11 años, 11 añazos, nada más nada menos que han pasado desde que el primer juego que llevaba Prey por nombre sorprendió a una gran cantidad de jugadores con su historia diferente, pero sobre todo por una serie de mecánicas que pondrían de manifiesto que los shooters en primera persona podían ser algo más, algo mucho más. 11 años en los que se nos presentó una secuela que dejaba boquiabiertos y posteriormente nos decepcionaron cancelándola, pero una sorpresa en el E3 del año pasado hizo saltar las alarmas.

Echemos un pequeño vistazo al pasado. El E3 de 2016 suponía la segunda conferencia que Bethesda iba a hacer en la feria de Los Ángeles y tenía un par de ases bajo la manga, uno de ellos el que hoy nos atañe: Prey. Al principio nos llamó la atención sabiendo que Arkane estaba detrás de un nuevo proyecto, la ilusión se hacía palpable, hasta que llegó el momento de anunciar el nombre de este nuevo juego, Prey. Un reboot de una saga que parecía muerta pero que poco tenía que ver con aquel juego sobresaliente que se disfrutó en 2006, y los fans así lo hicieron notar.

Casi un año más tarde por fin lo tenemos en nuestras manos y podemos afirmar sin lugar a dudas que Arkane es una de esas compañías que no decepcionan y una de las mejores del actual panorama, han hecho de un título con pocas expectativas por parte del publico, un juego sobresaliente. Han aspirado a un mundo abierto, han aspirado a un sinfín de posibilidades y podemos decir que han aspirado al Olimpo, quedándose cerca de alcanzarlo. Bienvenidos seáis todos a la Talos I.

Una estación espacial a nuestra disposición

Para ponernos en situación empezamos por la premisa del juego. Estamos en una línea temporal diferente en la que el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John Kennedy, sobrevivió y puso en marcha un poderoso programa espacial. El juego nos sitúa en un futuro no muy lejano, el 2032, pero con unos cambios tecnológicos que no esperamos ver de momento en nuestra realidad. Ya hay grandes estaciones espaciales y Morgan Yu, nuestro protagonista, está a bordo de una de ellas, la Talos I. Morgan Yu sufre de amnesia a causa de los experimentos que se llevan a cabo en la nave, pero hay algo más, unos invitados inesperados.

El juego nos enseña desde un primer momento a no fiarnos de nada, ni quiera de la realidad en la que vivimos, pasan escasos minutos desde que creemos que vivimos pacíficamente en una ciudad hasta el punto de no entender qué está pasando. Lo mismo pasa con nuestros enemigos, los Tifón, concretamente con la primera especie que nos encontramos, los Mímicos, capaces de convertirse en cualquier objeto de nuestro alrededor y atacarnos cuando menos lo esperamos. Todo ello confluye en una aventura espacial digna de ser contada mediante la propia nave, las grabaciones de la tripulación y unos personajes que guardan muchos secretos, provocando unos giros de guión inesperados y que espero que descubráis por vosotros mismos.

Curiosamente, según vamos descubriendo cosas de este Prey, cada vez nos sorprende más. Otra buena decisión tomada es la de darnos un mundo abierto que hasta ahora no habíamos visto, una estación espacial para nosotros solos, con todas sus secciones y la posibilidad de explorar sus alrededores con un traje espacial y un propulsor. Aunque a priori parezca un juego en el que la historia pesa más que el mundo, lo cierto es que, pasadas un par de horas de juego, tenemos libertad total para desplazarnos por la nave y descubrir todos sus secretos y misiones que esconde.

Necesitaremos varias partidas para ver todo

Los secretos de la Talos I son incontables y nos costará más de una partida jugar todas las misiones, probar todas las habilidades o escudriñar cada rincón de la nave de una u otra manera para completar algunos coleccionables. Todo esto por las posibilidades que abarca el juego, algo en lo que son expertos en Arkane, visto lo visto con las dos entregas de Dishonored, y que nos permite acceder a una habitación de tres maneras diferentes, una si estamos atentos a las posibles entradas secundarias y las otras dos por habilidades que podemos obtener mediante los Neuromods.

La Talos I es inmensa, con todas sus secciones, desde los camarotes hasta la alimentación de Energía de la estación espacial, pasando por un parte con vegetación natural o los exteriores de la nave a los que accedemos mediante un buen traje espacial y un propulsor que fabricamos nosotros mismos. Algo que nos encanta es que, según avanza la historia, las secciones por las que ya hemos pasado denotan más y más esta invasión alienígena y cada vez es más difícil acceder a los lugares en los que ya hemos estado. Quizá en la propia nave está el fallo más grande que se le puede achacar al juego, tiene muchos y muy largos tiempos de carga, pero aun así que solo tenga esto como gran fallo dice mucho de Prey.

