Las aventuras gráficas han sido tradicionalmente juegos que solo salían en ordenadores por su jugabilidad point and click, y en consolas, ya sean sobremesa o portátiles, no llegaban a congeniar demasiado bien. Sin embargo, en las dos últimas generaciones de consolas hemos podido atisbar cómo han ido adaptándose a los mandos de consola y construir lentamente una respetable biblioteca que compaginan las coas buenas de una aventura gráfica y una consola.

El año 2009 fue el año en el que esta aventura se lanzó por primera vez para ordenadores, desde entonces, ha pasado por multitud de plataformas incluidas las consolas de Sony Playstation 3 y Playstation Vita. Es un juego que, desde su lanzamiento, ha levantado pasiones a los amantes de este genero de videojuegos por su capacidad para mirar al pasada y tomar lo mejor de aquellas aventuras gráficas que enamoraron a toda una generación de jugadores. Ahora ha llegado el momento de vivirlo en Playstation 4, con todas las virtudes y fallos que pueda tener una adaptación de un juego de esta índole,

Machinarium no solo es una buena aventura para empezar, sino que también es un magnífico ejemplo de cómo adaptar la jugabilidad de ordenador a un mando como el Dualshock 4, no estropeando así la formula jugable, sino que consigue hacerlo igual de divertido pero ralentizándolo un poco a la hora de jugar, comparado con la velocidad y la facilidad de un ratón.

Un mundo y una historia diferentes

Pasemos directamente a esa formula jugable. Machinarium es una aventura gráfica tradicional ambientada en un mundo sucio y manchado de aceite de óxido y estaño. Ésta ambientación, además, viene acompañada de una banda sonora que crea una atmósfera ambiental, con pequeños toques góticos, casi fantasmales. Entremos en la estancia que entremos, el juego nos pone en esa misma situación, redondeando así el entorno que trata de transmitirnos.

Hablando del sonido, el juego no cuenta con voces ni lenguaje, Machinarium habla por sí solo, dice todo lo que necesita visualmente, algo extraordinariamente difícil para una historia tan bien construida. Es de los pocos juegos que, sin un guión puramente narrativo, consigue hacer avanzar una historia en el ritmo adecuado y con los elementos necesarios.

El juego nos pone en la piel de un pequeño robot, quien ha sido expulsado de la ciudad y despojándole de su pareja sentimental que se haya en un gran peligro y debemos salvarla. El juego se basa en ir resolviendo rompecabezas, muchos de ellos con una dificultad digna de los mejores juegos del género, y frustrando a algunos matones que trataran de frenarnos en el camino. Así a simple vista puede parecer que es una historia sencilla, y lo es, pero la forma en la que nos la cuenta no lo es tanto, sin diálogos y solos por un mundo cruel y devastado debemos encontrar la forma de llegar a un destino cuyo camino desconocemos.

Los habitantes de la ciudad y el extrarradio son un grupo extraño de robots, pero con características muy humanas que van desde el nerviosismo y la adicción a la compasión y la desesperación. Estos personajes supondrán a menudo muchos de los rompecabezas del juego actuando como una barrera significativa en nuestro periplo. En este sentido, y debido a lo intrínsecos que pueden resultar algunos, hay un sistema de sugerencias, que nos pueden dar un pequeño empujón en la dirección correcta. Además, los objetos con los que podemos interactuar en el escenario no son destacados de ninguna manera, solo podremos saber si podemos hacer algo con ellos al acercarnos, añadiendo un plus de dificultad al título.

¿Aventuras gráficas en consolas? Si, por favor

El juego, que salió hace bastante tiempo en PC, se ha adaptado muy bien a la consola de sobremesa de Sony. Podemos emplear el stick izquierdo para mover el cursor y, con una simple pulsación del botón Equis, interactuamos con el elemento deseado. El stick derecho, por su parte, ajusta la altura de su robot (de modo que podamos llegar a zonas que, de otra manera, estarían fuera de nuestro alcance). Y para simplificar la manera de llegar al inventario, se llega a él con un simple toque del botón Cuadrado y, cuando cerramos el inventario, el cursor vuelve a su posición anterior en la pantalla.

En este inventario encontraremos todo tipo de objetos que podemos emplear para superar la sucesión de puzzles que supone el juego. Desde una pequeña llave para abrir una nimia puerta hasta válvulas que nos servirán para otras labores, encontraremos muchos objetos empleables a lo largo de la historia y otros bastantes que pueden resultar engañosos, en un comienzo puesto que todos tienen finalmente una utilidad.

Conclusiones

A modo de conclusión, sobra decir que Machinarium sigue la fórmula de aquellos juegos que destacaban en los ordenadores de los años 90. Una fórmula que se adapta de manera extraordinaria a la consola de Sony y a sus controles, pero sin la agilidad que resulta usar un ratón para manejar el cursor. Aun así resulta un juego sumamente divertido para aquellas personas con paciencia y que le guste usar el ingenio para superar pruebas cuya dificultad va equitativamente en aumento.

Su aspecto visual ya denota que han pasado por él unos añitos, pero nada exagerado. Su alta dificultad y su narrativa nos transportarán de nuevo a aquellos tiempos en los que pasábamos las tardes rebosando rabia porque no sabíamos como pasarnos el nivel en el que estabamos atascados en el Monkey Island.