Tequila Works lo ha vuelto a hacer. Estamos a casi mitad de año y la compañía española ya ha lanzado dos grandes títulos en 2017. El más reciente salió a la luz el pasado 26 de mayo: RiME. Este título ha pasado por todo tipo de situaciones desde el comienzo de su desarrollo. Fue en 2013 cuando se pudo ver el primer vistazo al juego que entonces llevaba el nombre de Echoes of Siren. Ahora, después de todo el gran esfuerzo y dedicación de Tequila Works por su gran proyecto, este es ya una realidad. Y a nosotros nos ha dejado con la boca abierta.

Y eso que temimos por su viabilidad, la pérdida de la exclusividad de Sony y los cantos de cancelación nos hicieron pensar que la obra de Tequila quedaría para siempre guardada en un cajón, pero por suerte el juego siguió adelante en formato multiplataforma.

Existe una gran expectación por RiME, y es que no todos los juegos logran dos portadas en la prestigiosa revista EDGE... repercusión internacional y un gran hype por un título que entra por los ojos... ¿será tan hermoso por dentro como lo es por fuera? Veámoslo.

Una isla muy especial

En RiME controlamos a un niño que despierta en una isla que no conoce. Sin ningún tipo de historia previa ni un narrador que nos ayude, tendremos que aprender por nosotros mismos a movernos por una isla que, como se va descubriendo, es muy mágica. Pero tranquilos, no es una tarea complicada. Los controles son muy fáciles y básicos, y si en un momento una acción requiere un botón especial éste nos saldrá en la pantalla para que vayamos aprendiendo.

Si hay que poner una pega al tema de jugabilidad, la cámara puede llegar a desesperar en ciertos momentos. Podremos mover la vista libremente aunque el manejo es algo duro, pero te acabas acostumbrando. Sin embargo, en ciertos momentos la cámara pasará a ser fija para ver, por ejemplo, un plano desde más arriba y no nos dará ninguna posibilidad de cambiarlo. Cuando esto ocurre puede ser en una situación que nos estemos moviendo y la dirección del joystick cambie por la perspectiva de la cámara, y el personaje se vuelve hacia la dirección que no queremos. Por esto y alguna situación más, la cámara llega a ser molesta.

Para seguir avanzando necesitaremos resolver puzles que se basarán, en su mayoría, en juegos de luces y sombras o mover bloques. También tendremos que escalar, pero las zonas por donde podemos y debemos subir están marcadas por lo que no tiene pérdida. Estos puzles estarán constantemente presentes pero no son para nada complicados, y una vez resolvamos unos pocos al principio no tendremos ningún problema con los demás.

Tampoco tendremos un mapa, diálogos ni nada que nos dé una pista de por dónde avanzar a continuación. En cambio, conoceremos al principio de la historia a un simpático zorro que de vez en cuando aparecerá para que le sigamos o si te quedas atascado, hará presencia en un objeto o sitio clave y con un chillido agudo llamará nuestra atención para ayudarnos. Pero tampoco hay que preocuparse por esto, pues el propio juego es muy muy intuitivo y prácticamente nunca se tienen problemas para avanzar.

Una isla entera por descubrir

Sí es cierto que el mapa y el terreno a explorar es amplio y jamás regresamos a sitios que ya hemos visitado, todo es avanzar por zonas nuevas. Pero aun así, no tenemos mucha libertad. Me explico: las zonas por donde avanzamos suelen estar muy delimitadas y aunque en un principio pueda parecer todo muy grande, visitaremos cada zona en el momento que toque. No podemos ir donde queramos cuando queramos.

En lo que se refiere a la isla, hay todo tipo de escenarios en los que nos moveremos. Pero además de movernos por tierra, también nos tocará en cierto momento bucear y, en definitiva, explorar un fondo del mar que esconderá algún que otro secreto y nos ayudará a avanzar. Tanto los paisajes en tierra como el fondo del mar son espectaculares.

La historia está dividida en cuatro capítulos que aunque el juego no los marque como tal, es muy notable cuándo pasamos de uno a otro. Cada capítulo está caracterizado por ocurrir en un tipo de zona concreta y tener que avanzar siempre con unos elementos concretos. Por ejemplo, en el segundo capítulo nos encontramos en una especie de desierto con un pájaro enorme que nos ataca. Al acabar en esta zona, el capítulo tres ocurre en una especie de bosque en el que los protagonistas son unas máquinas con cabeza redonda y dos patas enormes. Todo esto solo sirve para conocer la isla, pues la verdadera historia del niño y por qué está ahí no se descubre hasta el final del último capítulo. En este sentido, la verdadera historia del juego queda escondida en un segundo plano.

En todo el juego de la aventura podremos encontrarnos con numerosos ítems que coleccionar, como son trajes, juguetes o fragmentos de piedras. Pasarse el juego sin ponerse a buscar todos estos objetos no requiere mucho tiempo, pues en alrededor de 8 horas podemos llegar al final. Pero si en cambio quieres tener el juego al 100% y pararte a buscar estos objetos necesitarás bastante más tiempo, pues lo objetos son numerosos y no están precisamente a la vista. Por este tema puede llamar la atención para rejugarle, además de contar una historia muy bonita que querrás recordar de vez en cuando.

Disfruta de la naturaleza como nunca antes

Una de las cosas más llamativas del juego es su atractivo visual. Como la propia compañía ha dicho, la isla está basada en el Mar Mediterráneo y para el diseño de todo se han basado en el arte de Gaudí y Joaquín Sorolla entre otros. Y esto se nota en las elaboradas construcciones que nos encontramos y todo el colorido visual y el buen uso de los colores. No trata de ser hiperrealista sino en destacar y atraer a la vista, y en eso han hecho un muy buen trabajo.

El elemento de la luz es un tema importante en toda la aventura del juego. En esto también se incluye un ciclo día/noche que nos dejará escenarios realmente impresionantes. Pero en algunas cuevas en que la oscuridad es total y el personaje no cuenta con ningún tipo de iluminación, avanzar resulta algo complicado pues no se ve muy bien por dónde hay que ir, y si de casualidad hay un barranco y el personaje cae, morirá. Aunque tranquilos, volverá a aparecer justo donde cayó. Aun así, el avance queda entorpecido por esto.

Como ya hemos mencionado, no hay ningún tipo de diálogo ni narrador en todo el juego por lo que la aventura en su totalidad está acompañada por efectos sonoros y la música de fondo. En cuanto a los efectos, están perfectamente sincronizados con el juego: el sonido de gaviotas, el roce con arbustos, el chapoteo del agua… La banda sonora es una total maravilla. Aunque solo oiremos música en momentos claves del juego, es perfecta para estas situaciones. Te mantiene inmerso en el juego e incluso puede llegar a emocionarte.

Aunque en realidad sí que hay un sonido humano en el juego. Para interactuar con los elementos mágicos de la isla, el niño dará gritos. Sí, gritos. Esta es su manera de comunicarse en cierto modo. Sin duda algo curioso.

Conclusión

RiME cuenta una historia muy bonita y con un apartado visual envidiable. La jugabilidad es muy sencilla y no cuesta avanzar, aunque esto deriva en que los puzles no requieren un gran tiempo para resolverlos. Los escenarios son muy variables y los elementos que encontraremos resultan agradables a la historia. La banda sonora no podría haber sido más acertada.

En definitiva, si te gustan los puzles y vivir aventuras que no se ven todos los días, no te puedes perder RiME. Su jugabilidad te atraerá, y la historia te conmoverá.