Este análisis ha sido realizado gracias a una copia facilitada por Plug In Digital, título disponible el 8 de octubre en Nintendo Switch.

Llega a Nintendo Switch una obra mágica como pocas, con un estilo muy propio y que plantea una jugabilidad basada en la infiltración y el sigilo: Ghost of a Tale.

Y lo hace además vistiéndose de una envolvente historia que hila todos los acontecimientos que iremos viviendo en esta obra creada por un equipo de apenas cinco personas, entre ellas un animador de películas de animación, y eso se nota, al menos en el original.

 

Si quiere conocer más acerca de Ghost of a Tale, continúa leyendo y adéntrate en un mundo infestado, literalmente, de ratas apestosas que viven sometidas a un régimen opresor del cuál no podrán escapar.

Pero ojo, que Ghost of a Tale es un cuento de amor y aventuras y no un producto político. Si quieres arrastrarte por el suelo como una rata, éste es tu juego. Vamos a ello.

Ratas enamoradas

En esta nueva aventura para Nintendo Switch nos pondremos en el pellejo de un pequeño ratón bardo, el cuál ha sido encarcelado después de que su lealtad al rey haya sido puesta a prueba. A consecuencia de ello, su esposa y Tilo, que es como se llama este atractivo ratoncillo, son apresados.

Nuestra misión principal será la de escapar de la prisión donde hemos sido encarcelados y encontrar a Merra, la esposa de Tilo. No sabemos dónde está, así que tendremos que ir recabando información hasta lograr rescatarla y escapar de la fortaleza Altos Derruidos donde están retenidos.

Quizás no sea la historia más original jamás contada, pero estamos ante un argumento que envuelve todas las aventuras que tendrá que vivir Tilo, convirtiendo el juego en un auténtico cuento que se va desarrollando de una manera muy inteligente.

Vamos a ir desgranando cada una de las mecánicas que utiliza Ghost of a Tale para tenernos enganchados las más de doce horas de aventura que nos ofrece (quince si vamos tranquilos y unas veinte si somos completistas).

Los dos pilares: infiltración y sigilo

He de confesar que los juegos que se basan principalmente en la técnica de la infiltración y del sigilo suelen atragantárseme fácilmente. De hecho, me sucedió con este videojuego cuando pude probarlo en PC allá por marzo de 2018. Recordad que el año pasado llegó a PS4 y a Xbox One.

La culpa de este bloqueo inicial viene dado por la manera tan cruda de comenzar que tiene Ghost of a Tale ya que nos sitúa en una celda en la que empezamos a recoger los primeros objetos. No nos explican nada, y la (buena) excusa para utilizar la mecánica de la infiltración como base de la aventura tiene que ver con el tamaño de Tilo. Mientras que nuestro protagonista es un pequeño ratoncillo bardo, el resto de personajes son altas ratas de alcantarilla que nos doblan en estatura y preparación militar, con lo cuál no podremos luchas contra ellas; tendremos que escondernos y pasar desapercibidos.

Una vez inspeccionemos nuestra celda encontraremos que álguien nos ha dejado la llave que abre la puerta y una misteriosa nota diciéndonos que nos reunamos con un desconocido en lo alto de la fortaleza. A partir de aquí tendremos que abandonar la prisión, a la cuál, y esto es parte de la gracia, volveremos en diversas ocasiones.

Podremos escondernos en todo tipo de muebles, como armarios y barriles, desde donde tendremos una visión reducida de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es aquí donde podremos grabar la partida, así que aprovecha bien estos momentos de ocultación para guardar todos tus progresos.

También es aquí donde podremos consultar tranquilamente todos los documentos que hayamos encontrado, junto a los mapas y las descripciones de los objetos que se irán almacenando en nuestro inventario. Así mismo, podremos consultar la ficha de Tilo. Y digo que es en estos momentos donde podremos consultar tranquilamente nuestro inventario porque el juego no se pausará mientras realizamos todas estas consultas y visitas al inventario.

Si en algún momento somos descubiertos, podremos escaparnos de nuestros enemigos esquivándolos mientras corremos y buscamos algún rincón donde poder ocultarnos. En este sentido hay que destacar que la inteligencia artificial de los guardias es un tanto baja, con lo cuál, con escapar de ellos y encontrar un armario, será suficiente para darles esquinazo.

