Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital facilitada por PLAION, título actualmente disponible en PlayStation 5 (versión analizada), Xbox Series X|S, y PC a traves de Epic Games Store.
Los simuladores son, sin duda alguna, un gran abanico de posibilidades a la hora de ofrecer experiencias únicas y que nos acercan a ciertas “realidades” con las que poder jugar diferentes papeles, esas realidades van entre comillas porque hoy os traigo el simulador de cabra más famoso del mundo, y no es otra que su tercera parte, Goat Simulator 3.
Aunque Coffee Stain Studios sabe que se trata de una fórmula ya vista en sus anteriores entregas, no le quita ningún tipo de mérito a su plantemiento y su jugabilidad, centrada única y exclusivamente a la diversión, dando un enfoque de misiones de todo tipo, situaciones estrambóticas, y destrucción por doquier, sin olvidar toda una montaña de guiños a otros videojuegos, al cine, o a situaciones concretas.
Vamos a ir haciendo el cabra por la ciudad de San Angora mientras os voy contando las bondades de esta tercer parte que no dejará indiferente a nadie.
¿Historia? Y misiones principalmente
Goat Simulator 3 carece de una base sólida en cuanto a historia principal, algún atisbo hay de lo que puede ocurrir, pero todo se centra en el Cabrastillo, un emplazamiento que hace la vez de campamento base para nuestra cabra, el cual se irá modificando a medida que completemos misiones y realicemos ciertas tareas.
Dicho castillo cabra se puede personalizar en algunos puntos del mismo, lo cual suma otro componente más de personalización, además de poder personalizar a nuestro simpático animal. Según vayamos realizando misiones, desbloquearemos los sellos de la puerta central del castillo, el cual aguarda el gran secreto del juego, que, por razones obvias, no voy a desvelar en este análisis.
Si querÉis saber en qué consisten las misiones, bueno, es algo difícil de explicar, van desde buscar abono para hacer crecer una planta concreta, ayudar a amueblar una casa cual remodelación estilo Ikea, crear un disfraz en una convención de cosplay, hasta encontrar la llave de un baño, o desatar desastres naturales, cualquier cosa que te puedas imaginar puede ser una misión dentro de su mapeado sandbox.
Cada misión tiene su peculiaridad, además de ser bastante crípticas algunas de ellas, en ese caso hay que estrujarse un poco el coco para saber qué tarea debemos realizar, y dispondremos de todo tipo de movimientos para salir airosos, ya que nuestra protagonista puede saltar, arrollar, pegar lametazos, grindar, e, incluso, conducir vehículos para desplazarnos o para cumplir objetivos, en definitiva, es muy complicado aburrirse en este simulador de cabra.
Para sumar contenidos en paralelo a las misiones, se incluyen los instintos, pequeñas tareas que nos retarán a realizar diferentes acciones, como realizar un doble mortal, tirarnos del trampolín más alto del mapa, planear en parapente, entre otros desafíos curiosos cuanto menos.
La curiosa ciudad de San Angora
Para ir realizando tareas y misiones, así como para explorar por puro placer, nos trasladamos a la ciudad de San Angora, en donde comenzamos como en el inicio de Skyrim, un guiño directo que ya nos da una pista de cómo será el resto del juego, un título que no se toma enserio a si mismo, pero ese es su mayor acierto.
Podemos explorar toda la ciudad desde el principio, pero para ir desvelando el terreno debemos descubrir las diferentes torres del Cabrastillo, que hacen la vez de atalayas que muestran cada sección del mapa. Dentro de San Angora podemos entrar en edificios, conducir vehículos, arrollar a los peatones, saltar en camas elásticas, explorar azoteas, y un sinfín de cosas que siempre despertarán nuestra curiosidad del tipo “¿Y si voy ahí?, ¿Qué habrá?” continuamente.
No podían faltar a la cita diferentes coleccionables, así como secretos ocultos a descubrir, como una curiosa zona que hace total referencia a Wolfenstein 3D, por desvelar solo una pincelada de todo lo que te puedes encontrar, hasta descubrí al payaso It de marca blanca bailando en el subsuelo, Goat Simulator 3 no te dejará de sorprender a cada momento.
La variedad de espacios es un gran añadido a la saga, visitaremos una extensa granja, zonas rurales, barrios residenciales, la ciudad central, la playa, montañas, el paisaje varía a cada rato, y cada zona sorprende con sus peculiaridades y misiones a realizar.
También existe la opción de ir sembrando el caos en todo momento, destrozando vehículos, pegando lametazos a los viandantes, hacer estallar gasolineras, cualquier elemento es válido para iniciar la destrucción, ya sea el fuego, la electricidad, o algun que otro tipo de sustancia sospechosa, el límite es tu imaginación.
