El planteamiento de Assassin's Creed, esa posibilidad de revivir la historia de los letales assassins y su implicación en el curso de la humanidad, de poder viajar a cualquier lugar y época del mundo ha sido uno de los atractivos de la saga y uno de los motivos que tanto han conseguido enganchar a los fans. ¿Quién no quiere probar los últimos inventos de Leonardo Da Vinci en la Florencia del Renacimiento, conspirar con Napoleón Bonaparte durante la revolución francesa por las catacumbas de París o formar parte de la lucha obrera en la revolución industrial de una ciudad tan cambiante e icónica como Londres?

Son muchas las épocas que los aficionados quieren revivir y seguramente las dos más demandadas son el Egipto de los Faraones y el Japón Feudal, la primera demanda queda cubierta con este Assassin's Creed Origins, y algo me dice que la segunda también llegará tarde o temprano, aunque Sucker Punch se les haya adelantado.

Así que, querido lector, vamos a viajar juntos a las pirámides de Keops, a descubrir los secretos que encierran las tumbas de Guiza, a derrocar reyes y salvar desvalidos, eso sí… llévate protección solar y mucha agua, el desierto no perdona…

Así empezó todo

Han sido dos años los que han pasado sin Assassin's Creed – salvo que contemos la película, pero mi mente está tratando de olvidarla – y Ubisoft llevaba tiempo sin darse un descanso para poder preparar en condiciones el siguiente título de la saga, para poder dar un salto de calidad lo bastante notorio como para acallar todas las críticas, además de dirigir a la saga hacia caminos inexplorados. Egipto lo merecía.

Porque Egipto es el protagonista real de Origins, un juego que nos cuenta los orígenes de la hermandad de los assassins a través de Bayek, el medjay o protector del pueblo, y de Aya, su esposa valiente y apasionada. La trama se presenta algo irregular, con varios focos que se encienden, brillan con más o menos fuerza y terminan apagándose para dar paso a otros. Tenemos un drama familiar que da paso a un deseo de venganza, el típico esquema de eliminación de objetivos en una estructura piramidal y las luchas de poderes entre Cleopatra, Pompeyo o Julio César por el control de Egipto. El problema es que una ambientación tan especial y querida daba para mucho más, y tal vez Ubisoft ha pecado de querer tocar demasiados palos en lugar de centrarse en una historia más compacta y concreta, resultando una dispersión de sucesos que no nos terminan de enganchar, más allá del interés en ciertos momentos y de un final que trata de remontar y que termina en lo alto.

El ritmo en este tipo de juegos también es complicado de mantener si nos entretenemos con todas las misiones secundarias, y probablemente lo haremos, no sólo porque muchas de las principales requieren cierto nivel y querremos llevar un mejor equipamiento y habilidades, también porque muchas son divertidas de jugar y disfrutables. Encontraremos decenas de ellas, tantas que es inevitable encontrarse algunas genéricas – encuentra un familiar perdido, rescata a fulanito retenido en la fortaleza, recupera esto que me han robado – pero otras sí que se han tratado con cariño, se les ha dotado de argumento y hasta consiguen sorprender, pues encontramos tareas aparentemente sencillas que terminan resultando mucho más grandes y reveladoras.

¿Y qué hay del personaje? No está mal pero también peca un poco de genérico. Bayek es un hombre recto, resuelto, con un gran sentido del deber y de proteger al débil, violento y pasional, pero le faltan matices, ya hemos visto este tipo de personajes muchas veces. Lo destacable, no sólo para Bayek sino para la mayoría de personajes, es esa mentalidad de la época de disfrutar de la vida y aceptar la muerte como algo más, pues ésta podía llegar en cualquier momento (la esperanza de vida en aquella época… ya os podéis imaginar). También me ha gustado que Bayek y Aya sean tan intensos y vivan con tanto entusiasmo su sexualidad, pero quizás esa pasión también debería haber generado más conflicto y dar más de sí.

