2009 fue el año en el que apareció por primera vez Red Faction Guerrilla, que en aquel tiempo asombró a millones de jugadores con su impresionante destrucción de escenarios en un entorno abierto y literalmente de otro mundo.

Ahora este título es re-lanzado para las consolas de actual generación (incluyendo PlayStation 4) en una versión “Re-Mars-tered” con algunas mejoras gráficas y de rendimiento.

¿Será que este juego hará regresar a los que ya lo jugaron hace más o menos diez años y a la vez atraiga a nuevos seguidores? Descúbrelo en nuestro análisis a continuación.

Este es Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered

Para los que aún no conocen de qué trata Red Faction Guerrilla, el juego se desarrolla nada más ni nada menos que en el planeta Marte.

Nosotros jugaremos como Alec Mason, un minero que por azares del destino se convierte en alguien que lucha por la libertad de los habitantes de ese mundo. Tras la muerte de un ser querido, Mason tendrá que liderar un movimiento en contra de la terrible fuerza defensiva militar autoritaria conocida como la EDF, que controla las poblaciones de Marte. Y sus tareas principalmente implican derribar edificios y bases abandonadas para recolectar chatarra, que en aquel lugar es un recurso tan valioso como el oro.

Al principio del juego iremos solamente armados con un poderoso martillo con el que Mason trabajaba recolectando chatarra, y que de ahora en adelante empleará para reducir los campamentos enemigos a escombros, lo cuales además de disminuir el control de este grupo en una parte del mapa, nos beneficiarán con más materiales para desbloquear mejoras y obtener también seguidores para nuestra causa.

El armamento

Aunque Alec ahora está comprometido con la causa de liberar a los pobladores de Marte del EDF, él seguirá utilizando su martillo para derribar viejas estructuras de metal y así recolectar toda la chatarra que pueda, ya que, con ella, además de obtener mejoras, también es capaz de incrementar su arsenal con armas raras para despachar aún más fácil a los enemigos... y a las bases, por supuesto.

Y ya que estamos con el armamento, el protagonista de la historia comenzará sus primeras misiones utilizando un rifle y minas de pared para derribar sencillamente cualquier torre que se alce por los distintos terrenos que ofrece el juego. Y a medida que vayamos eliminando a la EDF, también seremos capaces de recoger las armas o la munición que ellos dejen caer al piso, así como también utilizar vehículos artillados como tanquetas, que podremos conducir y disparar a la vez, o si lo preferimos, subirnos a la torreta para enfocar el fuego hacia un área en específico.

También hay otras armas muy útiles y divertidas de usar como las minas remotas, las cargas C-4, lanzacohetes, escopetas, lanzas y hasta un soldador de arco que nos permite electrocutar a un gran número de enemigos a la vez, incluyendo vehículos por igual.

Sin embargo, no todo es perfecto en este apartado, pues el raro estilo de los controles hará que se nos dificulte un poco cambiar entre nuestro equipo, el cual por cierto es muy limitado (sólo se pueden llevar tres armas diferentes y el martillo, y la única manera de cambiarlas es en las bases aliadas).

Y el modo de disparar es un poco tedioso, haciendo que utilizar las pocas coberturas disponibles no sea algo conveniente, y más teniendo en cuenta que en casi todos los encuentros con los enemigos estaremos rodeados, dejándonos la única opción de correr mientras disparamos y a la vez saltar para evitar sufrir daño para morir.

Misiones, actividades secundarias y mucha destrucción

Al realizar un par de misiones de introducción que sirven para aprendernos los confusos controles básicos, finalmente estaremos sueltos por el gigantesco patio de diversiones de Marte, un sitio salpicado de docenas de iconos que representan desafíos para los amantes de la destrucción compulsiva, rescates de rehenes, ataques con cohetes y otras actividades que están relacionadas con la historia principal del juego.

Por un lado, tenemos las misiones de destrucción, que básicamente nos ofrecen un tipo de reto concreto, pero con resultados muy distintos: ingeniárnosla en un cierto tiempo para derribar una estructura. En estas misiones secundarias nos restringen el uso de todas nuestras herramientas de destrucción habituales y las sustituyen por elementos del mapa u otro tipo de armas que no te imaginarias usar para tirar una torre de 20 metros de alto, como una pistola, por ejemplo.

El reto está ahí, usar nuestra cabeza y pensar una solución rápida para derribar aquella torre antes de que se acabe el tiempo. Para ello hay que mirar bien por el mapa y buscar un elemento que nos pueda ayudar, como bidones explosivos, por ejemplo.

