Es muy probable que si tenéis o alguna vez habéis tenido una consola de Nintendo hayáis probado alguna de las entregas de la famosa saga de rol Zelda… y si no lo habéis hecho apuntarlo como “tarea pendiente”, pues pocos juegos son capaces de alcanzar tal calidad y de manejar tan bien el arte asociado al género. La mayoría de sus entregas son catalogadas como obras maestras, y personalmente me parece muy merecido.

Ahora bien, el estudio finlandés Cornfox & Bros., formado por solo tres miembros, se planteó hace tiempo recrear en iOS una versión propia de la saga The Legend of Zelda, un reto para nada baladí, y que resultó tan bien ejecutado que más tarde se portearía a PC a través de Steam, tendría versiones para PlayStation 4 y Xbox One y finalmente llega a nuestra PlayStation Vita.

Uno podría ponerse la máscara de las críticas (oigan, que yo también sé hacer referencias a Zelda) y atacar la copia descarada que han hecho estos tres tipos a los juegos de Zelda, y de paso mencionar la cantidad de compañías que se dedican a aprovechar una gran IP para crear clones baratos y sin ningún tipo de personalidad, una práctica muy habitual en el mercado de smartphones y con compañías especialistas en ello como Gameloft.

Pero no lo haré en este caso y por varias razones, porque Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas, aunque no lo parezca a simple vista, tiene personalidad, porque la mezcla de juegos de Zelda me parece muy conseguida y porque tres muchachos, probablemente muy fans de Zelda, han logrado desarrollar un juego bueno, bonito y barato. Muchísimo mérito.

Así que… Listen! Prepárate para surcar los mares explorando las Islas de vasto mundo que se presenta a nuestro alrededor. Tal vez al final te espere un gran cofre…

Sin princesas que rescatar

Aunque la estética de Oceanhorn recuerde tanto a Zelda, el argumento del juego está bastante alejado de las obras de Miyamoto y Tezuka. Aquí sencillamente somos un niño con un padre cazador que ha caído al enfrentarse a un peligroso monstruo, el Oceanhorn, y nuestra misión será doble, librar al mundo de semejante amenaza y vengarnos de quien acabó con la vida de nuestro progenitor.

A medida que avancemos en la historia se nos irán desvelando algunos misterios centrados en distintos objetos personales de nuestra también difunta madre. Nada más comenzar el juego un misterioso collar flotante aparece y nos despierta de nuestra casa-arbol. Sí, esto probablemente os suene, pero por suerte el colgante no nos machaca con el “Hey! Listen!”.

El juego arranca ofreciendo pocos detalles tras una breve introducción, pero a medida que vayamos avanzando se nos irá desvelando el trasfondo de la historia, bien con cortes tras una misión con varias escenas narrativas, bien leyendo y hablando con las decenas de personajes que nos iremos encontrando en nuestra aventura por las islas. Convendrá hablar con todos ellos, pues nos pueden ofrecer valiosa información, pistas sobre algún tesoro escondido o tareas en forma de misiones secundarias con las que ganar algo de dinero o experiencia.

Oye, ¿has dicho experiencia?

Sí, la experiencia (XP) es otra de las novedades del juego respecto a los clásicos Zelda. Nuestro personaje irá subiendo de nivel a medida que vaya derrotando enemigos, viajando a nuevos lugares y descubriendo secretos. Ciertos objetos y habilidades se irán desbloqueando a partir de cierto nivel y nos animarán a mejorar a nuestro héroe.

Cuando lleguemos a una nueva isla se nos presentarán tres retos a superar que nos darán experiencia o monedas del estilo “encuentra todas las llaves del mapa” o “derrota un número determinado de enemigos”. Las islas tienen un tamaño algo pequeño, aunque cuentan con varios niveles y secretos, así como mazmorras con sus habituales puzles, muchos de ellos recuerdan poderosamente a lo habitual en los juegos de Zelda, encender antorchas, mover pesados bloques para colocarlos encima de interruptores, etc.

A pesar del tamaño de las islas hay un número considerable de éstas, y la duración del juego se acerca a las 10 horas, que no está nada mal. Su tamaño puede estar motivado por estar planteado en un principio como juego para móviles, pensado para partidas cortas de 15-20 minutos en los que fácilmente podemos recorrer la isla y prácticamente completarla, al menos las más pequeñas y no al 100%.

