Los ordenadores de 8 bits como el ZX Spectrum proporcionaron juegos que a día de hoy se consideran auténticas joyas, como La Abadía Del Crimen, R-Type o Sabrewulf. Triple Eh?, estudio desarrollador creado en el año 2014 y compuesto únicamente por un desarrollador, ha cogido la esencia de algunos títulos de esa época y la ha plasmado en Lumo, un juego que respeta fielmente las mecánicas de los títulos de aventuras de los años 80 pero dotándolo de un aspecto gráfico más actual.

El juego comienza con un chico al que movemos por una feria tecnológica hasta que, al acercarnos a un ordenador, quedamos convertidos en datos (¿quizás un guiño a Tron?) y somos transportados a lo que parece una mazmorra. Es en este momento en el que manejamos a un pequeño mago, del que podemos personalizar el color de su atuendo. En este punto, podemos decir que arranca la magia de Lumo ("Lumo" viene del finés y significa "encantamiento").

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Viaje a los plataformas ochenteros

Lumo es una aventura en perspectiva isométrica con fuertes influencias de títulos de Spectrum como Knight Lore, Head Over Heels o Batman, al igual que Equinox de Super Nintendo. Al igual que en estos juegos, recorremos diferentes habitaciones de lo que parece un castillo.

En algunas habitaciones, debemos resolver pequeños puzzles: algunos muy simples como accionar una palanca o localizar algún objeto para abrir una puerta, y otros más complejos como empujar una serie de bloques de hielo para colocarnos en un determinado orden o atraer a una caja "enamorada" de nuestro mago a la posición adecuada para poder avanzar.

El mapa completo de Lumo se compone de 15 plantas. En cada una de ellas, podremos consultar su mapa para orientarnos, pero primero habrá que localizarlo. Además, hay diversos coleccionables repartidos por las habitaciones como cassettes, patitos de goma o monedas. Algunos de estos objetos se encuentran en salas ocultas así que habrá que investigar a fondo los escenarios para localizarlos; no sólo en lo que el jugador puede ver sino en zonas ocultas sobre los muros de las habitaciones.

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Con respecto al mapa, éste no refleja si una habitación tiene alguno de estos objetos tras haber pasado por ella, lo cual dificulta la posibilidad de volver sobre nuestros pasos para conseguirlos más adelante.

Aparte de las zonas plataformas, hay instantes donde las mecánicas cambian por completo y tendremos que viajar en una vagoneta y evitar obstáculos, o bien descender con una bola gigante a través de un sinuoso circuito. En estos momentos, se aprecian los guiños de Triple Eh? hacia otros títulos de los años 80 como Marble Madness o Zaxxon.

Aspecto visual y sonoro simple

Los gráficos de Lumo son muy correctos. La influencia de los juegos de 8 bits sigue presente en este aspecto: habitaciones aisladas con poco detalle (lo cual nos puede llevar a desorientarnos si no tenemos mapa), sobre un fondo estrellado y con muchas trampas. La iluminación de los entornos también es correcta y no oculta detalles de los escenarios, a pesar de que las únicas fuentes de luz son las antorchas que cuelgan de las paredes de los decorados y el bastón de nuestro mago.

Lumo es muy fiel a estas premisas, pero podrían haberse añadido mejoras que dieran un toque más actual al juego, como ver la conexión entre habitaciones de manera más clara, la ausencia de un fondo estático o una mayor variedad de escenarios, pues casi todo son las mazmorras de lo que podría ser un castillo. Asimismo, las animaciones del mago podrían haberse pulido un poco más ya que parecen algo robóticas.

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Con respecto al apartado sonoro, Lumo tampoco hace alarde de grandes despliegues: la música en los escenarios no es nada machacona sino bastante tranquila, lo que favorece las partidas.

Control muy impreciso

El control del protagonista de Lumo es muy simple: saltar, empujar algunas cajas y utilizar el bastón para alumbrar algunas zonas. El uso del stick o la cruceta y un par de botones serán suficientes para manejar a nuestro pequeño mago. El juego nos propone tres modos de controlar al mago: dos de ellas cercanas a los juegos de 8 bits, en los que las direcciones básicas se traducen a la perspectiva isométrica, y una tercera en la que la dirección que marquemos con el mando será la misma en la que se mueva el protagonista del título.

Sin embargo, los saltos no son nada precisos por lo que será muy habitual tener que repetir una y otra vez algunas habitaciones. Las zonas de suelo helado también son otro punto en el que la jugabilidad se resiente notablemente. La dificultad del juego no es elevada pero los problemas en el control pueden desanimarnos a la hora de avanzar en la partida. Es en estos momentos cuando nos damos cuenta de que es mejor utilizar la cruceta, ya que nos dará algo más de precisión a la hora de mover a nuestro mago.

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Al igual que en los juegos de perspectiva isométrica de los que bebe este Lumo, la cámara es prácticamente estática y sólo podemos moverla levemente con el stick derecho. Ésto no supone un problema serio a la hora de jugar, pero habría sido un añadido interesante al juego, además de una manera de acercarlo a los juegos actuales.

Conclusiones

Lumo es una propuesta original a pesar de tratarse de una puesta al día de esas aventuras en vista isométrica que tan bien funcionaron hace casi tres décadas. La posibilidad de jugarlo en modo clásico (sin mapa y con vidas limitadas) o en un modo más actual (con vidas ilimitadas y la posibilidad de consultar el mapa) ayuda a que el juego sea asequible tanto para los jugadores menos hábiles como para los que buscan un juego difícil.

Sin embargo, el juego está excesivamente encorsetado y no innova respecto a los juegos en los que se basa, más allá de un apartado gráfico propio de los últimos años. Una ligera vuelta de en el aspecto jugable habría dotado de variedad a las partidas, así como a mejorar la experiencia de juego. Por otra parte, al juego le falta una narrativa que permita entender claramente el argumento de este título.

A pesar de estos defectos, es importante resaltar que todo el juego ha sido desarrollado por una sola persona (Gareth Noyce, quien trabajó previamente en Project Gotham Racing 3 y Fable 2, entre otros), algo alejado a lo que habitualmente vemos en la industria del videojuego. Por todo esto, se trata de un juego interesante al que merece la pena echarle unas horas, y que los jugadores ávidos de nostalgia serán los que más lo disfruten.