Y hablemos de la duración de Assassin’s Creed Origins, aquí no hay ninguna pega, estamos ante uno de los juegos más largos de la saga, sólo la campaña principal sin hacer secundarias nos puede ocupar 30-40 horas, pero si le sumamos las más de 100 misiones secundarias superamos ampliamente el centenar de horas, más de un centenar de horas de diversión y entretenimiento en un título que no está conectado a internet es algo que muy pocos pueden decir, así que el ratio horas disfrutadas/euro es realmente bueno. Ofrecer esa cantidad de contenido es un trabajo titánico de guion, doblaje, traducción… lógicamente no todas las secundarias están al mismo nivel pero el interés siempre se mantiene alto y es una gozada pasear por un mapa tan gigantesco y verlo plagado de actividades y zonas de interés, sabiendo además que en cualquier rincón se puede descubrir algo nuevo y emocionante.

¿Se aprovecha Ubisoft de la ambientación de Egipto? Bueno, digamos que han querido abarcarlo todo, eso nos ha dejado muchos momentos intensos pero el argumento se ha resentido por ello. No podían faltar las investigaciones dentro de las pirámides, la lucha con enormes bestias mitológicas, carreras de cuadrigas, asesinatos en termas o imponentes batallas navales de contexto histórico, dejando claro que el estudio responsable del desarrollo de Origins ha sido el mismo que el que se ocupó de Assassin’s Creed Black Flag. Hay pocas cosas que uno pueda pensar cuando termine el juego del tipo:  “deberían haber incluido esto… ¿cómo no metieron aquello?”. Es el precio que hay que pagar para hablar de todo, y habrá a quien le parezca la decisión correcta, aunque para mí un hilo argumental más coherente y concreto habría sido mejor y si hubiesen dedicado dos o tres entregas a Egipto para contar más y contarlo mejor creo que a nadie le habría importado demasiado.

La Revolución de los controles

Es posible que este no sea vuestro primer Assassin’s y que ya seáis todo unos expertos en el arte del sigilo, el asesinato aéreo y la cuchilla oculta. Esta vez tendréis que estar muy atentos al tutorial, pues Ubisoft ha cambiado muchas cosas sobre uno de sus puntos más débiles históricamente, el combate, lo que ha obligado a los desarrolladores a modificar el esquema de control para darle una mayor profundidad a la lucha.

Jugablemente Origins es muy reconocible como título de la saga, así que tampoco os asustéis, seguiremos teniendo vuestros edificios para escalar, los carros de heno para ocultarnos y asesinar sin ser vistos, las atalayas… es evidente que la altura del juego se ha visto muy reducida para ser coherente con el contexto histórico, salvo Alejandría la mayoría de núcleos de población están formados por unas pocas edificaciones y la posibilidad de recorrerte la ciudad saltando de tejado en tejado es nula, aunque Ubi ha hecho lo que ha podido colocando muchos elementos para darle continuidad al parkour como cuerdas, andamios o árboles. Veníamos de Londres y la necesidad de usar un gancho para recorrer en vertical grandes distancias y aquí han prescindido de él con acierto. Además existe una gran cantidad de puntos de escalada, también en las zonas rocosas, nunca se echa en falta ninguno y eso es algo digno de alabar en un juego de estas dimensiones.

Pero vamos a las novedades, que como digo son acertadas y muy bienvenidas. Empezando por el combate, que sin ser perfecto es mucho más profundo ahora, pues tenemos ataque ligero y pesado que se puede cargar, un medidor de adrenalina para activar un modo potenciado durante unos segundos, el uso del escudo, el arco y las flechas y una buena variedad de armas para poder elegir nuestro estilo de lucha preferido, con armas ligeras de ataque rápido, lanzas con las que poder ensartar al rival y armas pesadas para golpes más lentos y contundentes. Otro pilar del combate es el nivel, el nuestro y el de nuestros enemigos, siempre presente y a tener en cuenta, pues los enemigos ahora nos atacan a la vez (ha costado…) y enfrentarse a varios con nivel superior tiene pocas posibilidades de éxito.

