Los amantes del musou clásico están de enhorabuena, pues Tecmo Koei se ha vuelto a asociar con Omega Force para traer Warriors Orochi 4, un título que sale para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC y que tiene mucho que ofrecer.

Después de un “experimento” (para muchos fallido) con Dynasty Warriors 9, una propuesta de mundo abierto que a los fans no les terminó de convencer, el estudio ha vuelto al esquema tradicional apostando por presentar un elenco de personajes merecedor del récord Guiness.

Son nada menos que 170 personajes los que podremos seleccionar de los universos de Dynasty Warriors y Samurai Warriors. Una auténtica locura. En este análisis te contamos cómo demonios se han juntado estos dos universos y si esta conjunción vale o no la pena.

Warriors Orochi 4: Japón y China contra los Dioses

Tras los hechos acontecidos en el pasado, donde el malvado Orochi fue derrotado por la unión de los héroes de los Estados Guerreros de Japón y la era de los Tres Reinos de China, cada guerrero cree volver a su época, pero una deidad, nada menos que el dios Zeus, se interpone para sumir La Tierra en el caos y crear su propio mundo paralelo.

De esta forma, héroes procedentes de los universos Dynasty y Samurai Warriors se enfrentan a otra gran batalla en la que deberán encontrar los ocho Brazaletes Uroboros de poder, necesarios para enfrentarse a su poderoso enemigo. El argumento de Warriors Orochi 4 está contando con las habituales escenas estáticas y algunas breves cinemáticas no demasiado trabajadas pero suficientes para que vayamos conociendo su historia, todo un culebrón japonés con decenas de clichés propios del género.

Lo bueno es que los héroes han olvidado que se conocieron en el pasado, y eso sirve para el título nos vuelva a poner en contexto y no sea tan necesario haber jugado a los Warriors Orochi anteriores. Aun así siempre será conveniente conocer algo sobre el universo de estos dos mundos, pues al existir tantos personajes sus presentaciones serán bastante directas y no hay mucho tiempo para conocer sus motivaciones ni su trasfondo.

Probablemente una de sus características más destacadas, los 170 personajes jugables, sea también lo que penaliza que la historia no tenga un mejor ritmo y un argumento más consistente, pues la mayor parte del juego se trata de una presentación tras otra de los héroes, demasiado breve si sois nuevos en la saga y seguramente innecesaria si lleváis tiempo siguiéndola.

Record de personajes

Porque como decimos, el desarrollo de la aventura será ir viendo cómo los personajes se van uniendo a nuestro equipo persiguiendo un objetivo común, a menudo tras medirnos a ellos en campo de batalla.

Son 170 personajes en total, 165 regresando de los universos de Dynasty Warriors, Samurai Warriors y Warriors Orochi, y 5 personajes debutantes para que exista cierto componente de novedad, unos personajes que descubriremos serán divinos para jugar.

Todos ellos reciben un tesoro sagrado que alimentará sus ataques de hechizos, lo que sumado a sus diferentes golpes, combos y demás magias nos deja siempre algo por probar, una nueva historia por descubrir.

A pesar de esta colección inmensa de personajes, sólo podremos llevar a tres con nosotros y alternarlos con la pulsación del gatillo. Podremos elegir a quién queremos subir su nivel y asignarle mejores armas, y al final uno tiende a tener su pequeño grupo de favoritos y dejar al resto, aunque es conveniente – tampoco obligatorio contar con variedad de habilidades para enfrentarse con más éxito a los distintos jefes de misión.

Los guerreros se dividen además en tres categorías: Poder, Fuerza y Técnica, desapareciendo Wonder respecto a Warriors Orochi 3,aunque con el uso de las técnicas mágicas, que incluso permiten ataques combinados entre nuestro trío de héroes, no hay defensa que se resista.

Una jugabilidad muy clásica

Por si no conocéis lo que ofrece un musou, se trata de ir avanzando con un personaje por un mapa cuadrado más o menos laberíntico y plagado de enemigos de escasa inteligencia y dificultad.

La idea es abrirse paso entre cientos de rivales apartándolos a espadazos e ir cumpliendo diferentes misiones para lograr la victoria: ir conquistando zonas derrotando al jefe de base, ayudar a un personaje en apuros, socorrer a los ciudadanos asediados, derrotar a un enemigo más duro… en definitiva, ir moviéndose por el escenario machacando botones y siguiendo las indicaciones para ir desbloqueando los retos que nos lleven a la victoria final en más de 70 misiones diferentes.

Dentro de esa propuesta simple, Warriors Orochi 4 ofrece algo más de profundidad por la cantidad de tipos de ataque que podremos hacer, combinando el ataque de magia, hasta tres distintos (que consume su propia barra y puede ser rellenado en unos cetros en puntos concretos del mapeado) y ataques Musou. También estos jefes tendrán a su disposición el uso de ataques mágicos que son casi lo único que nos puede poner en apuros de verdad.

Tampoco me quiero olvidar del ataque combinado, en el que los tres personajes que hayamos elegido lanzan un combo devastador que resulta bastante espectacular. O de las Lágrimas de los Dioses, que obtenemos al encadenar 300 ataques seguidos y nos permite activar un modo “Rabia” que potenciará nuestra fuerza y defensa y hará que incluso, avanzada la historia, podamos convertirnos en Dioses y cambiar nuestro aspecto externo.

