Este análisis ha sido realizado con una copia facilitada por Plaion. Juego disponible en PC, PLAYSTATION 5 (versión analizada) y XBOX SERIES S/X.

Introducción

Quienes me habéis venido leyendo sabéis que no soy muy amigo de los servicios de suscripción como PlayStation Plus o Game Pass, donde unos señores deciden por ti los juegos que meten y los que sacan.

No obstante, es incuestionable que tienen un valor intrínseco en forma de cientos de juegos a un precio imbatible. El hecho de que no sean tuyos, sinceramente, en todo caso puede importar si compras en físico y puedes revenderlos. De otra forma los tendrás en una preciosa biblioteca y es verdad que nadie te los quitará, pero no menos cierto es que probablemente no vuelvas a tocarlos.

Entre estos juegos que "regalaban" en el Plus descubrí algunas joyas, como Hellblade: Senua's Sacrifice. ¿Y por qué hablo del juego de Ninja Theory en un análisis de The Chant? Pues porque ambos guardan muchas similitudes, y ya os adelanto que me encantan. Veamos por qué.

The Chant 1

Un terreno inexplorado

Parece mentira, pero, aunque son muchos los juegos de miedo ambientados en sanatorios mentales y manicomios, pocos han tenido la brillante idea de hacerlo entre una comuna de hippies atiborrados a setas. Es algo que sí hemos visto en cines y más concretamente en el género slasher, pero poco en videojuegos.

Eso es básicamente The Chant: la aventura de la protagonista Jess entre una secta. ¿Cómo? Porque la invita su amiga Kim, que ya está en el ajo. ¿Dónde? En una isla indeterminada. ¿Por qué? Porque una bromita de ambas acabó muy mal, dejándolas traumatizadas.

Tras una breve pero intensa introducción llegaremos a la comuna, que enseguida reconoceremos como una secta seguidora de la ciencia prísmica. No hay mucha gente, aparte de ti y Kim: tenemos a Tayler, el líder y gurú espiritual; Hannah, su chica carente de amor y afecto; Sonny, un chaval adinerado en busca de reconocimiento; y Maya, marcada por la pérdida de su hijo.

The Chant 2

Es todo como muy íntimo, como muy happy, pero sólo en apariencia claro. The Chant tampoco pierde mucho tiempo en prolegómenos y cuando queramos darnos cuenta ya estaremos viviendo una pesadilla alucinógena donde a todo el mundo se le va la pinza.

Estilo de juego

Vale, pero ¿cómo es The Chant? Ya os he hablado de Hellblade. Imaginaos una versión de aquel ambientada en el siglo XXI, en una isla, eso sí con más componentes conversacionales. La vista es igualmente desde atrás y el combate muy parecido, en plan cuerpo a cuerpo contra unos enemigos que recuerdan muchísimo a los que enfrentaba Senua.

The Chant 3

Tenemos tres atributos esenciales, que son mente, cuerpo y alma. La primera marca la resistencia a la locura, dejándonos temporalmente inútiles si sucumbimos a la misma. Por otro lado, el cuerpo representa nuestra vida y por tanto los impactos que podemos aguantar antes de espicharla.

El alma es algo más compleja, ya que recarga la mente gracias a la meditación, pero también sirve como barra de magia, permitiéndonos lanzar una serie de hechizos contenidos en unos prismas que iremos recogiendo.

Es posible aumentar estos atributos, así como otras habilidades relacionadas con los mismos, en un sencillo pero funcional árbol de mejoras. Por ejemplo podemos aturdir a un objetivo si lo empujamos en el momento justo, ralentizar el tiempo tras una esquiva perfecta, optimizar el uso de objetos, etc.

Por último, los atributos también marcan las respuestas que podemos dar en las conversaciones, entre frías, pasionales o empáticas. Esto a su vez determinará uno de los tres finales disponibles para esta alocada aventura.

Aproximación a la locura

Hablando de conversaciones, The Chant también recuerda un poquito a juegos como Until Dawn o el más reciente The Quarry, y de hecho al principio apunta en esa dirección.

En general toda la aventura tendrá un hilo conductor e interacción con otros personajes, algo que sinceramente no sucedía en Hellblade. Pero, a la hora de la verdad, la cosa va a consistir principalmente en enfrentar monstruos y resolver puzles.

A lo largo de la isla hay zonas de penumbra, cada una de un color y a las que sólo podremos acceder si disponemos del prisma correspondiente. En estas extensiones distorsionadas, además de ir perdiendo la cordura, tendremos lo que parecen alucinaciones muy reales en forma de monstruos imposibles. El resto de antagonistas son unos mendas con cabezas de animales a quienes se les fue la olla tiempo ha.

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The Chant se va desenvolviendo a lo largo de varios capítulos que en realidad giran en torno a cada uno de los personajes afectados. Sin embargo se desarrolla como una misma aventura, no habiendo interrupciones en este sentido. El regreso al emplazamiento inicial marcará de alguna forma estos momentos de transición, y vuelta a empezar.

Apartado técnico

The Chant es el ejemplo perfecto de un juego A, sin el triple delante. Los valores de producción son buenos y el trabajo detrás es encomiable, pero se echan en falta detalles como una mejor gesticulación de los personajes, que no obstante están muy bien hechos, llegando a sorprender por momentos.

Nada que reprochar a los escenarios, mostrando con gran fidelidad las distintas partes de la isla, incluyendo zonas inesperadas como una vieja mina o una antigua comuna. En general bravo por el apartado gráfico, moviéndose a unos sólidos 60fps.

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Con respecto al sonido más de lo mismo, con una música que enfatiza la sensación de paranoia y unos efectos a la altura. Además de The Chant está completamente doblado al castellano, lo cual es muy de agradecer.

Las limitaciones se notan algo más en las cinemáticas, donde han metido la tijera. También en las partes que no son juego puro y duro, es decir cuando tomas contacto con los personajes, el ambiente, etc., siendo algo fugaces.

The Chant habría ganado mucho dedicando más tiempo a introducirnos en su historia, incluso con esas tareas rutinarias que se criticaban de los juegos de Quantic Dream, como hacer la colada. Cierto es que nos pedirán recolectar plantas para un té, pero el inicio del meollo se siente un poco precipitado. Igualmente, tras completar el juego, el desenlace llegará de una forma algo abrupta. Además no hablamos de una experiencia particularmente larga, por lo que se habría beneficiado doblemente de un ritmo algo más distendido.

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Conclusión

The Chant es uno de esos títulos que se juegan solos como yo digo, es decir que discurren de una forma muy natural y no requieren del esfuerzo del usuario para obligarse a seguir. Su combinación de historia, miedo, puzles, acción y locura resulta muy entretenida.

Su único pecado es intentar abarcar más de lo que puede, lo que delata un desarrollo algo cojo en las partes narrativas. De haberlo logrado estaríamos ante un referente del género, pero tendremos que conformarnos con un buen juego.

Si te gustó Hellblade ni te lo pienses. Para los demás The Chant es igualmente una obra interesante, no muy rejugable salvo para ver los distintos finales o sacar los trofeos, pero lo suficientemente entretenida como para merecer al menos una oportunidad, máxime por los 40 euros que cuesta.