Esto hará que, para los más veteranos en este tipo de juegos, no supondrá reto alguno. Eso sí, cuidado porque las alabardas de los vigilantes serán contundentes y nos quitarán una gran cantidad de energía si aciertan a darnos. Podremos recuperar vida comiendo manzanas, grano y otros objetos que iremos recolectando a lo largo de toda la aventura.

Mucho más que infiltración y sigilo

Pero lo realmente interesante de Ghost of a Tale es que la propuesta va mucho más allá de un videojuego de infiltración y sigilo. Existe toda una narrativa interna que se va desplegando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, añadiendo la información justa en el momento preciso.

Un ejemplo: no contaremos con grandes tutoriales explicando todas las habilidades de nuestro pequeño bardo. Por el contrario, recibiremos información muy escueta sobre lo que puede hacer Tilo.

A esto hay que añadir que, cada vez que un objeto entra a formar parte de nuestro inventario, se nos explicarán algunos detalles de dicho objeto. Al mismo tiempo, mediante las conversaciones que podremos tener con algunas ratas iremos descubriendo el contexto, el trasfondo, del mundo que rodea a nuestro entrañable roedor.

Las misiones secundarias están totalmente integradas en la historia y contexto que nos propone Ghost of a Tale, por tanto no serán encargos forzados sino que, en cierta forma, son parte de la propuesta del juego. Recomiendo hacerlas todas para poder enriquecerte del trasfondo del videojuego.

Podremos comprar información, realizar tareas secundarias, continuar la historia principal, descubrir infinidad de secretos y conseguir disfraces que nos ayudarán en nuestra misión.

Estos trajes se consiguen inspeccionando todos los rincones de la fortaleza, donde iremos encontrando las diferentes partes que conforman cada uno de los disfraces.

También podremos quemar banderolas del régimen actual, con lo cuál iremos atesorando valiosos puntos de experiencia para subir de nivel. Conforme vayamos subiendo nuestro nivel, descubriremos cómo adquirir nuevas habilidades.

Decir que, para quemar dichas banderolas necesitaremos tener pedernal y una vela. Contaremos también con una linterna, la cuál tendremos que recargar con aceite. Los palos nos servirán para engañar a los guardias, a los cuáles podremos noquear durante unos segundos con un certero golpe de botella en la nuca, momento en el cuál podremos robarles un pañuelo y, en algunas ocasiones, alguna de las necesarias llaves que nos permitirán avanzar en la aventura.

También contaremos con otros elementos con los cuales podremos distraer o noquear a los adversarios durante unos pocos segundos, los necesarios para pasar por algún pasillo altamente vigilado o para realizar alguna tarea que, de otra manera, sería del todo imposible.

Por cierto, el título cuenta con ciclos de día y noche (incluso podremos dormir), lo que añade una nueva capa de realismo y variedad al título ya que las ratas cuentan con sus ciclos de tareas. Esto significa que de día encontraremos a los personajes despiertos y en sus puestos. Por la noche, los NPC’s del juego irán a dormir y no podremos despertarlos hasta el día siguiente.

Y aprovecho para comentar un detalle interesante. Como buen bardo que somos, podremos cantar nuestras propias aventuras y también las de otros, con lo cuál formarán parte íntegra de la realidad de Tilo como bardo que es. Éstas canciones nos servirán, entre otras cosas, para hacer viajar a alguna rata a las manos de Morfeo.

Ghost of a Tale ¿souls?

En cierto sentido, la manera sutil, silenciosa pero efectiva, que tiene este título de ir desarrollando la historia podría recordarnos un poco a algún título de la saga Souls. Además, no contaremos con indicadores que nos digan dónde tenemos que ir. Tendremos que, literalmente, descubrir el mapeado y movernos por él “de memoria”, aunque iremos encontrando mapas que nos ayudarán en esa tarea.

Evidentemente, Ghost of a Tale no se puede comparar con un Souls en cuanto a temas de lucha se refiere, porque carece de ellos completamente. Donde realmente experimentaremos que estamos ante un juego que podría haber creado From Software es en cómo el mapa se va abriendo y se va interconectando entre sí. Con lo cuál la exploración será muy importante para ir descubriendo todos los secretos que esconde la fortaleza donde estamos como prisioneros y de la cuál debemos escapar después de encontrar a nuestra esposa.

De PC a Nintendo Switch

Llegamos a la parte más delicada de nuestro análisis. Por un lado, si nunca has probado Ghost of a Tale en ninguna de sus versiones previas, te encantará. Estamos ante un trabajo artístico impresionante, atractivo, muy de cuento, donde todo luce fantásticamente bien. Todos los detalles que acompañan al apartado gráfico hacen que nos encontremos ante un entorno vivo y lógico, donde no hay elementos que desentonen.

