"A los jugadores de siempre y a quienes hoy descubrís Final Fantasy". Con esta frase nos recibe la decimoquinta entrega (numerada) de la saga de Square Enix cada vez que jugamos, una declaración de intenciones en toda regla. Y no es para menos, sabiendo que el desarrollo de Final Fantasy XV ha durado unos diez años, pasando por distintas fases y con cambios de director del juego.

Recorriendo Eos

La historia de Final Fantasy XV nos sitúa en el mundo de Eos, donde las naciones de Lucis y Niflheim van a firmar un tratado de paz después de muchos años de hostilidades. Este tratado culminará con el matrimonio del príncipe Noctis, del reino de Lucis, y Lunafreya, princesa de Tenebrae. El matrimonio se celebrará en la ciudad de Altissia, a la que parten el príncipe Noctis y sus amigos Gladiolus, Prompto e Ignis.

Sin embargo, todo es una artimaña del imperio de Niflheim para atacar Lucis y robar el cristal sagrado de Insomnia, la capital del reino. Tanto Noctis como su padre y la princesa Lunafreya son dados por muertos, lo que coloca a Niflheim en una situación de dominio absoluto de la región. El príncipe de Lucis se ve entonces abocado a recorrer la región de Eos para recuperar el trono de su nación.

El Regalia será nuestro medio de transporte habitual para los desplazamientos por carretera. Deberemos prestar atención al combustible para no quedarnos tirados lejos de la civilización. Por suerte, hay un importante número de áreas de servicio en las que podremos repostar y comprar provisiones, así como degustar algún plato y aumentar temporalmente nuestras capacidades (vitalidad, fuerza, resistencia a elementos...). Además, podremos recurrir al alquiler de chocobos para acceder con mayor rapidez a las zonas más recónditas de la región.

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Un apartado gráfico muy vistoso

El aspecto visual de Final Fantasy XV raya a un nivel muy alto. La región de Eos cuenta con paisajes muy variados como bases militares, sabanas, bosques, áreas fluviales e incluso un volcán. Las ciudades como tal son bastante escasas aunque hay que destacar la ambientación de Altissia, una Venecia modernista con mucha vida en sus calles. Para reponer fuerzas y aceptar cacerías, debemos recurrir a las áreas de servicio repartidas por la amplia red de carreteras del mapa:

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El sonido es uno de los puntos donde el juego brilla con más intensidad. Su banda sonora desprende calidad por todas partes, con distintos temas de combate y unos arreglos de cuerda realmente sublimes, sin olvidarnos de la magistral versión de Stand By Me de Florence and the Machine que nos recibe en los primeros compases del juego.

Además, podremos disfrutar de los temas más emblemáticos de cada título de la saga cuando conducimos el Regalia y también cuando recorremos a pie los parajes de Eos. Por desgracia, el juego no está doblado al castellano pero el doblaje al inglés es de gran calidad (además, el juego cuenta con voces japonés, alemán y francés). Los textos en castellano han sido perfectamente adaptados, incluyendo guiños a programas de televisión y adaptaciones de expresiones cotidianas ("ser un pagapociones").

Descansar, la base para mejorar al equipo

Cuando cae la noche en la región de Eos, se hace muy difícil viajar por el mapa debido a la aparición de cadentes, unos poderosos demonios que pueden liquidarnos en cuestión de segundos si no vamos bien preparados. Es en esta parte del día cuando se hace aconsejable descansar.

La experiencia que vamos obteniendo a base de derrotar enemigos y cumplir misiones se acumula en forma de bagaje, pero no hará subir de nivel a nuestro equipo hasta que no hagamos noche, ya sea montando un campamento o alojándonos en algún hotel o caravana repartidos por el mapa. Si optamos por acampar, podremos entrenar con nuestros propios compañeros y degustar uno de los platos de Ignis (siempre y cuando contemos con los ingredientes necesarios). Por otra parte, los hoteles o caravanas nos harán gastar guiles pero nos permitirán multiplicar los puntos de experiencia a consolidar.

Las aficiones de cada uno de los personajes también acumulan su experiencia cuando descansamos: pesca, supervivencia, cocina y fotografía. Cada una de ellas se mejora practicando (salvo supervivencia, que se consigue caminando largas distancias), y subir de nivel en cada una de ellas nos otorga diversos beneficios como mayor resistencia del hilo de pesca, obtener objetos más valiosos tras un combate, filtros fotográficos o nuevas recetas para Ignis.

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Los chicos de los recados

Mientras recorremos Eos con nuestro equipo, podremos ayudar a diversos personajes con las tareas que nos encargan. La mayoría se centran en ir a recoger un objeto y llevarlo a un punto determinado, aunque también nos encontraremos a cazadores heridos a los que podremos ayudar con una poción, o a conductores que se han quedado tirados en una carretera y que necesitan un kit de reparación para su vehículo.

