"Yakuza 6: The Song of Life es uno de mis juegos más esperados en los últimos años", "qué lástima que coincida con God of War y la gente se lo pierda" son dos frases que he escuchado en las últimas semanas, y yo, al igual que mucha gente, no era precisamente un gran conocedor de la saga, una saga que entre entregas numeradas, juegos para móviles, la subsaga Yakuza Kiwami y demás, ya tiene la friolera de 19 juegos.

Movido por la curiosidad, me lancé a probar el que algunos dicen es uno de los mejores juegos de la serie, a ver qué me ofrecía SEGA y para saber qué se traía un tal Kazuma Kiryu, un protagonista nada convencional muy alejado del estereotipo de héroe, que quiera o no se ve obligado demasiadas veces a tener que discutir usando los puños y las patadas... ¡y qué patadas!

Analizamos este Yakuza 6: The Song of Life, una montaña rusa de emociones, un juego que amas o que odias. Veamos lo que nos ha parecido.

A limpiar nuestro nombre

Sin entrar en demasiados detalles, los hechos acontecidos en Yakuza 5 mantienen las cosas un poco tensas entre la policía, los clanes y los medios de comunicación, y Kazuma Kiryu decide entregarse voluntariamente y pasar tres años preso para limpiar su nombre y, lo más importante, no ensuciar con sus actos a sus seres queridos.

Al salir de la prisión y acudir en busca de nuestra querida Hakura, hija adoptiva y nueva idol de masas japonesas, descubrimos que ha huido del orfanato para que su relación con nosotros, de la yakuza, no perjudique al futuro de aquellos jóvenes que tiene a su cargo. El problema es que Hakura parece haber desaparecido de la faz de la tierra, pero al poco de salir de la cárcel nos llaman de un hospital. Hakura está allí, en coma tras sufrir un brutal atropello, y junto a ella descansa un bebé de padre desconocido.

Así arranca nuestra aventura en Yakuza 6, teniendo que investigar el accidente, que sabemos que fue provocado, buscando al misterioso padre de la criatura y teniendo que ejercer de padre suplente mientras tanto.

Mantener a raya a los clanes que nos irán atacando en nuestra investigación por Karumocho y una nueva ciudad, Hiroshima, mientras tenemos que cuidar de la criatura de apenas un año de edad no será tarea fácil, pero entre nuestras habilidades de combate y los personajes que nos irán ayudando iremos saliendo del paso poco a poco.

Mucho por hacer, mucho que ofrecer

Contamos con una historia que no nos es ajena en este tipo de juegos, disputas familiares, venganzas, luchas por el control del territorio, honor... es cierto que si no habéis jugado a títulos anteriores de la saga Yakuza estéis algo perdidos, aunque por suerte una vez en Hiroshima la mayoría de personajes presentados serán nuevos y sea más fácil coger el hilo, además de contar con explicaciones sobre los personajes más conocidos para que la gente más o menos se ubique.

El título nos puede llevar fácilmente unas 20 horas de juego, aunque hay que decir que completando todas sus misiones secundarias la cifra se puede elevar a las 40-45 horas. Y en este tipo de títulos, no completar ninguna secundaria es poco menos que un crimen.

Y es que una de las grandezas de Yakuza 6: The Song of Life es precisamente esa, sus secundarias, llenas de argumentos locos, algunos muy asociados con la cultura nipona, otros totalmente idas de olla del estudio (no tanto como otras subsagas de Yakuza, eso sí).

Y es que lo mismo tendremos que proteger a alguien en un ajuste de cuentas entre clanes que perseguir gatos por las calles con la comida apropiada en el bolsillo para poder devolverlos a un cat-café, o conseguir en la tienda de SEGA merchandising de nuestra hija adoptiva 'idol' a una pequeña fan.

Además pronto tendremos en nuestro teléfono móvil (decimos adiós a las cabinas, estamos en el presente amigos) la aplicación Troublr que nos irá ofreciendo misiones y encargos por si queremos desviarnos de la trama principal, y por supuesto contaremos con decenas de minijuegos con los que echaremos horas y horas de pura diversión.