El sonido también está a un gran nivel en general, donde se combinan pequeñas melodías con momentos de absoluto silencio en los que podremos disfrutar del sonido ambiente de la prisión. El problema es que algunas melodías, en momento muy concretos, parece que se queden enganchadas. Un ejemplo: cuando somos detectados por los guardias se activa una melodía concreta. En unas pocas ocasiones, cuando el peligro haya pasado, la melodía se quedará sonando hasta que se produzca algún tipo de carga (guardado de la partida, muerte, etc).

Y ya que hablamos de cargas, a parte de la principal, no tendremos interrupciones durante la partida. Podremos adentrarnos en todas las áreas del mapa sin pasar por una pantalla de carga, lo que dota al conjunto del juego una inmediatez y coherencia muy interesante: durante toda la partida estás dentro del cuento.

Los texto en pantalla llegan en nuestro idioma con una buena traducción y cargados de humor y personalidad. Cada rata con la que interactuemos tendrá su propia personalidad, lo que enriquece, enormemente, la parte narrativa del juego.

El mayor problema que presenta Ghost of a Tale es haberlo jugado en alguna versión superior, porque los recortes en Switch están. Es como si hubieran tenido que sacrificar algunas capas de detalles, luces y sombras para que el juego no se ralentice en ningún momento y todo fluya sin parones.

Esto es bueno porque todo se mueve de forma fluida, pero gráficamente está un peldaño por debajo de las demás versiones. Ojo que, gracias a su propuesta artística, el juego luce increíblemente bien.

Pero, donde sí que se ha realizado un trabajo muy discutible es en todo lo tocante al movimiento de Tilo. Una de las grandes bazas de este título en otras versiones es la suavidad de movimiento del ratón, animado por un profesional del género. Eso aportaba a Tilo la ilusión de que se movía como si estuviésemos ante una película de Disney.

Esa fluidez de movimiento se ha perdido en Switch. No sé si se trata de una decisión técnica o si tiene que ver con que el estudio que se ha encargado del port no ha sabido cómo trasladar esa belleza en movimiento a la híbrida de Nintendo, pero es algo que tendrían que intentar solucionar lo más rápido posible.

Si no has probado Ghost of a Tale en otras versiones no notarás este recorte de fluidez y movimientos del protagonista, pero si lo has jugado en PC, PS4 o Xbox One sufrirás esta diferencia. No es que Tilo en Nintendo Switch se mueva mal, pero es la diferencia entre estar ante un personaje genérico de videojuego o un personaje de película de animación. Así de sangrante es la diferencia.

Conclusiones

La propuesta de Ghost of a Tale es interesante. Una aventura de sigilo e infiltración donde se irá abriendo el mapeado de una manera mágica, mientras vamos conociendo el trasfondo de la sociedad en la que vive el ratoncillo bardo protagonista.

Disfrutaremos de lo lindo mientras recorremos y exploramos a fondo cada uno de los rincones de la fortaleza donde hemos sido apresados.

Humor, buen apartado artístico, exploración y tensión “de cuento” es lo que nos ofrece Ghost of a Tale. Aunque esta versión ha recibido algún tipo de recorte, no deja de ser un título entrañable en el que nos pasaremos más de doce horas (quince si vamos tranquilos; unas veinte si somos completistas) descubriendo nuevos atajos, secretos e historias que conforman el mundo de Tilo.

El juego no supondrá un gran reto para aquellos jugadores avezados en este tipo de títulos. Y eso es, precisamente, lo hace muy recomendable incluso si no eres amante de los juegos de sigilo e infiltración. Si le das una oportunidad descubrirás una gran aventura.

Reseña
Nota final:
7.8
Artículo anteriorLegend of Keepers recibe la actualización más grande de su Early Access
Artículo siguienteNuevo tráiler para Free Guy, película donde Ryan Reynolds da vida a un PNJ de un videojuego
analisis-ghost-of-a-tale-2Ghost of a Tale es un cuento que nos atrapará por su propuesta visual, jugable y narrativa. Gran trabajo a nivel artístico en una versión que, aunque rinde de manera muy fluida, ha perdido parte de la gracia del título original: los movimientos de Tilo. A parte de esto, estamos ante una propuesta muy recomendable que le sienta muy bien al catálogo de Nintendo Switch.