Al final esto realmente sirve para determinados enemigos, almas errantes, jefes que se puedan defender de los ataques normales, pero es algo únicamente estético cuando nos enfrentamos a la masa borreguil de unos enemigos que se mueven al unísono salvo un par de excepciones, borregos que nos sueltan un mandoble tímido, casi sin querer, como el mosquito que pica al elefante y este, a menudo, ni se molesta en prestarle atención.

La única excepción, y se agradece mucho, es cuando encontramos a los Chaos Origins, una suerte de espíritus que sólo pueden ser derrotados con ataques mágicos, y que desprenden un aura fantasmal que hace que todos los enemigos a su alrededor se “transformen” y también haya que emplear magia para derrotarlos. Como digo esto hace que dejemos de aporrear y haya que cambiar un poco la táctica, pero ojalá hubiese más variedad de enemigos para obligar al jugador a cambiar más de técnica.

Así son los musou, y es una de las razones por las que este género no me termina de convencer, porque parece encorsetado en unas reglas inamovibles que lo limitan técnicamente y presentan una IA bastante estúpida que me desmotiva. Tal vez la razón sea ofrecer un tipo de juegos en los que uno juegue para relajarse, a pesar de tener a varios cientos de enemigos corriendo hacia nosotros, sabiendo que basta con pulsar repetidamente un botón si no queremos complicarnos.

Otra cosa muy a tener en cuenta es que el juego permite cooperativo – local a pantalla partida y en línea - para jugar a con un amigo, además de contar con un modo competitivo online en el que tendremos que conquistar bases con equipos de tres jugadores. Se agradece el añadido, aunque se podría haber aprovechado mucho más, la simpleza de los mapas y los objetivos lo terminan haciendo aburrido pero al menos alarga la vida del juego.

Warriors Orochi 4 es divertido, bastante simple (aunque hemos visto propuestas aún más simples en el género), un juego casi relajante en el que la cantidad ingente de personajes, magias y combos distintos aporta la variedad que las situaciones y los enemigos clónicos y de IA tan vacía no consigue.

Apartado técnico

Por desgracia de nuevo para el género, los musou medios no suelen alcanzar un apartado técnico precisamente brillante, y Warriors Orochi 4 no es una excepción. Visualmente es un juego feo, con unos escenarios pobres, muy poco detallados, unos personajes no demasiado inspirados, unos efectos gráficos y una iluminación que se ve superada por muchos juegos de PlayStation 3 y, para colmo, un framerate inestable que produce molestas caídas.

Es una pena que Omega Force nos ofrezca una propuesta visual tan pobre, y ni siquiera en una PlayStation 4 Pro el framerate se arregla, incluso empeora si probamos el juego a pantalla partida.

Es cierto que cuando vienes de jugar a todo un Assassin’s Creed Odyssey el contraste es demasiado alto, pero técnicamente no puedo salvar nada, y tengo que volver a recordar que la IA de los ejércitos es prácticamente nula y tampoco los efectos de los grandes ataques mágicos consigue que podamos destacar nada. Para colmo la cámara no siempre está afortunada si nos acercamos a una pared y a caballo girando una vista demasiado cercana llega hasta a marear.

Respecto al sonido sí que podemos decir algo bueno, pues sin ser una banda sonora memorable al menos utiliza una mezcla de sonidos orientales y ritmos electrónicos muy propios del género para darle frenetismo a la acción. Las voces están en japonés y los subtítulos en inglés, así que si no domináis ninguno de estos idiomas os costará enteraros por la cantidad de textos que nos van apareciendo durante la batalla o en las secuencias “cinemáticas”.

Conclusión

Si os gusta el género musou encontraréis en Warriors Orochi 4 un título clásico, variado y muy conservador que probablemente os satisfaga. Incluso puede que agradezcáis que se haya vuelto a las viejas fórmulas tras Dynasty Warriors 9.

El juego tiene claroscuros. La gran cantidad de personajes – 170 nada menos – con una historia decente, quizás demasiado introductoria, una gran variedad de combos y magias y una duración destacada son sus mejores armas, además por supuesto de ver cómo mezclan los héroes de sagas tan clásicas como Dynasty Warriors y Samurai Warriors. La pobre IA, la escasez de modos y el rendimiento técnico y gráfico le hacen perder puntos.

En definitiva, no es mal juego pero seguro que Omega Force sabe hacerlo mucho mejor, y esperamos que un estudio tan experimentado de un paso hacia delante y lance títulos que terminen por enganchar a los jugadores al género, pues se les ve acomodados y así el musou seguirá siendo un juego sólo recomendado para unos pocos.

Dónde comprarlo

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Reseña
Nota final
6
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analisis-warriors-orochi-4Warriors Orochi 4 ofrece un plantel de personajes enorme, más de 40 horas de historia, cooperativo y online para estar machacando ejércitos durante semanas. Por contra presenta escasa variedad de modos, un apartado técnico discreto y casi nula innovación. Si te gustan los musou te gustará, y si no te gustan ni te acerques.