Antaño uno casi huía del enfrentamiento directo y usaba el sigilo más de lo deseable porque el combate era una sucesión de golpes mortales encadenados o juego de pulsar en el momento adecuado, ahora resulta un reto enfrentarse a los enemigos, tener que esquivar, bloquear, huir y esconderse, saber que no todos los rivales morirán de un ataque aéreo, tenderles trampas, soltar alguna bestia y subirse a un punto elevado para disfrutar del espectáculo… Ubisoft nos ofrece múltiples formas de completar las misiones y ha conseguido que todas resulten estimulantes. Otra novedad es el uso del águila para estudiar el terreno, señalar a los rivales, marcar los objetivos principales y saber dónde se encuentran los puntos de interés. Aunque alguno lo critique como un claro aprovechamiento de los drones que hemos visto en Watch Dogs 2  y especialmente en Ghost Recon: Wildlands, lo cierto es que tiene sentido y es mejor que un estudio inicial del terreno, pues nos permite tener una vista de pájaro – nunca mejor dicho – de la situación en cualquier momento, y es que la situación suele ser cambiante.

El juego cuenta con un auto-level de dificultad muy claro, las misiones principales y la mayoría de las secundarias se van abriendo acorde con nuestro nivel, aunque a veces podemos escoger las de un nivel superior para enfrentarnos a un buen desafío, pero Origins no deja de ser un mundo abierto y siempre podemos liarnos la manta a la cabeza y asaltar una fortaleza de nivel alto armados de paciencia y habilidad assassin. La dificultad del juego en cualquier caso está bien equilibrada y el modo difícil presenta un reto interesante. Si somos muy ansiosos y queremos mejorar rápido podemos usar las micro transacciones, pero todo se puede conseguir jugando y sin pagar, y desde luego de esa manera es mucho más satisfactorio.

El nivel, ese componente RPG, está muy presente no sólo en nosotros y los enemigos, también en las armas y el equipamiento. Gracias a un menú muy gráfico podemos mejorar cualquier cosa, ya sea recolectando materia prima – cazando bestias al estilo Far Cry –, obteniéndolas saqueando botines o comprándolas con monedas en el mercado. Encontraremos cada vez armas de mayor nivel que nos animarán a ir cambiando de estilo, desde las dos espadas o el arco de disparo rápido o con sigilo al mazo contundente y el arco con disparo “con efecto”. Además muchas acciones, no solo completar misiones, subirán nuestro nivel y nos darán puntos de habilidad para ir desbloqueando nuevas acciones en un árbol en el que podremos definir a nuestro assassin como luchador aguerrido, escurridizo o hábil con el comercio, desbloqueando habilidades como la posibilidad de tirar a un rival del caballo, usar dardos envenenados, obtener XP por determinados ataques o mi favorito, activar la cámara lenta para disparar flechas en el aire.

Este giro de la saga hacia una vertiente RPG se siente muy natural y con mucho sentido, y le otorga una profundidad al juego que no tenía. El título te motiva a ir mejorando cuando no te obliga a ello, ya no sólo se trata de hacer cosas por completar un porcentaje en una estadística o conseguir un trofeo, tendremos motivación para mejorar y además las tareas que tengamos que hacer para ello serán divertidas. También se ha dejado de lado ese coleccionismo absurdo de objetos repartidos por el mapa, como las plumas, que aquí a modo de guiño tienen un significado muy distinto. Ahora los “trofeos” están más escondidos – cómo no aprovechar los templos, cuevas, tumbas o pirámides para ello – y su recolección es más satisfactoria.

No podemos hablar tan bien de la IA rival, otro de los talones de Aquiles de la saga, y aunque es cierto que vemos ciertas mejoras en las estrategias de los enemigos al atacarnos – reagrupándose, buscando atacar por varios flancos – también notamos los habituales fallos al subir uno a uno a un punto elevado como corderos o metiéndose alegremente en una zona en llamas (el fuego, por cierto, cobra importancia y ofrece interesantes aplicaciones estratégicas). Estos errores son ya una marca más en la IP, igual que los bugs, como que vayas paseando por una ciudad y se te cruce un caballo a velocidad supersónica para estamparse contra una casa, o un aldeano que mira a la pared sin moverse o se queda atascado en una escalera. Casi nunca molestan y muchas veces son graciosos, además hay que ser comprensibles teniendo en cuenta la escala del juego.