Las cacerías son otras de las misiones secundarias más habituales que tendremos que afrontar. Estas misiones se aceptan en los restaurantes o zonas de servicio y requieren acabar con un grupo de enemigos en un punto determinado del mapa (e incluso en un momento determinado del día o en días lluviosos). Si acabamos con todos los enemigos, podremos cobrar la recompensa en un área de servicio (guiles y algún accesorio), además de obtener estrellas de la liga de cazadores.

En líneas generales, las misiones secundarias se hacen bastante repetitivas y son irrelevantes de cara a la historia. Las únicas que aportan algo de originalidad y variedad son las mazmorras opcionales repartidas por el mapa, en las que se encuentran las armas legendarias de Lucis. Algunas de ellas requieren de un nivel alto y enfrentarnos a algún poderoso enemigo al final, pero la recompensa bien merece la pena.

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Se acabaron los combates por turnos

Los combates de Final Fantasy XV renuncian al sistema de turnos tan habitual en muchos de los juegos de la saga. La mecánica es muy similar a la de la saga Kingdom Hearts: nos movemos libremente por el escenario con Noctis y contamos con un botón para atacar y otro para rodar, esquivar e incluso bloquear ataques. La cruceta nos servirá para cambiar rápidamente entre armas o los hechizos de que dispongamos en ese momento, mientras que el botón R2 nos permitirá abrir el menú de selección de objetos para curarnos con pociones, elixires o las clásicas colas de fénix.

El uso de la magia ofrece novedades con respecto a títulos predecesores de la franquicia. En esta ocasión, sólo hay tres elementos mágicos: fuego, frío y relámpago. Los elementos se encuentran presentes en la naturaleza en forma de puntos de extracción, y se combinan en un vial mágico. A mayor cantidad de magia de un elemento, mayor potencia del hechizo. Además, podemos añadir objetos a la mezcla para dotar al conjuro de efectos secundarios como curar a nuestro equipo, causar estados alterados o incluso incrementar la experiencia ganada en combate.

Por último, las invocaciones o sidéreos serán nuestra mejor baza en los combates pues pueden causar una cantidad de daño muy considerable. Sin embargo, no podemos recurrir a su ayuda siempre que queramos sino que podremos invocarlos en situaciones aleatorias (normalmente cuando estemos en apuros).

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Una trama con poca intensidad

Aquí nos encontramos con uno de los talones de Aquiles del juego. Uno de los puntos que siempre ha brillado con luz propia en la saga parece no estar a la altura en este Final Fantasy XV. Ésto no quiere decir que la historia sea pobre, sino que su desarrollo sufre altibajos bastante pronunciados durante los catorce capítulos en los que se ha dividido el juego.

Durante la primera mitad del juego el argumento parece avanzar lentamente. En cierto modo, da la impresión que es una de las consecuencias de estar en un mundo abierto: pasar demasiadas horas aceptando cacerías y viajando de un lado a otro para completar misiones secundarias puede hacernos perder la perspectiva de nuestro verdadero destino (lo que se ve acentuado por unas misiones secundarias sin ninguna trascendencia para la trama). Como se había confirmado antes del lanzamiento del juego, el avance se vuelve lineal en el último tercio del juego; es en este tramo cuando se tiene la sensación de que la historia va avanzando.

Los DLC que irán saliendo en los próximos meses también parecen ser la causa de que algunas partes de la narrativa parezcan incompletas. En algunos puntos de la historia no queda muy claro el modo de actuar de algunos personajes principales, lo que nos lleva a pensar que dichos contenidos adicionales complementarán el argumento principal (aunque muchos otros pensamos que más bien completarán las posibles lagunas a nivel de trama).

Por suerte, se mantienen algunos de los valores que siempre han caracterizado a la saga como la amistad o el compañerismo. Prompto, Ignis y Gladiolus no acompañan a Noctis en calidad de vasallos para que el príncipe se reúna con Lunafreya, sino que se trata de un grupo de amigos que viajan arriesgando su propia vida por el bien de uno de ellos.

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Conclusiones

En líneas generales, la larga espera hasta la llegada de Final Fantasy XV ha merecido la pena. Estamos ante un juego de gran calidad, que mantiene los pilares básicos de la saga (una trama con toques fantásticos, objetos, monstruos, los simpáticos chocobos...) pero que a la vez ha arriesgado en algunos aspectos para ofrecer una experiencia distinta a la que la saga nos venía ofreciendo, como la presencia de un mundo abierto con muchas tareas secundarias, un sistema de combate en el que nos podemos mover libremente por el escenario o la manera de subir de nivel a nuestro equipo.

Para los amantes de la saga, puede que la historia no les parezca tan trabajada como en entregas anteriores y que la presencia de DLC pueda desagradar a los jugadores más tradicionales, además de una duración algo menor para completar la historia (entre 35 y 40 horas, pero pueden llegar a duplicarse si queremos completar todas las cacerías y misiones secundarias). Pero a pesar de estos defectos, Final Fantasy XV es un RPG altamente recomendable que nos mantendrá enganchados a nuestra Playstation 4 durante muchas semanas.