Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital facilitada por Headup Publishing, título actualmente disponible en PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S, y en Nintendo Switch a partir del 11 de enero.
A la hora de afrontar un análisis como el que os traigo hoy, me gustaría ahondar en todo lo que puede transmitir un videojuego como es Laika: Aged Through Blood, aunque una vivencia personal siempre valdrá más que mil palabras, pero lo nuevo de Brainwash Gang es una de esas historias que se quedan grabadas en la memoria.
Estamos ante un juego de scroll lateral enmarcado dentro del género metroidvania, pero que sabe titularse a si mismo como “motorvania”, ya que la mayor parte del tiempo nos desplazaremos en moto por sus niveles, donde realizaremos volteretas, disparos, saltos imposibles, y más de una floritura para combatir a una aplastante fuerza invasora.
Quiero que nos adentremos en la historia de Laika, porque no solo trata sobre la opresión, o la venganza, también sobre los lazos familiares, el sentimiento de comunidad, la redención, y en intentar elegir la vida que queremos, una coctelera llena de emociones que sabe dar lo mejor de sí misma.
La historia de una tribu
En Laika: Aged Through Blood viviremos la historia de una tribu obligada a esconderse de la opresión y la brutalidad de los pájaros, una raza que conquista todo a su paso, y que no deja títere con cabeza, pero el último bastión para combatir a este enemigo no es otra que Laika, una coyote capaz de volver de entre los muertos cada vez que fallece.
Transitamos por diferentes escenarios postapocalípticos en una ambientación típica del spaguhetti western, pero el título ha sabido aportar su propia personalidad a esta fórmula, gracias a que nuestro personaje se mueve por los escenarios en una moto que será nuestra gran compañera de aventuras.
Laika es madre, es amiga, es compañera, y es una guerrera, y todo eso se transmite a lo largo de la trama que muestra mucho más de lo que quiere contar gracias a saber darnos poco a poco las diferentes capas de la cebolla de la que se compone, pero, sobre todo, se centra en una historia de venganza, protección, y supervivencia.
Además de la historia principal, que goza de buen ritmo e interés, podemos cumplir misiones secundarias de los diferentes personajes de la tribu en la base principal, así como de todos aquellos y aquellas que nos toparemos en el camino. Estas subtramas también nos hablan de realidades palpables, y que encierran mensajes de mucha carga emocional, pero, otros, simplemente son encargos que nos aportarán materiales para mejorar nuestras armas y equipo.
Lo nuevo de Brainwash Gang sabe aportar un buen equilibrio en todo esto, en darnos momentos profundos y con sentimiento, así como sus propios toques de humor, y otros en los que realizaremos recados que no nos hagan pensar, como una especie de remanso de paz entre tanta guerra y destrucción.
Durante nuestras salidas del poblado tendremos el walkie talkie para recibir mensajes, y para comunicarnos con el resto de aliados y aliadas, así como con la hija de Laika, con quien leeremos conversaciones espontaneas a lo largo de la travesía, convirtiéndose así en un curioso medio de comunicación que nos conecta con la tribu, y nos permite avanzar en la trama de las misiones sin tener que bajarnos de la moto en el poblado.
Terminar la misión principal nos puede llevar alrededor de 15 horas, y si nos planteamos completar al 100% todo lo que ofrece Laika, tanto en misiones como en exploración, fácilmente puede llegar a las 20 o 22 horas de duración, una buena duración que no se torna repetitiva en ningún momento, además, cuenta con algún minijuego que otro, como el black jack, para ganarnos algunos recursos extra.
A lomos de una moto
Como buen metroidvania no veremos el mapa al completo al principio, se nos irá desvelando a medida que adquiramos nuevos mapas de la zona, estos se compran a un personaje determinado que debemos encontrar en cada una de las partes del mapa, las cuales se separan entre sí por secciones.