También es novedad la caza, algo que el contexto histórico casi obligaba a utilizar y aporta doble interés, el de recolectar para fabricar y mejorar nuestro equipamiento y el de mantener el interés durante nuestros largos viajes, pues en cualquier momento nos podemos cruzar con un hipopótamo sanguinario – y yo que les tenía por animales más pacíficos… -, una manada de fieros leones, una jauría de hienas o unos cocodrilos tan implacables como hambrientos. Eso sí, no todos los animales querrán comernos, habrá camellos y caballos para cabalgar, burros, cabras y hasta gatos que podremos acariciar y que luego nos seguirán un rato. ¡Tan adorables…!

Y las novedades no acaban ahí, el juego nos permite bucear y surcar las profundidades para descubrir sus secretos – dotando además a Bayek de una capacidad pulmonar soberbia para campar a nuestras anchas por el fondo marino – y también tenemos a un simpático y joven mercader que nos ofrecerá retos itinerantes, unas misiones/recuerdos relacionados con las constelaciones relajantes y muy instructivas, incluso se recuperan las secciones en el presente con una trama relacionada con Abstergo, aunque no resultan muy interesantes, nada que ver con los primeros juegos, y eso es algo que siempre he echado en falta y lo sigo haciendo.

En definitiva, Assassin’s Creed Origins te da cientos de horas de juego y son horas entretenidas gracias a su variedad jugable. El mayor tiempo de desarrollo ha servido para que Ubisoft se centren en darle mayor riqueza a los puntos que más flaqueaban, especialmente el sistema de combate, y ese giro hacia una estructura de misiones y progresión a lo “The Witcher III” lo convierten en un juego más profundo y divertido.

Egipto luce y brilla bajo el sol

Al hablar del apartado técnico de un juego de la franquicia Assassin’s Creed uno suele utilizar la palabra “irregular” porque sus juegos suelen ofrecer escenarios amplios y plagados de detalles o un trabajo arquitectónico tan fiel como espectacular, pero también de problemas de framerate, algo de popping, clipping y los problemas de IA ya mentados. ¿Sucede lo mismo con Origins? Sí, pero menos.

El “año extra” que han tenido en Ubisoft ha servido para mejorar el aspecto gráfico general, algo que se deja notar en una gran iluminación, un excelente trabajo de partículas – especialmente en las tormentas de arena – o en el agua, manteniendo la calidad habitual de los edificios emblemáticos y los lugares icónicos. Hay que ser justos en las comparaciones, otros juegos como Uncharted: Lost Legacy o el propio The Witcher III se ven mejor, pero ni su escala (en el primero) ni sus posibilidades jugables (en el segundo) son comparables. El nivel de Origins es alto en todo momento, es capaz de maravillar con los detalles del exterior de la biblioteca de Alejandría, una ciudad que mezcla influencias griegas, romanas y egipcias, y también de sobrecoger representando como pocos la inmensidad del desierto y su vacío, ajustando claro está su escala para que recorrerlo no sea un suplicio.

La mejor prueba de la mejoría gráfica se puede encontrar en el Modo Foto, que la compañía gala ha incluido con orgullo, y que nos ha dejado ya algunas capturas para el recuerdo. ¿Hay pegas? Claro, no siempre las texturas cargan a tiempo, los citados bugs, no todas las salas están bien iluminadas – especialmente molesto a veces entrar en una cueva y encontrar una transición de luz tan molesta – y el framerate no siempre logra permanecer tan estable como quisiéramos, pero son cosas normales considerando el inmenso tamaño del mapeado y que no existe ningún tiempo de carga. En este sentido hay que reconocer que la versión de Xbox One X, que hemos podido probar en distintos eventos, luce mejor y funciona con más fluidez que la que hemos tenido ocasión de analizar con PS4 Pro, aunque como digo son ralentizaciones puntuales, nada que ver con lo que pasó con AC Unity, y ambas versiones son disfrutables, igual que lo son en una PS4 y una Xbox One estándar.

