está yendo la pinza con la dificultad.

No me malinterpretéis, que yo he sabido lo que es jugar a Ghosts'n Goblins de primera mano en los salones recreativos, cuando echabas 25 pesetas y avanzar apenas un poco más ya era todo un logro. Y eso de continuar era para blanditos, tocaba pasarse las máquinas del tirón.

A veces, si una estaba muy copada, volvías un buen día y veías que el técnico había subido aún más la dificultad, ya que una recreativa ocupada dos horas con una sola partida era una ruina para la sala de juegos.

Volviendo a los títulos del principio, sabía de la polémica en torno a Sifu, jugué, vi el percal y lo puse en modo fácil, cosa que no suelo hacer jamás. Pero con Hades más de lo mismo, os cuento.

A diferencia de Sifu, Hades sí nos ofrece pequeñas recompensas cada vez que morimos, lo que nos permite mejorar al protagonista Zagreo. No sólo eso, sino que el concepto de la muerte está muy bien integrado, y cada vez que la espichas no tienes la sensación de hacer un reset sino de discurrir a lo largo de la aventura. Bien.

El problema es que ayer, tras dos o tres días y un considerable esfuerzo en acumular gemas, armas, etc., me encuentro con que de pronto la dificultad se ha disparado. ¿Perdona???

Es decir, te están liquidando una y otra vez, apenas has conseguido llegar a la tercera fase, si mueres empiezas todo desde el principio y, cuando por fin te pertrechas un poco para intentar llegar al cuarto nivel, de pronto incluso llegar al tercero se hace difícil.

¡Venga ya señores, no me tiren el juego por los suelos! Una cosa es un reto y otra una frustración totalmente innecesaria. Si la idea es ir prosperando para subir más y más hasta salir del inframundo, ¿qué sentido tiene aumentar la dificultad a medida que mejoras?

Debería ser de primero de videojuegos, la verdad. Total que se me inflaron los webs y pensé "a hacer puñetas", activando el llamado modo dios.

Por lo que he podido ver de base obtienes un +20% de resistencia al daño, pero cada vez que reinicias ganas algo más. Eventualmente, supongo, este modo fácil está concebido para que si mueres demasiado acabes siendo un tanque.

¿Trastoca la idea original del juego, consistente en escapar del inframundo como una tarea casi imposible? Por supuesto. ¿Llega un punto en que me da igual? También.

Al finalizar mi partida lo pensaba y me decía a mí mismo que, para un chaval que se gasta 30 euros, desde luego Hades ofrece horas y horas de vicio. En este sentido es verdad que renta; y siendo justos, pica en el buen sentido.

Sin embargo, alguien que se puede permitir tener más juegos, ¿hasta qué punto está dispuesto a dejar pasar varios para centrarse en uno donde, por muy adictivo que sea, no dejas de repetir una y otra vez lo mismo?

Todo esto viene de Demon's Souls. No el tema de la dificultad, sino de integrar la muerte como parte de la experiencia. Hasta que llegara el emblemático juego de Miyazaki, morir era un castigo sin discusiones. A partir de Demon's Souls no sólo era inevitable, sino constructivo.

Sifu y Hades son títulos que, a su manera, intentan copiar esta fórmula en géneros completamente distintos, lo cual es digno de elogio. Ahora bien, que lo consigan ya es otro tema.

En mi opinión ambos juegos pecan de una duración corta por un desarrollo indie, y ambos lo intentan disimular integrando el tema de la muerte. A Tower Princess le pasa lo mismo, pero en este caso los desarrolladores no han llegado a comprometer la dificultad hasta el punto de volverla frustrante. Han sido más honestos y han dicho: "mira, al final esto es lo que hay".

Puede que hace años, cuando morías, continuabas dos o tres veces y luego tocaba empezar desde el principio, el concepto de la muerte como parte de la experiencia hubiera sido revolucionario. Pero ese puesto ya lo ocupa la saga Souls, y de momento nadie ha podido toserle.

Así que, acabando con mis diatribas, hoy seguiré dándole a Hades en modo dios, como un auténtico jugador amateur, pero a cambio ganaré un tiempo de oro para seguir achicando mi juegoteca de títulos pendientes

Un apunte final para los desarrolladores: señores, siempre hubo un modo difícil como desafío para quien quería repetir, conseguir todos los trofeos o incluso desbloquear algún elemento exclusivo. No confundan el modo normal con difícil, que luego acabarán viéndose obligados a incluir uno fácil, desvirtuando la concepción de su propia obra.