El manejo de la moto de Laika es sencillo e intuitivo, tenemos un botón para acelerar, otro para frenar, con los joysticks podemos realizar giros en el aire, y contamos con otro botón para cambiar de dirección que también hace la función de parry para devolver balas a nuestros enemigos. En ciertos puntos del mapa podemos cocinar diferentes platos para mejorar ciertas habilidades de la protagonista de forma temporal, como el número total de parrys, o aumentar el multiplicador de combos, entre otros.
La premisa es sencilla, al apuntar con el arma se activa un tiempo bala durante un tiempo determinado, que nos ayudará a mejorar la tasa de aciertos si sabemos apuntar con pericia, pero saber posicionar la moto nos dará una buena ventaja en combate, ya que en la parte inferior de la misma no nos harán daño las balas, pero en cuanto aciertan a la protagonista, volveremos al punto de control más cercano, y dejaremos en el sitio una bolsa con cierta cantidad de entrañas (la moneda de cambio dentro del juego) que debemos recuperar antes de volver a morir si no queremos perderlas, aunque se pueden ir incrementando este numero de bolsas depositadas para mayor tranquilidad.
Para recargar las armas, que van desde una pistola, a una escopeta, pasando por una ballesta, y varias sorpresas más que es mejor dejar al descubrimiento personal, debemos realizar un giro completo hacia atrás, y para recargar la habilidad de parry, donde devolvemos un proyectil al pájaro que nos ha disparado, la voltereta debe ser hacia delante. Nos toparemos con enemigos que disparan muy rápido, otros de forma más seguida con armas automáticas, y otros con ametralladoras devastadoras, no falta la acción en ningún momento, y debemos adaptarnos a cada nuevo enemigo, aunque no hay mucha variedad de los mismos.
Este conjunto de mecánicas hacen de este curioso título una experiencia muy divertida y placentera, tanto en sus momentos de saltos y plataformas, como a la hora de encarar los combates y enfrentamientos, como curiosidad, los enemigos se encuentran estáticos en su sitio, y reaparecen cuando cargamos el punto de control, o nos movilizamos de una zona a otra.
La gracia de Laika reside en cada uno de sus puntos, en la exploración, donde realizamos saltos imposibles, giros perfectos para pasar de una plataforma a otra, o nos topamos con cofres y cajas que nos darán materiales importantes, en los combates, que plantean retos propios de juegos de estrategia y resolución de puzles en muchos momentos, en la personalidad de la protagonista, y la buena caracterización del resto de personajes.
Como única pega, me encontrado con algún problema en las hitboxes de algunos enemigos en momentos concretos, que han elevado el nivel de frustración dada la precisión con la que debemos actuar, pero la experiencia en los combates ha sido divertida y frenética, donde he podido realizar verdaderos movimientos épicos en pantalla, que han dado como resultado un gran sentimiento de satisfacción personal.
Sin duda alguna, los enfrentamientos contra los jefes finales de cada tramo de la historia han sido los momentos de mayor desafío, donde poner a prueba todo lo aprendido, pero lo bueno de cada una de sus mecánicas es que alcanzaremos tal nivel de control con la moto y las armas, que el desplazamiento por el mapa, y por los enfrentamientos, son como un vals de disparos y rugido de motor, donde nos daremos cuenta que ha cada paso tenemos mayor control, y entendimiento sobre todo lo que ofrece Laika.
Momentos sobre una vida
He querido dedicarle una sección entera a todo lo que quiere transmitir Laika: Aged Through Blood sin entrar en detalles para no desvelar todas las sorpresas que aguarda, porque no quiero arruinarle la “fiesta” a nadie.
Las temáticas que trata este título son adultas, son un claro reflejo de muchas de las situaciones que vivimos en la actualidad, y que han podido vivir varias generaciones a lo largo de los años. La falta de confianza, de empatía, o simplemente el no querer escuchar son temas que se tratan dentro de Laika, y que son importante tratar dentro de los videojuegos si queremos avanzar dentro del medio.