Cabras y otros animales
El nivel de personalización en Goat Simulator 3 roza lo absurdo gracias a la cantidad de aspectos y complementos con los que poder equipar a nuestra cabra, ya que cuenta con más de 300 elementos de personalización, a cada cual más peculiar que el anterior.
Podremos equiparnos con todo tipo de objetos para realizar acciones concretas, como una mochila propulsora, una señora en su silla con un lanzacohetes, alas para planear, el escudo del Capitan América, además de elementos cosméticos de todo tipo como cascos de bici, mantas para el frío, zapatos de todo tipo, gafas de sol, entre otras mil opciones.
Pero de añadidos no solo vive el juego, ya que podemos modificar el propio aspecto de Pilgor (la cabra), con diferentes tonalidades de pelaje, cuernos, ojos, así como experimentar a vivir la piel de otros animales, como puede ser un tiburón en monopatín (cómo si no iba a poder ir por tierra), una jirafa, y varias sorpresas con las que es mejor toparse.
El nivel de personalización es tan extenso que es poco probable coincidir con dos cabras iguales en la misma partida, porque de eso va el siguiente punto, y el que le hace más fuerte, el multijugador.
El acierto del multijugador
Seguramente su punto más fuerte, y qué hay mejor que hacer la cabra por la ciudad, pues hacerlo en compañía, y es que la mayor parte de imágenes de este análisis son a pantalla partida porque me di cuenta de lo divertido que es en multijugador. Y no solo se queda ahí, sino que pueden jugar hasta cuatro personas en local u online.
No hay restricción de distancia de un jugador a otro, por lo que podemos ir explorando el mapa a nuestro aire, realizar misiones, o descubrir secretos aunque cada jugador o jugadora se encuentre alejado, un punto a favor para quienes lo prefieran de esta manera, pero siempre está la opción de reunirse para realizar actividades en conjunto.
Tranquilidad, que se pueden dar lametazos a los demás, así como cornadas, por eso no hay problema, y han querido incluir minijuegos de competición por si queremos sacar la vena competitiva, tenemos el clásico futbol, el suelo es lava, el escondite, y algunos más que sumarán horas de entretenimiento a este título.
Los gráficos de un ¿simulador?
A nivel gráfico cumple con su cometido, no es un portento, pero se agradece su fluidez a la hora de explorar el mapa o realizar acciones caóticas, inclusive en multijugador. El diseño de mundo abierto que ofrece San Angora es acotado en una superficie determinada puesto que se trata de una isla, pero no se sobrecarga de contenidos, tiene los justos y necesarios para aportar variedad y diferentes tipos de elementos.
La calidad de las texturas ha mejorado considerablemente con respecto a las anteriores entregas, así como los efectos de iluminación y de partículas, las animaciones, por otra parte, siguen conservando su esencia para bien y para mal, ya que los NPC se mueven de la misma forma, aunque, a algunos de ellos, les veremos realizando tareas diversas.
A nivel sonoro pasa desapercibido, y encuentro canciones de acompañamiento sin ninguna reseñable, salvo puntualizaciones. Cuenta con textos en castellano pero ningún tipo de doblaje a nuestro idioma, un hecho a valorar para siguientes entregas, que espero se hagan realidad.
Conclusiones finales
La saga Goat Simulator demuestra estar en plena forma, cada entrega quiere ofrecer algo más dentro de la misma fórmula, y a riesgo de parecer repetitiva, siempre derrocha risas por los cuatro costados y por las cuatro pezuñas. Ya sea para sembrar el caos, realizar misiones, conseguir elementos cosméticos, o simplemente explorar, meterse en la piel de la cabra es todo un acierto.
Claramente no cuenta con una historia profunda, ni pretende tener una, pero acabas mostrando cariño al Cabrastillo, para ver cómo evoluciona, qué puertas se abren, qué posibilidades ofrece, y de qué manera lo podemos personalizar. Su vertiente de mundo abierto es el esperable, una isla llena de secretos y viandantes, y cada uno tiene su propio nombre, un hecho reseñable.
Ya sea en solitario o en multijugador, Goat Simulator 3 ofrece un buen puñado de horas de diversión, ya que completar todas las misiones nos puede llevar unas 7 o 9 horas dependiendo de si conseguimos descifrar a buen ritmo cada una de ellas, pero merece la pena ir en compañía por todo lo que ofrece San Angora, puesto que esconde secretos y destrucción en cada rincón. La acción sin pensar, y la diversión directa, están aseguradas en este simulador de cabras que va perfilando su planteamiento a cada entrega.