La grandeza de los minijuegos

La franquicia Yakuza es famosa por sus minijuegos y aquí no iba a ser menos. Desde los clásicos bateos o minijuegos del Club SEGA donde podemos encontrar clásicos como Space Harrier o el Outrun, hasta títulos más modernos como Puyo Puyo Virtua Fighter 5 Final Shodown, que tenemos íntegro y podemos jugar incluso en multijugador local. Una maravilla.

Pero es que además hay juegos de mesa, dardos, karaoke donde darlo todo a base de pulsar y mantener botones y disfrutar de las poses más ridículas, un completísimo sistema para formar equipo de beisbol, pesca, incluso Salas de Live Chat en las que podremos chatear con actrices reales que se irán desnudando poco a poco si acertamos con las respuestas (no esperéis nada pornográfico).

El juego es una delicia para los fans de la cultura japonesa, todos los locales a los que podemos acceder, la comida que tendremos que pedir para alimentarnos (o hacerle una foto y así tener contento a nuestro personal traineer y cumplir el objetivo diario), los personajes que encontraremos, las situaciones, diálogos... si después de jugar a Yakuza 6 no estáis buscando billetes de avión para visitar Japón tenéis mi enhorabuena, porque es difícil resistirse.

Apartado técnico

Yakuza 6: The Song of Life estrena - por fin - un nuevo motor gráfico, el Dragon Engine, lo que nos permite por fin quitarnos (en parte, eso sí) la sensación de estar jugando a un título de anterior generación remasterizado.

Y es que el juego, sin ser ningún prodigio y con algunas pegas que ahora explicaré, sí que consigue ofrecer algunos detalles interesantes a nivel técnico, como la posibilidad de ver a otros personajes del exterior cuando estemos en el interior de un local, así como una iluminación muy mejorada tanto de día como especialmente de noche en las ciudades.

Si hay que destacar dos cosas podemos decir que Hiroshima posee un nivel de diseño muy acertado, pues el paso de la gran ciudad de los rascacielos a un pequeño pueblo de pescadores con calles estrechas y casas bajas se ve y se siente fenomenal.

Otro aspecto a destacar es el modelado de las caras de los personajes, sencillamente magistral, en algunos casos casi rozando el fotorrealismo, y aunque esto a su vez suponga un contraste negativo respecto a otros aspectos, el juego sabe ofrecer primeros planos acercando la cámara hasta llenar la pantalla, y se lo puede permitir, regalándonos un nivel de detalle asombroso en los rostros, donde no falta detalle de imperfecciones, vello facial, arrugas...

Por desgracia estas mejoras tienen un coste, y veremos con sorpresa que algunas de las zonas de la tantas veces recorrida ciudad ahora aparecen cortadas, ofreciendo un mapeado más limitado que en anteriores entregas.

En cuanto al rendimiento el juego corre a 30 frames por segundo, y si bien en PS4 sufre algo de tearing que molesta en ocasiones, en PS4 Pro este problema se hace prácticamente imperceptible.

Respecto al apartado sonoro hay que empezar comentando algo muy importante y que a mucha gente echará para atrás. El juego está en japonés y los subtítulos únicamente pueden ponerse en inglés.

Vale, esto es habitual en la saga, pero tal vez algunos no lo sepáis, además es un inglés que en muchas ocasiones utiliza expresiones coloquiales y resulta algo complicado de seguir si no tenéis un nivel decente en la lengua de Shakespeare.

Respecto a la banda sonra contamos con una gran variedad de melodías de todo tipo de estilos, desde un suave jazz hasta rock o j-pop. No hay nada que destaque, pero se agradece la variedad. Además los efectos de sonido son variados y correctos.

Jugabilidad: A puñetazo limpio

Otra de las características que tiene Yakuza 6: The Song of Life y que ha recibido varias críticas es que en este caso se ha limitado un tanto el estilo de combate de Kiryu.