Siempre he dicho que los videojuegos no están exentos de responsabilidad en cuanto a tratar sobre temas más delicados, y, sobre todo, no deben tratarlos de una forma morbosa o escabrosa. Dentro de Laika veremos un gran nivel de sensibilidad y humanidad en como se reflejan temas como la maternidad, ya sea en las conversaciones de la propia Laika con su hija, o con su madre, así como todo lo relacionado con las relaciones de amistad, y la preocupación por aquellas personas que tenemos a nuestro alrededor.
Aquí no todo se basa en la guerra, o el combate, no deja de lado toda la parte humana de todo esto, no quiere mirar para otro lado en la crudeza de las personas que viven por una situación así, que deben desplazarse de sus casas, o huir de atrocidades, y del peligro.
Aplaudo a Brainwash Gang por no querer quedarse en una capa superficial, si no que quiere que miremos de frente a todo lo que ocurre dentro del juego, sin banalizar ni un todo punto, simplemente darnos a entender cada plano, y cada momento que vivimos dentro de su experiencia, poniendo las cartas sobre la mesa, y los problemas de cara.
Arte en movimiento, y música para los oídos
En este apartado me quito el sombrero desde el principio, Laika derrocha arte y buen hacer tanto en su apartado artístico, en su planteamiento visual, como en su banda sonora. Cada escenario y personaje está pintado a mano, y eso ya hace que destaque su apartado gráfico, puesto que veremos arte en movimiento a cada momento.
La versión que he finalizado es la de PlayStation 5, la cual goza de un buen rendimiento sin ningún tipo de bajada de fps, o efectos de popping en pantalla, todo va como la seda, tanto en los desplazamientos, como en los combates. El diseño de enemigos y de niveles destaca por su propia presentación visual, es una composición con perfecta armonía, es como estar dentro de un cómic vivo y cambiante.
A nivel sonoro es toda una grata experiencia auditiva, donde iremos recopilando casetes con diferentes temas de la banda sonora original compuesta por la artista Beícoli, cuya voz en perfecta sintonía con los instrumentos nos trasladan hacia una sensación de plena libertad, y que nos acompañará en cada tramo del camino como una compañera más de la protagonista, paliando, o agradeciendo, cada momento de soledad en el desarrollo de la historia, que nos acoge en cada momento difícil, y en cada victoria, desde el primer día no puedo parar de recomendar su escucha.
En el apartado de accesibilidad dispone de diferentes opciones, cuenta con apuntado automático, con reducción de temblor de la pantalla, de la vibración, o la realentización en los mensajes del walkie para poder leer mejor cada uno de ellos, pero no cuenta con opciones de alto contraste, modificación del tamaño de los textos, descripciones de audio, ni opciones de códigos de color, entre otras opciones.
Conclusiones
Por todo lo que he comentado ya habréis deducido que recomiendo Laika: Aged Through Blood encarecidamente, tanto si te gusta el género metroidvania, puesto que sabe aportar elementos que dan frescura dentro de la propuesta general, como si no, ya que su premisa es fácil de entender, y que se consigue dominar con la práctica.
Los temas tratados dentro del título son valientes, y que saben mostrarse con tacto y sensibilidad, pero con su toque sincero y sin tapujos que hace que los personajes sean más naturales, sean más reconocibles, y a quienes apreciaremos si les dedicamos el tiempo suficiente para que lleguemos a entenderlos.
Los combates y la exploración son divertidos, diversos, y saben plantear los retos suficientes para empujarnos a mejorar a cada paso, mientras nos da las herramientas necesarias para incrementar las habilidades de Laika, ya sea con nuevas mecánicas u utensilios con los que abrir nuevas vías de exploración, o encarar los combates.
El conjunto de elementos dentro de Laika funciona muy bien, no dudo en decir que estamos ante una de las grandes propuestas de este año 2023, un título con personalidad propia, que nos pone los sentimientos de frente, y que sabe tocar nuestro corazón con el cariño suficiente para que nunca olvidemos su historia.
