Durante el pasado E3 2018 hemos tenido ocasión de probar en profundidad el esperado Metro: Exodus, basado en las novelas de Dmitry Glukhovsky. Un shooter basado en un mundo post-apocalíptico en el que la humanidad se ha visto abocada a sobrevivir a duras penas en el metro, pues la superficie es un infierno de aire irrespirable, mutantes y criaturas dantescas.

El juego fue presentado hace ya un año, precisamente en un E3, y lo primero que sorprendió de él fue que, al contrario que en Metro 2033 o Metro: Last Light, esta vez 4A Games nos iba a llevar al exterior, al menos de forma más habitual.

¿Le sentarán bien al juego estos "nuevos aires"? Pongámonos las máscaras de gas y averigüémoslo...

Tensión que se corta con cuchillo

Creo que la mejor virtud que tiene la saga Metro es su magnífica ambientación, cómo consigue hacernos sentir esa tensión poniéndonos en situaciones de clara desventaja, donde tenemos que medir muy bien nuestros pasos y no abrirnos camino a lo loco, sino estudiar muy bien la situación y cuidar muy mucho la escasa munición.

Esto se potencia en este Metro: Exodus, que nos vuelve a meter en la piel de Artyom, un Ranger al que acompaña su esposa Anna y un grupo de soldados a bordo de un tren modificado para ser capaz de dejar atrás Rusia.

Como sería de esperar, el trayecto no es precisamente un viaje de placer y más de una vez nos tocará bajar del tren, liberar un obstáculo o encontrar suministros. Era el caso que vimos en la demo, donde tocaba explorar una zona nevada cerca del río Volga.

Abandonada la seguridad del tren nos encontramos un terreno muy extenso e inhóspito, en apariencia abandonado, pero pronto nos tropezamos con varios saqueadores. Caminar sin cuidado puede hacer que nos descubran y en un par de disparos estar muertos, lo que nos obliga a mantener un perfil bajo y pensar antes de actuar.

Decisiones y sigilo

El título potenciará la toma de decisiones, a veces simplemente a la hora de actuar al enfrentarnos a decisiones, otras mediante diálogos, tratando siempre de que estas decisiones no sean obvias y realmente pongan en aprietos al jugador, sin saber muchas veces cuáles serán las consecuencias.

El juego parece que ofrecerá una variedad de situaciones interesante. Os lo cuento con un ejemplo. Me tropiezo con una cabaña donde hay tres individuos fuertemente armados. En un primer intento les ataco primero de frente, enseguida muero por sus disparos.

Otro intento me hace ser más sigiloso, rodeo la cabaña, acabo con uno por la espalda, me enfrento a los dos a tiros y acabo muerto. Al tercer intento intento acabar con todos usando sigilo, pero están demasiado juntos.

Mientras decido mi estrategia un enorme monstruo alado baja de los cielos y se lleva a uno de los saqueadores. El otro se lía a tiros con el bicho, al que no parecen afectarle las balas, y también acaba con él. Yo espero agazapado, la criatura se va y yo me hago con todos los suministros de la cabaña, sin dejar de mirar al cielo desconfiado.

Un mundo enorme y peligroso

El mundo en el que nos moveremos será enorme, según 4A Games sólo la zona inicial es 20 veces mayor que cualquiera de las vistas en Metro: Last Light. Se trata del proyecto más ambicioso para el estudio, que ha logrado una escala épica que nos lleva sobre Moscu por primera vez y nos permite explorar libremente.

Tiene mérito mantener la tensión sin el recurso de las zonas cerradas, y lo consiguen. Puedes estar cruzando un lago semihelado en una absoluta quietud y que de pronto te asalte un cocodrilo mutante, o que te sorprenda un merodeador a la vuelta de la esquina donde pensabas que no podría haber enemigos.

Los niveles son tan amplios que parece que estemos ante un mundo abierto a pesar de tratarse de una experiencia lineal. Podremos jugar con los ciclos día-noche para elegir si queremos enfrentarnos a menos patrullas o a menos criaturas mutantes.

El título, como ya he explicado, no invita precisamente a ir pegando tiros sino a usar el sigilo, y nos encontraremos varios elementos dentro de los refugios de los saqueadores destinados a alertar de nuestra presencia, como botes colgados del techo en cuerdas que sonarán si los tocamos.

En ese sentido el sigilo funciona muy bien, lo comprobamos en una fábrica abandonada, en la que nos enfrentamos a seis enemigos y los vamos abatiendo uno a uno con mucho cuidado y apoyándonos en el techo de vigas para desplazarnos, apagar luces y en crear distracciones. La oscuridad es nuestra amiga, y aunque podremos usar linternas o gafas de visión nocturna tendremos que controlar los niveles de batería, que también escasearán.

También nos podemos encontrar zonas con trampas mortales, pero que si desactivamos podemos conseguir el botín que encierra. Poco botín será fácil de conseguir, o se logrará sin tensión. Y aunque lo veamos fácil, desconfiaremos por si se trata de una trampa.

Otro elemento de tensión será que todas las acciones "de menú" como consultar un mapa, usar un botiquín o crear un arma se hacen en tiempo real, así que más nos vale encontrar un buen escondite para curarnos en mitad de un tiroteo porque el tiempo no se parará. El juego contará con mayores opciones de modificación y personalización de armas con un sistema totalmente renovado, además volverá a obligarnos a gestionar nuestro traje y no perder de vista el contador geiger para medir la radiación.

Apartado técnico

El título cuenta con un gran apartado gráfico gracias a un nuevo upgrade del 4A engine, mostrando un mundo muy amplio con una gran distancia de dibujado, además de una tasa de refrescos muy alta para que ni la distancia ni el movimiento sean impedimentos o nos sirvan de "excusa" ante la elevada dificultad".

Además el hecho de moverse en resolución 4K ayuda a ofrecer una nitidez de elementos y texturas que le otorga al titulo un aspecto muy potente, sumado a los efectos climáticos, que pudimos comprobar con el polvo de la nieve elevándose del suelo.

También destaca el apartado sonoro, cómo el juego te hace sentir solo en esos enormes escenarios donde únicamente resuena con fuerza el viento, la contundencia de los disparos... sin olvidar al compositor, el gran Alexei Omelchuk que volverá a poner la música a Metro: Exodus.

Conclusiones

Metro: Exodus seguirá manteniendo todas sus señas de identidad en esta nueva entrega: Tensión, sigilo, pensar bien cada movimiento, controlar la munición...

Se trata de un shooter difícil, denso, altamente satisfactorio, y aunque el mundo abierto le reste sensación de claustrofobia (aunque habrá muchas zonas bajo tierra, no os vayáis a pensar lo contrario) sabe mantenernos con las pulsaciones altas en todo momento.

El juego me ha dejado muy buenas sensaciones, y estoy convencido que a los fans de la saga les gustará porque sigue "oliendo" a Metro, en el buen sentido, a pesar de todos los cambios.

Metro: Exodus llegará a las tiendas el próximo 22 de febrero de 2019 para PC, Xbox One y PlayStation 4.

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