El juego invita a ser explorado, cada rincón del mapa puede guardar algo interesante, y en un juego de estas características es algo que se agradece. Si preferís ir directos a las misiones la duración del juego se acercará más a las 6-7 horas y si vais a por todos los coleccionables superaréis las 10 sin problemas.

Respecto a la navegación nos moveremos en un barco de vela, la dirección en los viajes es automática - basta con seleccionar el destino y el barco nos guía automáticamente sin posibilidad de variar la dirección - y la cámara pasa de la perspectiva isométrica a la trasera, recordando poderosamente a Zelda: Wind Waker, aunque sin elementos mágicos. Por suerte al poco de empezar la aventura nos equipamos con un cañón para poder disparar enemigos en el mar y recoger el contenido de las cajas que floten, sino sería demasiado tedioso.

Y siguiendo con la jugabilidad existen elementos muy comunes de nuevo con Zelda, empezamos con un bastón y nos equipamos más adelante con escudo y espada, podemos usar jarrones, rocas o cajas para lanzar a los enemigos, también flechas y bombas que además desvelarán caminos secretos, tenemos un botón para embestir y una pequeña barra de energía que se irá agotando con las carreras y mientras nademos... ¡hasta podemos pescar!

Los enemigos también son muy similares, los típicos pájaros que atacan desde el aire, bichos que atacan a pie, que lanzan bolas que podemos hacer rebotar con el escudo o monstruos que luchan con espada y escudo y nos harán sudar algo más.

Otro punto negativo que podríamos achacar a Oceanhorn es su escasa dificultad, tal vez hubiese sido un aliciente “extra” haber elegido una dificultad elevada para los amantes de los retos, pero lo cierto es que, salvo algunos jefes de mazmorra, el reto general es bajo, también a la hora de resolver los puzzles.

Un mundo agradable para la vista

Si bien es cierto que no estamos ante un portento gráfico para PlayStation Vita - se nota que la base es un juego para móviles - el empeño que puso el estudio en crear un mundo tan cuidado y visualmente agradable sigue ofreciendo un gran aspecto en nuestra consola portátil. Muchos elementos del juego nos resultarán tremendamente familiares de nuestras partidas a Zelda (esa mezcla de Wind Waker y Phantom Hourglass), aunque aquí tienen un toque propio, y resulta curioso jugar a una aventura que recuerda tanto a la del juego de Nintendo pero con una vista isométrica, que hemos de decir le sienta muy bien.

El tono general de los gráficos es infantil y muy colorido, los personajes son tal vez demasiado grandes en proporción con otros elementos del escenario pero tienen un diseño simpático, y salvo algo de clipping en ciertas zonas todo funciona como debe, y el juego no sufre una sola ralentización, algo que se agradece.

Respecto al sonido el juego cuenta con un buen director como es Kalle Ylitalo y dos colaboraciones de lujo, el compositor de la saga Final Fantasy Nobuo Uematsu, y también Kenji Ito, que compuso la música del clásico Secret of Mana. Los efectos sonoros no desentonan y aunque tal vez falte un tema central más poderoso se escuchan piezas de lo más interesante.

Conclusiones

Si aceptamos el juego como una copia/homenaje a Zelda y no nos hacemos sangre por ello, nos encontramos que Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas es un juego visualmente bello, con una jugabilidad que funciona, una duración respetable y unas mecánicas de probada eficacia.

No será una obra que quede marcada en nuestra memoria, nos hubiese gustado algo más de atrevimiento y variedad para no tener la sensación constante de estar jugando a algo que ya jugaste con anterioridad, la historia tiene poca fuerza y no hay personajes memorables, aunque alguno nos saque una que otra sonrisa.

Pero no le quiero quitar mérito a Cornfox & Bros., no es fácil copiar clásicos atemporales y que el resultado sea tan notable, máxime teniendo en cuenta su reducido número de miembros. No hay nada en lo que Oceanhorn destaque o sorprenda demasiado, pero tampoco se puede hablar mal de ningún aspecto del juego. Si nunca habéis probado un Zelda el juego os encantará y lo disfrutaréis muchísimo, y si sois fans de Link puede que también queráis darle una oportunidad para comprobar que en absoluto es un mal homenaje.