Aparte de la capacidad de adquirir habilidades con estos Neuromods de tres ramas nativas como son Científico, Ingeniero y Seguridad, llegado un momento concreto del juego podremos inyectarnos las habilidades de los Tifón llegando a tener poderes mímicos, telequinéticos o psicodescargas, entre otros muchos, dando aún más posibilidades al juego, tanto para luchar como para acceder y desplazarnos a ciertos lugares de la nave.

Muchas no, muchísimas posibilidades

Viendo todo lo que ofrece el juego, adquiere muchos matices de un juego de Rol con todas las habilidades, armas, mejoras para el traje y un mundo a nuestra disposición. La verdad es que contamos con un gran arsenal de armas muy diversas, en la que los grandes protagonistas son una cañón de una sustancia denominado Gloo que incapacita a los enemigos y podemos usar durante nuestro periplo por la nave para apagar fuegos, retener electricidad o, incluso, llegar a zonas elevadas y, por supuesto, junto al curioso cañón Gloo la llave inglesa que tanto vamos a usar y que ya conocemos de otros títulos muy parecidos como Bioshock. Junto a ellos pistolas, escopetas, granadas con diferentes y novedosos usos y una ballesta de juguete, como lo oís.

También podremos encontrar por la nave algunas mejoras para nuestro traje y, llegado un momento concreto, para un casco que sirve tanto para analizar a los Tifón y otras formas de vida para ganar ventaja sabiendo sus debilidades y fortalezas, como para encontrar aquellos que se esconden. Completar todas las investigaciones es una ardua tarea que, si queremos completar, nos va a llevar mucho tiempo, puesto que hay algunos Tifón que salen en contadas ocasiones.

Algo que también encontraremos a lo largo de la nave son materiales, que en un primer momento no identificamos para qué puede servirnos, por ejemplo, una cáscara de plátano. Todo ello es por otra razón por la que Prey se asemeja mucho a un juego de Rol, la fabricación. En algunas habitaciones encontraremos dos máquinas, por un lado la recicladora, que, como su propio nombre indica, recicla todo lo que encontramos en cuatro variedades de cubos que posteriormente usaremos en la otra máquina. Por el otro, la fabricadora, con los cubos sintéticos, naturales, metálicos o exótico podemos fabricar objetos como un kit médico o munición para cualquier arma, siempre y cuando hayamos encontrado uno de los muchos planos de cada uno que se encuentran por la Talos I.

Prey es un juego desafiante, quizás demasiado

A nivel de dificultad, Prey es un juego desafiante, en el que moriremos si no hacemos las cosas con tranquilidad y paciencia, y aunque lo hagamos bien moriremos para aprender alguna que otra lección. Incluso en el nivel de dificultad Normal caeremos más de una vez. Los Tifón son muchos y muy variados, algunos son evoluciones más fuertes de los primeros que nos encontramos, cada uno con su debilidades y sus fortalezas que nos harán sudar para acabar con ellos. Los hay de todas clases, desde los mímicos hasta unos tecnópatas que acabarán con todo lo electrónico, y todos ellos con un diseño único que sorprende cada ve que vemos uno por primera vez.

El apartado artístico es típico de Arkane, reconocemos el trabajo de Dishonored en el diseño de la nave y sobre todo en la de los personajes. Desde un primer momento se nos presenta una nave creíble y capaz de ponernos en alerta solo con unas pocas luces y algunos enemigos que aparecen en momentos de máxima tensión. Todo esto, sumando la evolución de la nave conforme avanza el juego, nos propone un juego redondo con una banda sonora que aunque pasa un poco desapercibida, sí que cumple la función de acompañar un viaje espacial por fuera de la nave o aumentar la tensión cuando no está a punto de explotar el corazón.

Conclusiones

Cómo concluir Prey si no es con lo que ha hecho con todos los usuarios que no tenían mucha fe en él, dejarlos boquiabiertos. Arkane es un estudio en el que confiar, que nos da juegos con una calidad sobresaliente y un partido artístico que no busca reflejar fielmente la realidad pero que convence como el que más.

Desde un primer momento Prey nos da una lección, no nos fiemos de nada lo que hay a nuestro alrededor. Una ambientación digna de los mejores juegos espaciales, dándonos la libertad completa de una nave con todo lo que ello conlleva. Unos enemigos de lo mejor que se ha visto en muchos años. Una historia capaz de enganchar y sorprender. Todas las posibilidades que ofrece.

Por todo ello y lo que nos queda por descubrir en las próximas partidas, podemos asegurar que este Prey es la primera gran sorpresa del año y un juego de sobresaliente.