¿Y el audio? Bueno, aunque sigo echando de menos al gran Jesper Kyd (para mí la BSO de Assassin’s Creed II es una de las mejores de la historia del videojuego)  hay que reconocer que el trabajo de Sarah Schachner – que ya trabajó en AC Unity, AC Black Flag o Far Cry 3 – es muy bueno, logrando representar la dualidad que ofrece el desierto, un lugar que puede ser tranquilo y místico pero también mortal, y un hermoso atardecer se puede transformar en segundos en una peligrosa tormenta de arena.

Nos encontraremos música orquestal intensa en las escenas de acción o sutiles notas de instrumentos primitivos como un laúd de cuello corto, un cascabel o un tambor hecho de piel de animal para darle un toque de autenticidad y misterio, con un fuerte componente de música arábica para que no olvidemos donde estamos. Además los efectos de sonido están a la altura de cualquier superproducción que se precie, con especial atención a los rugidos de las fieras que dan auténtico pavor, el sonido de las armas al golpear con el escudo o el siseo de las flechas.

De las voces por lo general también podemos darnos por satisfechos, Bayek está doblado por Jordi Boixaderas, la voz habitual de actores tan potentes como Sean Bean (El Señor de los Anillos, Juego de Tronos), Russell Crowe (Gladiator, Master and Commander), Daniel Craig (James Bond) o Clive Owen (Hijos de los Hombres), y la fuerza de su voz es perfecta para el papel. También otros actores de doblaje consagrados como Ana Esther Alborg (voces de Bryce Dallas Howard, Amy Adams o Emily Blunt) y Juan Antonio Arroyo (todo un veterano en los videojuegos, ha sido el narrador de Battlefield 1, Lakhir en Horizon Zero Dawn, Cayde-6 en Destiny 2, sólo por citar algunos recientes) hacen sin duda un  gran papel, no podemos decir lo mismo de Clara Lago como Cleopatra, ahí Ubisoft ha querido contar con una cara conocida de cara al marketing y aunque la chica le pone entusiasmo su voz no termina de encajar. En cualquier caso la opción de escoger las voces en inglés con subtítulos está ahí. También mejorable es la variedad de frases que dicen los NPC a nuestro paso, pues aunque sean en egipcio las escucharemos repetidas una y otra vez (especialmente una señora que los llama “idiots” sin venir a cuento… ¿qué le habremos hecho?).

Conclusiones

Los fans de Assassin’s Creed hemos pedido con tanta fuerza viajar al Egipto de los faraones que Ubisoft no sólo nos ha escuchado, sino que se ha tomado un tiempo extra para ofrecernos un juego muy extenso en duración y el tamaño. El estudio ha introducido algunos cambios importantes , un sistema de combate más profundo, un mayor peso a la parte “RPG” y una estructura de misiones y subidas de nivel que motivan a querer hacerlo todo y exprimir bien lo que se ha preparado.

Los detractores podrán criticar que se parezca demasiado a cierta saga de CD Projekt, sacar un recopilatorio de bugs o criticar a los franceses por no ser capaces de lanzar un juego que vaya 100% fluido, pero tendrán que reconocer que jugar a Assassin’s Creed Origins es una experiencia divertida que nos tendrá entretenidos durante meses porque nos motivará para querer exprimirlo todo.

Tal vez la historia, por ser demasiado ambiciosa, presente esos altibajos y la parte del “presente” tenga poca fuerza y coherencia, pero el juego es capaz de regalarnos algunas escenas memorables, nos recuerda que tras cualquier pequeña grieta puede esconderse un tesoro oculto y que escalar una pirámide y descubrir sus secretos es tan estimulante como podíamos imaginar.

Hay motivos de sobra para querer descubrir el origen de los Assassin's y su lucha contra los templarios a lo largo de la historia. Es un viaje largo y peligroso pero, creerme, nunca fue tan satisfactorio recorrerlo.

Dónde comprarlo

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