Otro tipo de misiones secundarias son las de rescatar civiles de las bases enemigas y llevarlos de vuelta al refugio aliado más cercano. Estas actividades en realidad son un poco monótonas y al tiempo querremos pasar de ellas para dedicarnos a algo mucho más divertido, como a las actividades de destrucción de bases, que son muy parecidas a lo que ya habíamos visto en otros juegos como Just Cause, solo que aquí la destrucción se lleva al límite, permitiéndonos reducir hasta los escombros casi cualquier edificio u obstáculo que veamos por el mapa.

Y para muestra un botón. Échenle un vistazo al siguiente gameplay que grabé para ustedes y deléitense con el nivel de destrucción que nos ofrece el juego.

Multijugador

Esta remasterización llegó al mercado con su modo multijugador tradicional, el cual nos ofrece ocho listas de juego, entre las que se encuentran partidas competitivas de todos contra todos, por equipos, por objetivos, incluidas las ya clásicas como capturar la bandera, dominación y otras más.

Todas las partidas que yo jugué fueron bastante divertidas, pues además de que los mapas son totalmente destructibles, por los mismos podremos encontrar ayudas en forma de mochilas para hacer que esa destrucción sea aún mayor.

Por ejemplo, hay una mochila rinoceronte que lo que hace es atravesar las paredes de una manera rápida y sorprender a los jugadores del equipo contrario por las espaldas. También logré utilizar otra mochila que crea temblores, perfecta para cuando estemos dentro de edificios grandes o torres, pues ese temblor hará que caigan partes hacia todos lados, pudiendo dañar de esta manera a los enemigos.

En cuanto a los tiempos de búsqueda, en partida rápida no tardé casi nada en encontrar gente para jugar, pero en otras listas simplemente no se podían completar todas las personas para iniciar. Esto se puede deber a que en estos momentos el número de gente en el juego es reducido, o simplemente no tuve suerte.

Fuera del modo multijugador PVP, en el menú principal, también nos encontramos con la opción cooperativa llamada "Grupo de demoliciones".

Esta modalidad, que se puede jugar hasta con otros tres amigos más, nos deja seleccionar distintos retos de destrucción, como causar un cierto número de daño con munición limitada o con un cierto tipo de vehículos.

Sin embargo, si ustedes están solos y solo quieren destruir cosas sin entrar al modo historia, pueden configurar una partida en el modo caos total y saciar sus instintos destructivos hasta el cansancio.

Rendimiento y otras cuestiones

De acuerdo con la desarrolladora, Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered corre a una resolución de 1080p y 60 cuadros por segundo en la PlayStation 4 normal, mientras en la versión Pro de la consola puede llegar a 1500p con 60 cuadros o 4K con 30 cuadros.

La versión que yo jugué fue para la PS4 normal y aunque el juego si corre a los 60 cuadros por segundo, en los momentos de mayor destrucción, se notan caídas notorias que afectan el rendimiento del juego. Esto lo digo porque en un par de ocasiones similares se me cerró la aplicación debido a esto. Esta situación puede llegar a ser un poco frustrante, pues hay que estar procurando guardar muy seguido la partida para no perder el progreso por este fallo. Esperemos que mediante los habituales parches este tema quede muy reducido.

Otras cuestiones que no me terminaron de gustar, además de los controles para cambiar las armas y disparar, fue el modo de manejo de los vehículos, que se siente como si estuviéramos controlando una barra de jabón. Si no los conducimos bien, podremos correr el riego de atorar estos transportes en los edificios, o peor aún, caernos por un acantilado.

La dificultad desmedida en algunas misiones mezclada con la torpe inteligencia artificial de los NPC's también es algo de lo que debemos preocuparnos. A veces puede llegar a ser muy molesto intentar evitar que un aliado muera en una misión de la historia, y no porque nosotros no estemos haciendo un buen trabajo, sino porque ellos mismos interfieren en donde los enemigos están disparando y aquello causará que mueran y tengamos que volver a iniciar desde cero.

En cuanto al trabajo gráfico de esta remasterización, lo único que puedo decir es que THQ Nordiq hizo un gran trabajo. Claramente los desarrolladores han hecho muchas mejoras con la iluminación y texturas, y realmente vale la pena admirar la belleza del planeta rojo en sus paisajes angulosos.

Conclusión

A pesar de mis quejas anteriores hacia Red Faction Guerrilla Re-Mars-tered, debo reconocer que el juego se merece una oportunidad de ustedes debido a esa destrucción extraordinaria. Derribar edificios con un martillo u otros utensilios todavía se siente muy gratificante, ya que cada elemento se puede romper pieza por pieza, haciendo que tirar una torre nunca sea vea igual, y eso es grandioso.

Y el juego lo sabe. Te asigna estas tareas increíblemente injustificables para derribar edificios utilizando suministros específicamente limitados, y ni siquiera pretende por una razón narrativa, simplemente sabe que es divertido, por lo que te ofrece todas estas posibilidades para hacerlo.

Dónde comprarlo

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