Y es que en esta ocasión sólo tenemos un único estilo, cuando en Yakuza 0 teníamos tres y el Yakuza Kiwami eran cuatro. Para compensarlo se ha incluido un Modo Heat, que cargaremos con una barra y nos permitirá entrar en un modo estilo "Ira Espartana" donde nuestros golpes serán más rápidos y contundentes, y encima iremos recogiendo items del suelo de forma automática.

Más allá de ese cambio, el juego es una suerte de hack'n slash y ofrece un sistema de combate sencillo, basado en puñetazo, patada, agarre (podemos, y a veces debemos golpear al rival para noquearlo teniéndolo agarrado, pero los rivales más duros no se dejarán coger) y por supuesto el uso de todo tipo de objetos con los que golpear, desde conos, botellas hasta bates y motocicletas, incluyendo algunas acciones a cámara lenta de las que uno se levanta del asiento a aplaudir.

Podemos esquivar cualquier combate de los que aparecerán aleatoriamente en el mapa, y por supuesto vigilar nuestro dinero, pues coger un taxi o gastarlo en las decenas de máquinas expendedoras repartidas por la ciudad - que nos darán mejoras temporales como más fuerza o resistencia para cansarnos más tarde al esprintar - harán que nuestra cuenta llegue a cero si no tenemos cuidado.

Además contamos con una mayor componente RPG para el combate. Con los puntos de experiencia adquiridos en todo tipo de actividades podremos mejorar cinco aspectos de nuestro Kiryu: Salud, Ataque, Defensa, Esquiva y Ataques Especiales, o bien podemos optar por gastar los puntos en aprender combos nuevos.

Si hay que ponerle un pero es que a veces la lentitud de la cámara y del propio personaje no nos permite girar rápido y nos comemos algún que otro ataque por no poder cubrirnos o esquivar a tiempo. Por suerte la dificultad de los enemigos, incluidos jefes, no es demasiado elevada, con una correcta curva para que los combates sean más justos en función de nuestras habilidades y el crecimiento de nuestro personaje.

Como hemos dicho, no todo será pelear y hablar con los personajes - ni llenar la barriga con una Sopa Miso y un buen shushi - sino también participar en decenas de minijuegos, y todos ellos poseen unos controles muy intuitivos, acertados y precisos. Si no conseguís acallar los llantos del bebé moviendo el Dualshock arriba y abajo, probar a pasar el dedo por el panel táctil para acariciar su carita, tal vez eso ayude.

El juego cuenta con infinidad de datalles que dejan claro el cariño del estudio al título. Por ejemplo tenemos la opción de disfrutarlo en una vista en primera persona (realmente viéndolo desde la cámara del móvil), y no es algo solamente estético, descubriremos ciertos coleccionables y objetos únicos con esta vista, pero además veremos como al enfocar a los NPCs algunos se mostrarán avergonzados y se taparán, otros actuarán con indiferencia y los habrá que nos regalen auténticas poses japonesas.

Todos esos detalles y ese cuidado disculpan en parte las limitaciones, y lo convierten en uno de los títulos jugablemente más ricos que he podido probar en los últimos años.

Conclusiones

Se le pueden poner muchas pegas a Yakuza 6: The Song of Life. Algunas limitaciones gráficas, que venga en inglés y japonés, que el juego haya sufrido recortes en el acceso a ciertas zonas o en los distintos estilos de combate de Kiryu.

Pero lo cierto es que el título cuenta con una buena historia, quizás algo conservadora, y habrá quien piense que ciertos personajes estén desaprovechados, pero también resulta un juego apto para probarlo y engancharte a la saga si hasta ahora la desconocías.

Sus misiones secundarias, sus tronchantes y variados minijuegos y todo ese aroma a Japón y a la cultura Yakuza que inunda el título son motivos más que suficientes para darle una buena oportunidad, y más si sois fans de la serie. Entonces este será, sin duda, un imprescindible.

Dónde comprarlo

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